Capítulo sesenta y cinco.

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Narra Louis

Eleanor acababa de irse, contra su voluntad; quería quedarse, tuve que decirle que no podía porque yo debía coger un avión para reunirme con los chicos. Teóricamente no le conté ninguna milonga, era cierto que tenía que regresar con el resto. Que no le dijera cuándo iba a coger ese avión era un caso a parte.

Cambié las sábanas de la cama, lavé los platos y recogí la cocina en cuanto se fue. No sabía a qué hora llegaría Diane, pero no podía darme el lujo de dejar que supiera que no estuve solo todo este tiempo, así que me cuidé de no dejar rastro de la presencia de Eleanor.

Abrí el grifo de la bañera. Puse la mano debajo del agua. Cuando la noté tibia me quité la ropa que llevaba puesta; unos pantalones de chándal y los calzoncillos. Entre haber estado follando con mi novia y haber ordenado la cocina y la habitación corriendo mi olor corporal digamos que no era precisamente de rosas.

Sonó el timbre justo cuando iba a meterme en la ducha. Dos opciones: O Eleanor se había dejado algo en mi casa o Diane por fin había llegado.

Cerré el grifo, cogí la ropa del suelo y volví a vestirme.

El timbre sonó una vez más. Apuré el paso gritando un “ya voy”. Antes de abrir la puerta eché un vistazo por la mirilla de ésta. De forma automática se armó una sonrisa en mi cara al verla a través de la pequeña abertura.

Pasé una mano por el pelo, peinándolo con los dedos. Mi corazón bombeaba sangre a un compás irregular. Agarré el tirador de la puerta, cerré los ojos un par de segundos, inspiré, aguanté el aire, expiré. ¿Por qué me ponía tan nervioso?

-Hola, preciosa –por suerte no titubeé al saludarla, habría sido muy patético.

-Hola –su sonrisa vergonzosa era mi pequeño estímulo.

Me hice a un lado, dejándola pasar. Tan pronto como cerré la puerta la cogí de las mejillas y la besé. Sé que sólo fueron unas horas desde que la vi por última vez esta mañana, pero ya la echaba de menos.

-Tengo algo para ti –la informé.

-Por favor, no me digas que es otro juguete –reí al verla sonrojarse.

-¿Por qué piensas que es algo sexual?

-No sé, ¿quizás porque lo último que me regalaste eran cosas relacionadas con el sexo? –enarcó una ceja.

-Siento informarte de que esta vez es algo distinto –algo distinto y muy ñoño.

-¿Ah sí? Y ¿qué es? –sus ojos brillaban, su sonrisa se agrandó.

-Ahora lo verás –cogí su bolso y la carpeta que tenía en las manos y los dejé sobre el mueble que había al lado de la entrada. La giré para que me diera la espalda, tapé sus ojos con mis manos.

-¿Qué haces?

-Shh, es una sorpresa, déjame ser cursi por unos minutos –me quejé-. Y ahora camina. Todo recto.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora