Capítulo 37

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Nos habíamos mudado a la antigua casa de los Black, la cual estaba protegida por la orden y los antiguos hechizos de protección de las brujos y brujas que vivieron acá. Ahora definitivamente quedan muy pocos lugares seguros, era un verdadero problema que Voldemort se hubiera apoderado del Ministerio. 

Mi pensamientos viajaron hacía la boda y mire mis manos, la cuales se encontraban extremadamente pálida, mas de lo normal. La marca tenebrosa no dejaba de moverse. Cerré los ojos con fuerza y los volví abrir mirando la habitación. No me encontraba con los demás en la sala porque no los quería poner en ningún tipo de situación.  Confiar en mi no es algo que les podía permitir que hicieran, ni yo misma confiaría en mi si fuera ellos.  Sonreí divertida y comienzo a reírme sin motivo alguno. Todavía tengo la imagen de Fred mirándome mientras mate a ese tipo, no creo poder borrarla nunca.

- Soy tan tonta. - salí de mi habitación y me dentengo en el pasillo frente a un retrato cubierto, era la madre de los Black. - Hola abuela.

- Mi señora. - me observa con sorpresa creo que no se imaginaba que aparecería por aquí, vuelvo a reír . Me dolía la cabeza como nunca, me ardían los ojos y quería matar a alguien. - ¿Que la trae por aquí?

- La razón no es algo que te importe. - ¿como habrá sido ella a mi edad?. - No quisiera llegar a ser como tu.

- Usted será superior.

- No estoy buscando que me digas eso abuela. - rodé los ojos. - Nadie me entiende.  Esta claro que ni la mas brillantes de las mentes podrá entenderme.

- ¡Traidores a la sangre! ¡No puedo creer como mi casa esta siendo pisoteada! - volvi a cubrirla con el manto y los miró justo en la puerta, los Weasley me miraban.- Deben irse cuanto antes. -  Paso de ellos siguiendo directo hacía las escalera y subo una a una hasta llegar en donde se encontraba el árbol genealógico de los Black. Fred miro la mancha donde estaba Sirius Black, recuerdo cuando lo torture y luego su mano subió hasta donde estaba la de Andromeda la cual fue borrada por casarse con un sangre sucia. Mas alejado de ellos dos también había una mancha, no tan recordada para esta familia. Todos ellos eran olvidados como si verdaderamente hubieran cometido un delito demasiado grave.

- Ellos solo fueron ellos mismo, solo amaron, solo quisieron creer que hay algo mejor que la oscuridad.

- Diana esa eres tu.

Entro en la habitación de Sirius la cual era un verdadero desastre, la ordeno con unos cuantos hechizos hasta quedar completamente como nueva. Todos somos dueño de nuestras elecciones y prisioneros de nuestros acto. No quería hablar de lo que sea que Fred acabara de notar.

- Tenemos que irnos.

- Ustedes deben irse. - le sonrío a Fred. - A mi igual me rastrean, quizás no tuve la culpa de que llegaran a la boda pero si del próximo ataque que hagan.

- ¿Te quedaras aquí? - me encogí de hombros.

- Por mas que intenté estar bien contigo no se podrá Weasley. Me quieren a mi, a ti te quieren matar. Tu eres el bien mientras que yo soy el mal, mientras mas cerca estoy mas daño te hago. No es lo que quiero pero es lo mejor que se hacer.

El solo me miraba en silenció.

- Esto acaba aquí Fred Weasley, no importa cuanto sienta siempre seré una bomba de tiempo que en cualquier momento puede explotar.

- No quiero que acabe.

- No es lo que tu quieras, es mi decisión y ya esta tomada. Te iras, vivirás y yo me quedaré aquí esperando a que algún día se animen a matarme.

- ¿Por que lo haces? - estaba molesto, ahora si estaba molestó y decepcionado. - Dijiste que no te volverías a ir, que no lo harías.

- Por que te amo demasiado o quizás te amo muy poco. - sus ojos brillaron y las lágrimas comenzaron asomarse. - Algún día lo entenderás, quizás algún día. Ahora veté, veté y olvidame, olvida quien soy, olvida mi cara... - respiro profundamente. - olvida lo que llegaste a sentir por mi.

Sus ojos se tornaron blancos por completo y luego de unos segundos volvieron a su azul normal. Me acerqué a el colocándole la cadena que me había regalo esa navidad, tenía un hechizo protector. - Esto te protegerá.

Salió de la habitación a pasos lentos, como un soldado. Una lágrima bajo por mi mejilla y asiento mientras la seco

- Olvidame y se feliz, vive.

Este hechizo no solo había modificado sus recuerdos, también modifico los recuerdos de todas las personas que estuvieron en esta casa. Era lo mejor que podía hacer por ellos.

La hija de VoldemortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora