Capítulo 28

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Sortilegios Weasley el primer y nuevo negocios de los Gemelos Weasley se encontraba en medio de su apogeo. Los gemelos luego de que se fueron del colegio y con el dinero que Harry les había dado luego de ganar el Torneo de los Tres Magos mas lo que ellos mismo se habían ganado en el colegio vendiendo sus bromas en el colegio, abrieron este local para alegrar un poco al mundo de la guerra que comenzaba a crecer frente a sus narices. Esa tienda era un sueño vuelto realidad para ese par.

Todo el callejón se encontraba completamente vacío mientras que la tienda de los gemelos estallaban en risa, felicidad y algo más. Esa tienda estaba siendo un completo éxito. Si la tienda seguía de esa manera abrirían un sucursal en otra parte de Londres Mágico y con algo mas de suerte en otros países.

Pero las risas que brotaban de ese local se esfumaban una vez volvían a la realidad de su mundo en estos momentos. Se llenaban de miedo.

En uno de los tantos callejones que se encontraban vacíos una encapuchada y miro a lo lejos el local. Tenía tantas ganas de entrar pero de hacerlo sabía que si lo hacia nuevamente causaría problemas. Muy poco le importaban los demás pero le gustaría ver a Fred, eso era lo único que quería desde el momento en que se fue. Se mantuvo un rato entre las sombras mirando como la gente entraba y salia del extravagante local.

En un momento tres figuras salieron del local llamando su atención. Frunció el ceño y los siguió con mucho cuidado de que no la vieran o sintieran que los estaban siguiendo. También tenía que evitar que alguien mas la viera en ese callejón. Ni siquiera la escoria que tenía como aliados tenían conocimiento de su pequeña salida de la Mansión Malfoy y aunque lo supieran no podían saber que fue al callejón.

Narra Diana

¿Que demonios esta haciendo Draco? Me cruce de brazos y observe como Narcissa dirigía a Draco por los callejones oscuro y negué con escepticismo. Mire como Potter tomo camino por el otro callejón el cual conectaría de un modo u otro por el que habían tomado los Malfoy. Por lo que obviamente los estaban siguiendo y queriendo saber que estaban haciendo. ¿Sospecharan de Draco? Imposible. Ellos tan siquiera tienen conocimiento de que ya Draco tiene la marca tenebrosa, así como también el resto de los chicos que habían cumplido los dieciséis.

- ¡Potter! - grite en su cabeza y luego me recargue en la pared mientras los miraba divertida. - Se que me escuchas perfectamente bien así que no te hagas el que no.

- ¿Diana?

- ¿Quien mas podría ser? - me cruzó de brazos y miro por donde se habían ido.

- ¿Como es que te estoy escuchando? ¿No estabas muerta? ¿Como puedes entrar en mi cabeza? - llevo una mano a mi pecho ofendida y niego como si el pudiera verme.

- Estas conectado a mi padre por ende estas conectado a mi por igual. - me gire evitando que un grupo de chicos que pasaba por ahí viera quien era. - Ademas de que eres muy malo para mantener tu mente protegida. Snape no esta haciendo un buen trabajo contigo.

- ¿Por qué estas en mi cabeza?

- Porque estas siguiendo a Malfoy muy obviamente. Estas muy tranquilo como para estar escuchándome. ¿Por qué no me insultas?

- ¿Quieres que lo haga? - después de todo el niño resulto ser valiente.

- Puedes hacerlo pero sabes que te ira peor. - me encogí de hombros y cerré los ojos sintiendo un breve dolor en la cabeza. - No te mueras Harry Potter, después de todo si seras de buen uso. Me comunicare contigo cuando sea necesario.

- ¿Por qué sera necesario? ¿Por que te comunicarías conmigo?

No contesto mas, solo desaparezco del callejón, alejándome de todos en ese lugar. Al aparecer en mi habitación me encuentro con Thomas recostado en mi cama y con un tazón de frezas como si fuera un Rey. Me cruce de brazos.

- ¿Que haces aquí? - le pregunto mientras me quitaba la capa y la dejaba aun lado.

- Hace más de un año que no te veo mujer ¿Te molesta? ¿No me extrañaste?

- Si te digo que no te estaría mintiendo. - su risa me hizo sonreír un poco y me tire sobre el recibiendo rápidamente un abrazo de su parte del cual me aleje al momento que sus manos rodearon mi cintura.

- Suficiente afecto. - me tiro a la cama recostándome junto a él. El se acomodo de medio lado para verme mejor mientras yo mantengo mi vista en el techo. - ¿Me dirás por que estas aquí?

- Tengo varias razones para estar aquí, unas mas razonables que otras.

- ¿La primera?

- Quería verte. - la almohada golpeando su cara llego mas rápido de lo que me esperaba.

- No seas idiota.

- Estúpida. - reí. - No se porque me crees el hecho de que quería verte de una u otra manera soy tu amigo.

- Me tenias vigilada.

- Por tu bien.

- Eso no viene al caso en estos momentos. - lo miro. - ¿Y las demás?

- Ellos me llamaron. - acarició su mano y pude notar machas de sangre en el cobertor de la cama. Me apoye en los codos y lo miré directamente a los ojos los cuales se mostraban fuerte. - Y...

- ¿Y que? - pregunto sentándome y tomando su brazo para alzar la manga y poder apreciar la marca tenebrosa.

- Fred te escribió esto.

De la mesa de noche tomo un trozo de pergamino que se encontraba perfectamente doblado y me lo entrego. Lo tome con mucho cuidado y luego mire a Thomas el me sonrió tranquilamente. Mire el pergamino y comencé abrirlo con mucho cuidado.

La hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora