La hija de Voldemort

Capítulo 22

– Diana. – Fred comenzó a caminar hacia mi pero yo seguí con mi camino hacia Potter quien se retorcía de dolor en el suelo. ¿Como El elegido podía ser tan debil? A mi me dolía, claro que me dolía pero me lo aguantaba, yo he pasado por cosas peores y no me paso llorando como una bebé cuando tengo dolor.

Odió, dolor, rencor. Merlín quería golpearlo. Mi cuerpo se movía hacia el con determinación. Este chico tenía que aprender por que tenía que aprender. El debía entender que tenía ayuda, que no era yo, que él tenía quien lo apoyara y luchará junto el. Yo debía luchar contra ellos y conmigo misma, pero él tiene la posibilidad de lograr algo. Yo voy directo al infierno, yo debo morir.

– ¡Harry! – me arrodille a su lado y lo tome fuertemente del pelo para que esté me mirará.–¿¡Que haces!? ¡Sueltalo!

– Potter, Potter... –sisee en su oído y escuché un jadeo de desesperación.- ¿Como piensas que podrás con el Señor Tenebroso si nisiquiera puedes estar junto a mi? ¿Como crees que lo harás? – lo hice mirarme y sus ojos estaban cristalizados, toda su cara estaba totalmente roja por el dolor. –Mirame, mírame bien Potter, no pienses en el jodío dolor por que si no van a poder contigo. Tienes que obviar el dolor, usalo a tu favor. ¡Respira!

– ¡Diana suéltalo! – una voz hizo eco en mi cabeza y solté a Harry mientras me hacia atrás. Me sujete la cabeza con fuerza y mis ojos se cristalizaron.

Te lo advertí.

Narra Fred

Todo paso en cuestión de segundos, en un momento Diana estaba hablando de una manera muy amenazadora a Harry y ahora se encontraba en el suelo sugetandose la cabeza con fuerza. Todos fueron hacia Harry y yo fui directamente hacia ella. Me arrodille a su lado tomando su cabeza con mis manos retirando la suyas, intentando que sus ojos se conectaran con los mios pero no lo conseguí. Lo que sea que estaba pasando era más fuerte.

– Diana, castaña, reacciona. – murmuraba preocupado viendo como las lágrimas comenzaban a bajar por su mejilla. – Damita, vamos.

– Lo siento Fred.

– ¡Weasley alejate! –alguien me tomo de la capa arrastrándome con fuerza, yo me negué pero la presión fue más fuerte. La profesora MacGonagall se acercó a elle con rapidez y luego miro hacia donde había parado el director para calmar a los que estaban ahí.

– Su pulso está muy débil, esta dejando de respirar.

Todos se callaron, hizo un silenció sepulcral tanto que se podía escuchar los gritos de Pevees desde el castillo. Todo mi yo se congeló, mi corazón se quebro, las lágrimas bajaron en un instante y comencé a negar ante esa oración. Ella no podia... Ella hace unos minutos estaba bien. ¿Que estaba pasando? El agarre que me había tomando, se había aflojado así que me solte y comencé a caminar, pero antes de que pudiera acercarme Diana desapareció, su cuerpo inconsciente en el suelo desapareció.

– ¡Diana!