La hija de Voldemort

Capítulo 17

Estaba sentada observando como todos los mayores de diecisiete años bien emocionados tiraban un papelito con su nombre en en el cáliz. ¿Ellos sabían a lo que se enfrentaban? Estaba segura que no. ¿Estaban pensando bien en lo que se estaban metiendo? No, no lo sabía, tan siquiera estaban usando la almendra que tienen por cerebro. Lo único que hacían era imaginarse la fama y la grandeza que ganarían si llegaran a ganar.

Cedric Diggory hizo su acto de presencia y eso emocionó a más de uno. Sonrei de medio lado al verlo. El chico era de muy buen ver. Este me miro por unos momentos y luego mire como los gemelos entraron y entrecerre los ojos, ellos rieron y mostraron un frasco donde supuestamente habían una poción que los ayudaría a envejecer, que los haría pasar la línea de la edad. Me provocaban un dolor de cabeza pensar que realmente las personas se estaban creyendo esa tontería. Que más puedo pedir, todos están faltas de neuronas.

- No funcionará. - Granger con toda la tranquilidad y un toque de burla hablo. - ¿Ven eso que está ahí? Es la línea de la edad y Dumbledor la dibujo.

Y Granger tenía toda la razón en lo que les decía. ¿Los gemelos lo tomaron en cuenta? Para nada.

- Perdedores. - les hablé mientras me colocaba de pie y como era costumbre todos me prestaron atención. La línea de la edad espulsaria todo aquel que fuera menor de la edad, reí con todo el sarcasmo que pudiera existir en mi una vez pase la linea y toqué la urna mientras la iba rodeando. - ¿Logran entender realmente en qué se están metiendo? - les pregunté y los miré. - ¿Creen que la vida es un juego? Realmente piensan... ¿Que esto es un juego? - Aunque estar bajo el yugo del Señor Tenebroso sería mil veces peor.

- Diana. - Fred me llamo y lo mire, más atrás de él se encontraba Harry Potter con su rostro totalmente rojo, mostraba dolor y tapa su cicatriz en un intento vano de no sentirlo. El dolor de cabeza que me molestaba era la presencia de este fideo.

- ¡Una serpiente! - chilló una de las francesas y rode los ojos con una sonrisa maliciosa y divertida alejandome del cáliz. Mire a mi hermosa y todavía pequeña mascota deslizarse hacia mi. Varias chicas comenzaron a gritar y en ese momento entró Igor junto con Krum, los mire y levanté a Kia del suelo.

-¿Como pueden dejar que tenga esa cosa aquí?- escuche decir y me gire a ver a quien lo dijo mientras las quejas de dolor de Harry eran mas audibles. La chica me miro con miedo, mi mirada le provocaba miedo. Chasquee la lengua y gire sobre mis pies para ahora si salir del lugar.

- ¡Damita! ¡Damita! - la voz de los gemelos era mas audibles con cada paso que daban, escuches sus pasos apresurados tras de mi y yo aumente la velocidad de los míos.- ¡Diana espera!

- ¡Ya déjenme de en paz de una vez! - les grite mientras me detenía, mi magia salio sin previo aviso y los expulso haciendo que se dieran un duro golpe contra el suelo. Me gire a verlos rápido; tirados en el suelo soltando quejas e intentando pararse. - Ya déjenme. Ya basta, no entiende que soy un peligro para ustedes dejen de ser tan tercos antes de que haga algo que no quiera hacer, algo que los lastime.

-¡Y-ya estas haciendo algo que no quieres ha-hacer!- exclamo Fred con la voz entrecortada, el golpe se había sido tan fuerte como para cortarles el aire por un momento.

- No sigas hablando Fred, no sabes nada.

- ¡RIDDLE! - perfecto lo que me faltaba que llegara el maldito de Barty. -¡A mi oficina ahora! Y ustedes dos a la enfermería.

Sentí su brazo en mi muñeca arrastrandome hasta su oficina, una vez estuvimos adentro me empujo contra una de las estanterías y lo mire mas que molesta, ya no era ojo-loco era Barty, su tip era muy visible. Las cosas en la oficina comenzaron a temblar mientras lo veía acercarse a mi.

- ¡QUIEN TE CREES QUE ERES!- grite, los envase comenzaron a explotar a nuestro alrededor

- Debes calmarte Diana... - murmuro con voz ronca. - Cada vez está más estupida, ¿estás desquiciada o que?

- ¡Ustedes me tienen así! ¡Solo ustedes, son unos malditos hijos de puta!- Kia que aun seguia en mi mano ejercio agarre haciendo entrar en algo de razón.- Solo dejame hacer las cosas cmo yo crea conveniente.

- Lo que tu crees conveniente no lo es.

- Entonces hazlo tu y déjame en paz. ¡Todos ustedes déjenme ya!