Capítulo treinta y dos.

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Maratón 1/3

Narra Louis

Llamé a Eleanor y a los pocos minutos se presentó en un coche con Paul en la calle que les había dicho.

Me senté en la parte trasera del coche con mi novia, Paul me miró con cara de pocos amigos por el espejo retrovisor, esto no pintaba nada bien.

Sentí el suave tacto de la mano de Eleanor sobre la mía, apretándola y acariciando mis nudillos con el pulgar. Sé que estaba mirándome y que esperaba que yo le diera una pequeña sonrisa, pero no me digné a hacerlo, en su lugar dejé la vista fija en la carretera.

-Louis –murmuró.

-Ahora no quiero hablar.

-Pero…

-Mierda, Eleanor, ¿no puedes esperar a que lleguemos al hotel? –mi voz era más dura de lo que pretendía.

-Louis –advirtió Paul-, cuidado con cómo le hablas -suspiré pesadamente y volví a mirar a la carretera.

Nadie volvió a decir palabra alguna hasta llegar al hotel. Pasaban de las tres de la madrugada, no había nadie por las calles y hacía más frío que cuando dejé el bar.

Bajé del coche en cuanto Paul aparcó, ni siquiera esperé a que Eleanor bajara.

Entré al hotel, pasé por delante del chico de recepción y éste me saludó pero lo ignoré. Me paré frente el ascensor, pulsé el botón y esperé.

Paul apareció y saludó al chico de la recepción, al contrario que yo, Eleanor estaba tras él, lo seguía cabizbaja.

Se abrieron las puertas del ascensor y los tres nos subimos. Presioné el botón de la planta en la que estaban nuestras habitaciones y las puertas se cerraron.

-Louis –habló Paul-, mañana tú y yo hablaremos seriamente, ¿entendido? –anunció serio. Asentí. Genial, mañana Paul me dará una charla.

En segundos un timbre anunció que habíamos llegado a la séptima planta, salimos del ascensor, Paul se despidió de nosotros y se metió por un pasillo distinto al nuestro. Ahora me tocaría enfrentarme a Eleanor, seguro.

Una pequeña y reluciente placa con el número 352 adornaba la puerta de la habitación, Eleanor sacó la tarjeta y la deslizó por la ranura del aparato que estaba sobre el pomo, casi al instante se iluminó una diminuta luz verde y ella abrió la puerta. Entré primero y fui directo al baño.

Me acerqué al lavabo y abrí el grifo, junté mis manos y las puse bajo él para coger agua en ellas, estaba helada pero aún así me animé y mojé mi cara repetidas veces intentando despejarme; todavía estaba algo ebrio, había bebido más de la cuenta.

Sequé la cara con la toalla que colgaba del lado del lavabo y después de volver a colocarla bien en su sitio me quedé quieto, observándome en el espejo.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora