Capítulo 35

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Abrí los ojos al sentir los rayos del maldito solo dar justamente en mi rostro. Estire mi mano buscando la sabana y me moví hacia un lado para taparme. Sentí a Fred junto a mi y lo empuje para taparme hasta arriba. Me queje por el sol y comencé a moverme para encontrar esa posicion que me hiciera volver a dormir.

- Ya quédate quieta. - se quejo Fred a mi lado y bufé molesta pateándolo. - ¡Diana!

- Duérmete.

Cuida a tu querido pelirrojo.

Abrí los ojos de golpe y sentí como comenzaban atacarme desde adentro.

Lo has elegido a él. Así como has elegido su miserable destino.

– No te dejare.

– Diana.

No puedo matarte pero me encargare de que lo veas sufrir hasta su muerte.

Él morirá.

Lleve la mano hasta mi nariz por la cual bajando unas gotas de sangre, cerré los ojos evitando la mirada preocupada de Fred y solté todo el aire que pude haber retenido en mis pulmones.

- Quieren matarte por mi culpa.

- Por tu culpa no es, estamos en bandos contrarios, me querían matar de todas maneras. - contesto con seriedad cosa extraña en él que hasta en los peores momentos siempre sacaba su lado divertido. - Diana.

- Estoy pensando que hacer.

- Limpiar esa sangre que sale de tu nariz sería un buen inicio.

- Debo hablar con Harry.

Abrí los ojos para poder mirarlo y pude notar que al contrarío de la noche anterior, no había miedo en él. Se tuvo que haber preparado para saber que estar conmigo significaba tener la muerte rondándolo. Porque eso era lo único que alguien como yo podía brindarle a las personas a mi alrededor, muerte. Antes eso no me desagradaba para nada, llegue a ser realmente mala, ahora gracias a este tonto pelirrojo tenía una forma de pensar muy distinta. Yo no vivía, nunca viví, estaba muerta por dentro y ahora estaba buscando la forma de sobrevivir a este infierno al cual tuve mucho que aportarle para que volviera a crecer.

- Toma. - mire el paño que me extendía y lo tome con cuidado para llevarlo hasta mi nariz para limpiar la sangre.

- Sigamos durmiendo. - murmuro y el asiente antes de recostarse junto a mi, me vuelvo acomodar la sabana sobre nosotros y con el paño en la nariz cierro los ojos sintiendo las caricias de Fred en mi cabello.

- No pienses en volverte a ir.

- Si me alejo te matan. - murmuro. Aunque tendré que volver en cualquier momento.

- Es bueno saber que de alguna manera te tengo atada. - lo golpeo en el abdomen sacando una queja de su parte. Me acerco mas a el acurrucándome a su lado, buscando la tranquilidad que evidentemente ya no tenia y que debía pensar en algo lo antes posible para poder evitar lo que fuera a pasar.

- Hoy es la boda de Bill.

- Y no iré así que ni me lo preguntes, déjame dormir.

- ¿Y por que no iras? - pregunto divertido.

- Primero no me gustan las bodas, segundo todos estarán incómodos con mi presencia y aunque no me importe que se incomoden este no es el tipo de boda que arruinare. - río, el muy tonto río.

Abrí los ojos mientras los escuchaba y me aleje un poco para poder mirarlo mejor.

- ¿De que te ríes idiota?

- De que no quieres arruinarla con tu presencia pero insinúas que si fueras no te importaría arruinarla. - siguió riendo mientras yo cerraba los ojos nuevamente.- ¿Enserio no me acompañaras?

- No.

La hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora