Capítulo treinta y tres.

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Maratón 2/3

Narra Diane

Después de dos semanas sin dar señales de vida Louis por fin me llama y, sorpresa, no era conmigo con quien quería hablar. Tonta de mí por tener tantas esperanzas.

¿Qué esperaba realmente cuando acepté enrollarme con él la primera vez? ¿Que dejara a su novia y viniera corriendo a mis brazos?

Walt Disney me ha hecho mucho daño con sus estúpidos cuentos de princesas. Y al igual que él los múltiples libros de romance que he devorado.

Ni yo soy una princesa por la cual un príncipe azul se jugará la vida ni soy la típica niña buena de los libros por la cual siente interés el malote de turno.

-Reacciona, joder. Aunque él se empeñe en decir que no, eres su pasatiempo –le regañé a la chica del espejo que era idéntica a mí.

Cerré los ojos, conté hasta diez y volví a abrirlos. Esperaba que eso sirviera para calmarme, pero no. Patearía la puerta de alguno de los baños si no fuera porque me importaban demasiado los zapatos de tacón que llevaba y no quería estropearlos. Eso sí, necesitaba con urgencia liberarme de esta furia que crecía en lo más profundo de mi ser.

Menudo giro tan radical; rezumaba júbilo por haberme acostado con el bombón de Daniel y ahora lo único que salía por mis poros es ira.

Guardé el móvil en el bolso, ahuequé el pelo con los dedos y salí del baño.

La música alta retumbaba en mi pecho y hacía que mi cabeza palpitara de dolor. Busqué entre la multitud a Sam pero no la vi, tampoco logré ver a Daniel ni Will.

-¿Dónde te habías metido? –gritaron en mi oído, me exalté.

-Estaba en el baño, ¿has visto a Sam? –Will negó con la cabeza.

-¿Y tú a Daniel? –sí, acabamos de follar.

-No –respondí rápidamente.

-¿Puedes ayudarme a buscarlo? Tiene que darme… algo.

-Claro.

Observé cómo entrelazaba su mano con la mía.

-Es para no perderte en medio de toda esa gente –señaló. Asentí.

Tiró de mí y nos introdujo en medio de todas las personas. La mayoría de aquellos jóvenes estaban tan achispados que apostaría lo que fuera a que no conseguirían mantener el equilibrio durante cinco segundos. Y lo digo por la manera en la algunos bailaban, si a eso se le podía llamar bailar.

Recibí algunos empujones involuntarios por parte de algunos que bailaban alocadamente, Will apretó su agarre y me acercó más a su cuerpo.

-La resaca que tendrán todos estos mañana va a ser monumental –se burló, reí. Yo no me quedaría atrás, posiblemente mañana no seré capaz ni de levantarme de cama-. Allí está Daniel –dijo moviendo la cabeza en su dirección.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora