Capítulo 24

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Narra Diana

Al abrir los ojos me encontré en una habitación completamente oscura y húmeda. En lo que me encontraba acostada estaba humedo.

Sentí un ardor en todo el cuerpo y me dolía, me dolía demasiado.
Me giré hacia la izquierda y solte una queja al sentir como todos mis músculos se contraían ante el dolor. Me apoyé en mis codos y comencé a impulsarme hacia arriba hasta quedar completamente sentada. Al mirar a mi alrededor me encontré en lugar más asquerosos en el que ellos me pudieron meter. Estaba en un calabozo.

Las paredes se encontraba agrietadas y por esta se filtraba el agua, no había una ventana, no había una puerta por donde las luz o al menos un has de claridad pudiera entrar. Me tenían como una rata.

¿Donde estamos? ¿En la mansión Malfoy?

Los recuerdos de lo que había pasado comenzaron a ser visibles en mi cabeza provocando que me doliera con mayor intensidad. Mi vista se nubló.

¿Por qué me encerraron acá? Claro, el maldito de Potter. Espero que algo de lo que le dijera entrerara en esa cabeza.

- Fred. - logró decir en un susurro. En cualquier momento la oscuridad me sucumbiría nuevamente. Estaba usando toda la fuerza que me quedaba para llegar hasta su mente. – Fred tienes que ser fuerte.

¿Diana?

–Lamento que todo tenga que ser así, lamento no poder protegerte como me lo prometí y mantenerte a tu lado. Lo siento. - mis ojos pesan y siento un dolor punzante en mi espalda provocando que mi espalda se corve. Siento el sabor metálico de la sangre en mi boca y como esa comienza a llenarse de esta. - ¡Y..ya basta!

Solo quería una oportunidad, bueno eso no era lo que quería realmente. Lo que quería era hundir a Harry Potter en dolor no me importa si luego me mataran. Aunque nunca serian capaz de hacerlo, soy indispensable en su vida, soy la que lo mantiene con vida.

Pero llego él, con su tonta sonrisa traviesa y sus bromas estúpidas que no entendía como las demás personas se reían de ellas. Llego a descolocarme por completo, maldito pelirrojo de mierda por que tenias que gustarme tanto.

Si no te hubiera conocido esto no hubiera pasado, pero tampoco planeo echarte la culpa porque no es tuya, es simplemente mía o mejor se la hecho al viejo metiche de Dumbledor por estar metiendo su nariz en donde nadie lo llama.

***

- ¡Es momento de levantarse! - el agua que callo sobre mi provoco que me levantara de un salto. Mire a Lucius Malfoy frente a mi y solté un queja ante el dolor que sentía. El era una de las ultimas personas que quiero ver, sobre todo el.

- ¿Que demonios quieres? - mi voz sale ronca, mi garganta se encontraba seca y suplicaba por agua, pero prefiero morir deshidratada antes que pedirle algo a este señor.

- Es hora de que te levantes, nos vamos.

- Que te hace pensar que me iré contigo. - murmuro mientras me echaba hacia atrás poco a poco.

- No estas en posición de discutir.- dijo con seriedad, yo rodé los ojos.- Te conviene Diana, no vas a querer quedarte aquí encerrada el resto de tu vida.

- Es una idea muy tentadora. - murmuro con ironía, lo escucho bufar y me permito sonreír, se estaba molestando.

- ¡Sabes que no te estoy preguntando! - me tomo del brazo sentándome, me miro amenazante y yo reí, me reí de su cara. Ese tono de malo que no le quedaba, del miedo que estaba corriendo por sus venas. Solo era un maldito cobarde eso era lo que el era.

- Me das tanta pena Lucius. - escupí su cara, pura sangre y volví a reír. - Me das pena.

La hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora