Capítulo 3

15.9K 1K 92
                                    

Solté una que otra palabrota mientras me sentaba en el primer escritorio frente al escritorio de Severus. El levanto la cabeza un poco y me miro por unos momentos para luego mirar sus pergaminos nuevamente. Mis manos se cerraron en puños hasta que mis nudillos se colocaron más pálidos de los que ya eran. Respire profundamente y cerré los ojos intentando calmar toda irritación que corría atraves de mis venas. Estupidos Weasley's.

— Malditos.

— Porqué creo que estas hablando de nosotros.

Gire mi cabeza conectando mis ojos con los ojos azules que me miraban con diversión. Hice una mueca de asco y río. ¿Como puede reír de todo y de todos?

Se podría saber como una niña como tu, esta haciendo en esta aula a esta hora.

— Supongo que no a dormirme sobre él caldero como otras personas.

— Golpe bajo.

— Ni que te hubiera dado en las pelotas, ridículo.

— Tsss, una niña no debería tener ése vocabulario.

— Pero yo no soy como las demás, así que largo de mi vista.

— ¡Weasley a su asiento!

Solté todo él aire que estaba conteniendo para no arrancarle esos grandes ojos azules y me gire para mirar a Snape mientras él pelirrojo se sentaba junto a su hermano. Snape comenzó a dar la clase y cada oportunidad que tenia la aprovechaba para quitarle puntos a los leones. Si lo dejaran les quiritaria puntos hasta por respirar, mas bien por existir. Fui la primera en colocarme de pie cuando la clase llego a su fin y sin decir una sola palabra. Prefería estar en mis entrenamientos que rodeada de toda esta gente. Suelen decir que es mejor malo conocido que bueno por conocer.

— Oye tu, Enana.

— ¡Si tu misma!

— ¡Espera! ¡No te hagas la sorda!

Apreté mi varita dentro del bolsillo de la capa y la saque sin detener mi andar.

— Es que no es lo mucho, es lo corrido. ─ murmure molesta. ─ ¡Paren de joder!

— Que amargada eres.

Mire mi varita y luego los mire a ellos, sonrieron ahora si con nervios, sonreí.

— Eres demasiado pequeña para ser tan amargada.

— Y mal hablada.

—¿Que es lo que quieren?

Exclame rendida, si los escuchaba por unos momentos tal vez me dejaran de molestar. En otra circunstancias los hubiera mandado contra él muro.

— Solo queríamos presentarnos.

— Weasley's ya se quienes son. — ¿Es enserio? Me están haciendo perder el tiempo para esto.

— Pero no como se debe pequeña Damita. ─ ¿Me acaba de llamar Damita?

—Somos Fred. — el pelirrojo señalo su hermano. — Y yo soy George.

— Fred. —señale al pelirrojo que dijo que era George. — George.

— Ni-siquiera eres nuestra madre y lo descubriste.

Ambos rieron mientras chocaban sus puños y yo rodé los ojos.

—¿Y usted como se llama pequeña damita?

—No me digas pequeña Damita. — murmure entre dientes mientras miraba a ambos gemelos. Me estaban irritando. — Me llamo Diana.

De repente sentí una punzada en mis costillas y de ahí recorrió todo mi cuerpo. Los gemelos me miraron y yo los mire a ellos una vez antes de alejarme. La cabeza también comenzó a dolerme pero no como el día de ayer cuando vi a Potter, este dolor era mas, inducido.

Cuidado con lo que haces.

La voz de Lucius se escucho desde lo mas profundo de mi cabeza y me dieron ganas de dejar a Draco sin padre. ¿Quien se cree? Maldito, maldito mil veces, maldito.  Aunque el dolor era mas para crearme molestia que para hacerme sufrir. Lucius me escucharía cuando nos volviéramos a ver, él no tenia ningún derecho.

***

Llegue a los invernaderos y la profesora me miro de arriba a abajo, rodé los ojos mientras me sentaba. ¿Y esta que? Hasta Snape que es un amargado siempre puso mejor cara al verme.

— Mira Greg, damita esta aquí.

Fruncí mi ceño y sentí como todo mi espacio personal fue invadido, a cada lado tenía a un clon pelirrojo. Los mire fastidiada, me sonrieron divertidos.

— Son verdaderamente fastidiosos.

— Hermosos también.

— Y muy sensuales.

Solté a reír ante eso, me mordí él labio y coloque una expresión seria mientras ellos se seguían riendo. Negué ante repentino comportamiento.

— Eres muy adorable. ─ el clon llamado George me apretó la mejilla.

—No me toques Weasley.

Lo mire colérica de enojo cuando apretó mi mejilla y me coloque de pie llamando la atención de la profesora y los estudiantes. Empuje a George para poder salir del banco.

—Seño...

Salí de los invernaderos revolviendo mi cabello que ya había dejado de ser una ordenada trenza. Un trueno resonó y un dolor punzante en mi cabeza apareció. Levante mi cabeza, Encontrándome con unos ojos verdes mirándome.

— No deberías estar aquí.

— Lo se, pero la idea de joder tu vida no me desagrada. — reí cuando vi que saco su varita .—No puedes contra mi Potty, tu dolor es más grande.

Soltó un quejido y sonreí maliciosamente mientras daba unos pasos más hacia él.

—¿Como pretendes destruirlo? Tan si quieras aguantas tenerme cerca. Eres muy débil.

La hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora