Capítulo cincuenta y uno.

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{Nota: leed este capítulo escuchando: "Just A Dream" by Nelly - Sam Tsui & Christina Grimmie. (El vídeo lo dejo en el lateral)}

Narra Diane

Tenía miedo de lo que Louis pudiera decir o cómo podría reaccionar cuando yo le confesara mis sentimientos.

Llevaba preparándome mentalmente para este momento desde el principio. Aún así todavía no estaba lista.

Había construido un precioso castillo en el que mi yo interior vivía apaciblemente con  un prototipo de mi Louis perfecto: un Louis que no tenía novia, que era únicamente mío. Pero la muralla que rodeaba y protegía el castillo estaba siendo amenazada por la realidad y, si ésta atacaba, tanto la muralla como el castillo se vendrían abajo y me quedaría sin nada. Pero ¿cómo podía quedarme sin algo que verdaderamente nunca tuve?

Notaba mis ojos rebosantes de agua. No quería llorar, no en aquel momento.

-Ane, quiero hablar sobre nosotros pero no te veo muy contenta con la idea. Si lo prefieres podemos hablarlo dentro de un mes, cuando vuelva… Pero por favor, no llores -dijo frotándose la nuca inquieto.

Casi me olvidaba de que tenía que irse otra vez. Otro mes sin verlo. Otro mes de agonía.

Aspiré fuertemente por la nariz. Sequé el borde húmedo de mis ojos con los dedos.

-No, hablemos ahora. Como dijiste, hay que dejar las cosas claras de una vez por todas.

Él asintió.

Caminé de vuelta a la cocina y me senté en una de las sillas que había en un lateral de la mesa. Louis tomó asiento delante mía.

Frente a mí se presentaba una pared blanca con la palabra “realidad” grafiteada en ella. Iba a darme de bruces contra aquella pared en breves. Sólo esperaba que el golpe no me dañara demasiado.

-Ane…

-Quiero empezar yo, si no te importa –interrumpí. Asintió de nuevo.

Cerré los ojos, tomé aire y lo solté despacio. Abrí los ojos. Louis enfocaba toda su atención en mí.

Cuando estás a punto de representar tu papel en una obra teatral y sales al escenario parece que la luz de los focos penetra tu piel y te quema desde dentro. Observas al público el cual espera expectante a que pronuncies alguna palabra. Sus ojos analizan al detalle tus movimientos, comos si no quisieran perderse nada, como si quisieran encontrar el más mínimo defecto para criticarte. Por unos segundos es como si tu alma abandonara el cuerpo que habita y tu mente se queda en blanco. Lo único que piensas es “tierra trágame”. Así era más o menos cómo me sentía yo en aquel instante.

 

-Estoy confundida –admití de entrada-. Tú me confundes. Por un momento parece que sólo me quieres para follar y nada más que eso. Después, cuando estamos en la intimidad, siento que no es así, que realmente me quieres, y digo esto porque veo la manera en que tu sonrisa siempre se compagina con la mía. Me doy cuenta de cuánto te gusta estar conmigo, sino ¿por qué ibas a estar aquí y no con tu novia? Si únicamente te interesara para acostarnos lo único que harías sería eso, echarme un polvo y largarte. Pero no lo haces. Te quedas aquí, a mi lado. Esas horas que compartimos juntos son perfectas. Al menos para mí lo son… Pero entonces coges y desapareces repentinamente y no das señales de vida como has hecho este mes. ¿Recuerdas cuando me llamaste a las tantas de la noche? Estoy segura de que si no estuvieras ebrio nunca me habrías llamado. Louis, lo paso mal con esta mierda. Estas idas y venidas. Odio ver como primero te comportas como si yo fuera la única en tu vida y al segundo estás detrás de tu novia… Esa es otra… Ya no se trata sólo de ti y de mí, Eleanor sin haberlo elegido está metida en medio, ¿se te ha ocurrido pensar en cuánto podría sufrir si se enterara de lo que haces a sus espaldas? –me tapé la cara con las manos, suspiré fuertemente-. Ni siquiera sé porqué me compadezco de ella… Louis, yo… -en lugar de tener un nudo en la garganta tenía a toda una flota de barcos encallada en la traquea-. Yo te quiero… Te quiero y verte con otra me hace daño, mucho daño… Todo esto me hace daño y ¿sabes lo peor? Que no quiero que nada acabe porque, joder, ¡estoy enamorada de ti, Louis! Aunque me pase los días llorando por tu culpa y sienta el inmenso deseo de abofetearte, no tengo fuerzas para abandonar el estúpido juego en el que te ha ocurrido hacerme participar –no podía aguantarlo más, la presión era demasiada. Me había pedido que no lo hiciera pero lo necesitaba, quería llorar. Y lo hice, lloré.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora