Capítulo sesenta y tres.

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Maratón, 1/3

ATENCIÓN: El capítulo que estáis a punto de leer es de alto contenido sexual, por lo que se recomiendo no leerlo bajo control paterno ya que éstos podrían escandalizarse al ver que su pequeña/o hija/o lee tales aberraciones. Por favor, si no quieres acabar en un internado de monjas y curas haciendo pasteles y dando charlas sobre la abstinencia, recuerda leer el porno a escondidas.

Narra Diane

Bajo las miradas depredadoras de aquellos dos me sentía de todo menos tranquila. Los nervios afloraban a mayor velocidad, la gran cantidad de alcohol que había ingerido no servía para contrarrestar el miedo que empezaba a tener. Cobardía, pavor, desasosiego, inquietud, pánico y… Excitación. Pese al miedo, estaba excitada. Excitada de sólo imaginarme lo que podrían hacerme, de lo bien que podríamos pasarlo los tres juntos, del placer que me darían y del placer que yo les daría a ellos.

Daniel desapareció del salón, dejándonos a mí y a Will a solas. Éste no me quitó los ojos de encima mientras yo rellenaba mi vaso y le daba un buen trago.

-Si sigues bebiendo acabarás por perder el conocimiento –añadió sonriendo. Ni caso. Llevé el vaso a mis labios y volví a beber-. Ya es suficiente –agregó, me quitó el vaso y lo dejó sobre la mesa. Se acomodó a mi lado e hizo que lo mirara a la cara poniendo una mano en mi mejilla. Besó mis labios-. Relájate –murmuró. Repasó mi labio inferior con la lengua antes de metérmela en la boca. Su mano derecha en mi cara, acariciándome, aportándome tranquilidad. Su mano izquierda en una de mis piernas, apretándome la rodilla como tenía por costumbre hacer. Lo consiguió. Consiguió calmarme. Nos separamos al escuchar cómo algo caía sobre la mesita.

Una caja de preservativos, eso era lo que Daniel había ido a buscar. Mi novio le hizo un gesto con la cabeza a su amigo, éste asintió, se levantó del sofá y ayudó al otro a mover la mesa, dejando frente al sofá un amplio espacio de suelo enmoquetado.

-¿Vamos a hacerlo en el suelo? –que sí, que la moqueta se veía suave, pero en una cama sería más cómodo, ¿no?

-Sí –afirmó Daniel-. Créeme, es mejor aquí que en la cama, si es eso lo que estás pensando. Tenemos más movilidad y no hay peligro de que alguno se caiga de la cama y se parta la crisma –me aclaró riéndose. Sólo asentí.

Los dos se arrodillaron en el suelo. Daniel me tendió la mano, invitándome a compartir su postura. Cogí su mano, me acomodé al lado de ellos. A partir de ahí no hubo miramientos.

Daniel me cogió de la cara y nuestras bocas conectaron. Bajó una de sus manos hasta el cierre de mis pantalones, con destreza los desabrochó y metió la mano por dentro, frotó aquella zona hasta arrancarme un jadeo y entonces se apartó. Will, cogió mi jersey por el final, levanté los brazos y él tiró de la tela hacia arriba. Daniel volvió a atacar a mi boca mientras poco a poco me obligaba a tumbarme en el suelo. Noté la suavidad de la moqueta en mi espalda desnuda al hacer contacto. Daniel se separó. Me miraba desde arriba, sonriendo coqueto. Desplazó la mirada hacia su amigo, el cual estaba a la altura de mis piernas, sonriendo de la misma forma. Will me descalzó, seguidamente tomó mi pantalón por los extremos y lo deslizó por mis piernas hasta quitármelo. Mis bragas corrieron la misma suerte. Colocó sus manos por detrás de mis rodillas, haciéndome flexionarlas y separarlas. Suspiré.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora