Capítulo sesenta y nueve.

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Narra Diane

Di el último repaso a los apuntes, mentalizándome mientras tanto de que probablemente suspendería el examen.

La gente seguía mirándome por los pasillos, comentando acerca del reciente descubriendo de que calentaba la cama de Louis Tomlinson. Hasta me pareció oír a dos profesoras debatiendo sobre el tema mientras se tomaban su café matutino en la cafetería de la universidad.

Entré en el aula en la que me tocaba y tomé asiento al fondo. Dejé los folios que estaba leyendo sobre la mesa, saqué el móvil y busqué algo que hacer en él para pasar el rato, ya me dolía la cabeza de leer los dichosos apuntes.

Twitter. La aplicación me tentaba. Llevaba cerca de un mes sin entrar en mi cuenta, y todavía no sé lo que me llevó a entrar en aquel momento. Escribí mi nombre de usuario y la contraseña. Tanteé con el dedo la pantalla. Aún podía retractarme, salir de la aplicación y volver a centrarme en los papeles que tenía encima del pupitre, pero no, accedí.

Mis interacciones estaban rebosantes de menciones.

Los mensajes eran en su mayoría insultos. Había alguna frase bondadosa en medio, pero lo malo siempre destaca más.

Muchas me criticaban por acostarme con él, otras me daban las gracias por romper Elounor, unas cuantas simplemente mostraban su envidia, un par exclusivamente me enviaban un insulto suelto -enhorabuena, te has matado escribiendo- y alguna graciosa me preguntaba el tamaño del pene de Louis.

Dos días bastaron para que las fans descubrieran mi twitter y se hicieran hasta con fotos mías de cuando iba al instituto. Flipante.

Estoy convencida de que las directioners, exagerando, son mejores encontrando gente que la CIA y el FBI juntos.

Seguí viajando por mis interacciones, pese a que dolía en el alma, mi diminuta esencia masoca me hacía seguir leyendo toda aquella mierda.

Los alumnos que faltaban entraron a paso ligero en el aula y ocuparon sus puestos. Al mismo momento que entraba la profesora entró Sam, a la cual no le quedó otro remedio que sentarse a mi lado. Me miró como quien mira a una cucaracha, con grima y con ganas de aplastarla hasta la muerte.

-Sam –susurré. Dediqué miradas intermitentes a ella y a la profesora, que hablaba de fondo, dando indicaciones para el inminente examen. Sam no se inmutó. Siguió mirando al frente-. Sam, por favor, necesito que me escuches. Te debo una explicación –agitó su pelo, como hacía siempre que estaba irritada-. Lo siento ¿vale? No te lo conté porque él me pidió que me mantuviera callada. Sé que hice mal guardándome esto, al fin y al cabo se terminaría sabiendo… Bueno, se ha terminado sabiendo…

-Señorita Wells, ¿quiere compartir algo con la clase? –se me tensó el cuerpo cuando todos se giraron a verme ante la pregunta de la profesora.

-No –respondí.

-Entonces cállese –asentí encogiéndome en la silla. Tras eso repartió los exámenes. Era tipo test, lo que lo hacía fácil, o difícil según se mirase-. Podéis empezar. Tenéis cuarenta y cinco minutos desde ya.

Cogí el bolígrafo, leí la primera pregunta y volví a releerla un par de veces más sin éxito, no me concentraba, estaba bloqueada.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora