Capítulo 25

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Habían pasado mas de tres días desde que Lucius me sacó de ese inmundo calabozo y me llevó a mi habitación que me pertenecía en la Mansión Malfoy. Aún así seguía siendo prisionera entre estas paredes por mas bonitas que estas fueran.

- ¡Riddle!

- No me grites. - le dije a Colagusano con voz tranquila y este comenzó a temblar, bufe divertida.

- La están solicitando.

Levanto las cejas y me cruzo de brazos, me coloco de pie y alzo la mirada para salir de la habitación. Mire los escudos de la familia Malfoy mientras avanzábamos por los pasillos para llegar en donde estaban todos reunidos.

- Nagini preciosa. - exclame viendo a la gran serpiente arrastraba para acercarse a mi, me dejo acariciar su cabeza y luego comenzó acurrucarse junto a mi. Ella no seria capaz de hacerme daño no como estos puros cobardes. La mayoría estaba en sus filas por miedo, por miedo a que ellos los maten no por verdadera vocación. Bellatrix si estaba por vocación esa mujer si que estaba loca, verdaderamente loca, desquiciada.- Tanto tiempo sin verte, estoy segura de que Kia te caería muy bien.

La acaricié con delicadeza y luego me coloque recta, mirando a toda la bola de estúpidos que me rodeaban.

- Ustedes estarán de acuerdo con que ya perdí mucho tiempo. - todos rieron con cinismo en afirmación. - Ya no mas.

- ¿Y como estamos tan seguro de que no volverás a defraudar a nuestro señor? - pregunto uno de los encapuchados, reí levemente y comencé a desplazarme por la sala tranquilamente con nagini siguiéndome de cerca.

- ¿Por qué yo necesitaría la confianza de ustedes en mi? - llegamos al comedor y me senté en la cabeza de la mesa. En el puesto que le tocaba a mi padre. - No la necesito. Podrán torturarme todo lo que quieran, no pueden matarme se encontrarían en graves problemas, yo si puedo matarlos a ustedes y abra ningún inconveniente.

Un trueno resonó por toda la sala y sonrió, la seriedad en sus rostros me provocaba tanta gracia.

- Necesitan la sangre de Harry Potter para que mi padre pueda volver a tener forma y fuerza, devolverle el poder.

Cada uno de ellos comenzaron a tomar asiento en la mesa, todos me miraban con interés y sed de sangre por igual.

Esto tiene que salir como lo planeo porque si no moriremos, todos los haremos.

¿Que tienes en mente Diana?

***

- Diana. - su voz sonó como un susurro serpentean-te en medio de esa humedad y oscura habitación.

Le hice una reverencia y así me mantuve esperando una orden o un castigo. Tenerlo frente a mi no era algo que me intimidara, mucho menos que me pusiera a temblar. Tenia un monstruo por padre, un mestizo con complejos de sangre pura. Un loco desquiciado que quería gobernar el mundo mágico, alguien que mato a mi madre a sangre fría alejándome de lo que era mi familia.

– Padre.

– ¿Que te trae por aquí? – levantó el rostro para mirarlo, me mantengo firme ante la horrible imagen que es su vida.

– Necesito comentarle una idea.

– ¿Esa idea incluye que me destruyan?

– Esa idea incluye que usted vuelva al poder.

– Te escuchó.

La hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora