Capítulo 32

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- Leí tu carta. - le dije y el sonrió levemente, acaricié su cabello con suavidad.

- Hubiera sido mejor que no lo hubiera hecho.

Al ver su mirada y el dolor que mis palabras le causo, sonreí divertida y negué, si, puedo llegar a ser cruel cuando no debo.

- Tu mente si que trabaja rapido. No es por lo que seguramente estas pensando tonto. - lo hice mirarme fijamente. - Me gusto que me escribieras todo eso, se que es la única manera que tuviste para llegar a mi, fue la única manera que permití que llegaras mí. Pero lo hice así para protegerte de alguna manera porque debia encontrar la forma de hacerlo, tengo que hacerlo sin que ellos quieran matarte. Sentir cosas por ti no me matan pero a ti sí.

- ¿Sientes lo mismo por mi? - me interrumpió, le pegue en la cabeza por hacerlo.

- No me interrumpas Weasley. - siseo con molestia, sonríe por lo dicho pero al llevar su mano a su cabeza para acariciarla supe que le había dolido. ¡Maravilloso! - ¿Que estaba diciendo? ¡Vez por que no me gustan que me interrumpan! ¡Ya se me olvidó!

Me crucé de brazos y si importar por un momento que el colegió se estaba cayendo en pedazos a causa de la muerte de Dumbledor el colocó sus manos en mi mejillas y me beso.

Mordí su labio inferior de una y el sonrió sobre mis labios bajando una de sus manos hasta mi cintura abrazandome más fuerte hacía el.

- Estabas diciendo que alejándote era la única forma de protegerme, que no te mataría por quererme pero si a mi por hacerlo.- acaricia mi mejilla. - Me quieres Diana Riddle.

- Y tienes mucha suerte que lo haga.

Cortamente bese sus labios dejando que un cosquilleo recorriera mi cuerpo con suavidad provocando que este se estremeciera.

- Ahora debo irme y tu debes volver al colegió.

- ¿Te volveré a ver? - me pregunta con cierto termor que hizo que algo en mi interior doliera, que se retorciera de cierta angustia. La marca en mi brazo ardió con la mayor fuerza con la que pudiera, robandeme el aliento por completo. - Diana.

- Te amo Fred. - Murmuré. - No importa lo que pasé, tienes que saber que lo que siento es verdad. - acaricie su mejilla. - Tienes que prometerme algo. - me miro con atención. - Prometeme que pase lo que pase harás tu vida, tendrás un futuro exitoso y seras feliz.

Sus ojos se volvieron a cristalizar, dando pasó a una y otra lágrima seguidas de muchas más. Lágrimas que yo no podría derramar, al menos no en este momento no frente a el.

- Recuerda me como la chica mala que llego para hacer de este colegió un mierda, una que vos consiguió junto con su gemelo riera aunque fuera llena de ironía y de la cual puedes estar segura de que consiguió amarte, aunque sea a su peculiar manera. - me incliné y bese su frente. - Siempre estaré aquí.- señale su pecho, para ser más exacto su corazón.- Así como tu estarás en el mío.

- Por que no me gusta para nada el sabor a despedida que tienen tus palabras. - lo abracé con fuerza. - No quiero que pase.

- Tendrá que pasar lo que deba pasar, somos los dueños de nuestras decisiones. - susurró en su oído. - Y así como somos dueños de ellas debemos ser prisioneros de nuestras consecuencias. - me vuelvo alejar. - Es momento que pague por mis errores. Hice mucho daño así que debo de alguna manera remediarlo.

Miré hacia la puerta de la cabaña y le sonrió con malicia, el ríe entre lagrimas antes de verme caminar hacia la puerta.

- Yo también te amo Diana Riddle.

- Lo se. - río.- Es imposible no amarme, es imposible no hacerlo.

- Así es Damita.

- Adiós Weasley.

La hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora