Capítulo sesenta y ocho.

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Narra Diane

Louis estaba de pié, quieto. Unos siete metros eran los que nos separaban.

Me miraba serio. Ni siquiera parpadeaba, estaba completamente rígido.

La sala en la que estábamos apenas tenía iluminación. Únicamente escuchaba mi respiración, todo lo demás era un silencio sepulcral.

Observé a los lados, no había nada ni nadie. Vacío.

Esperé y esperé, Louis mantenía su posición y por nada apartaba sus ojos de mí.

Asumí que él no haría el primer movimiento, así que me lancé a dar un paso al frente.

Un paso en falso.

De la nada, Eleanor apareció detrás de él. Louis pareció cobrar vida, la vio y pasó un brazo por los hombros de la chica mientras sonreía, se veía alegre por su presencia. La alentó a ponerse a su altura. Ella se rehusaba a despegar la vista del suelo.

Louis besó su mejilla. Los labios de Eleanor se curvaron. Él susurró algo en su oído y ésta rió tímida.

La envidia corroía mis huesos. Intenté irme de allí, me negaba a seguir viendo cómo se demostraban cariño. Pero por algún motivo no conseguía moverme. Mis pies se fijaban al suelo como si tuviera pegamento en la suela de los zapatos.

Louis me prestó atención por unos segundos. La sonrisa que lucía poco antes se había esfumado. Regresó su gesto impasible.

Negó con la cabeza, decepcionado por algo. No entendía ese desprecio, no entendía que hacíamos allí los tres, no entendía nada.

Me giró la cara.

Pasó las manos por las mejillas de su novia. La sonrió con dulzura. Acortó distancia con ella.

-Te quiero –sus labios acariciaron los de ella.

Cerré los ojos ante lo inevitable. Incrusté las uñas en las palmas de mis manos. Contuve la respiración por no llorar.

-Diane –su voz clara era como la brisa en verano-. Despiértate ya pedazo de vaga –humor en sus palabras.

El colapso de luz me cegó al abrir los ojos.

Estaba tumbada sobre una superficie irregular, blanda y dura al mismo tiempo. Me empujé con una mano para sentarme. Puse la otra mano delante de la cara, impidiendo a los rayos de sol que volvieran a deslumbrarme.

Estaba en una playa. ¿Pero qué…?

-¿Qué hacemos aquí? –por más que miraba, no veía a nadie más en aquella inmensa playa. Solamente estábamos Louis y yo.

-¿Te has olvidado de todo mientras dormías? –Louis sonrió burlesco-. Llevas toda la semana diciéndome que querías venir a esta playa por nuestro aniversario. Que te encanta venir aquí porque siempre estamos solos.

-¿Aniversario? ¿De qué hablas?

-Va a ser verdad que las rubias sois tontas –dejó de sonreír en cuanto puse cara de pocos amigos-. ¿En serio no lo recuerdas? –moví la cabeza de un lado a otro-. Hoy hace un año que empezamos a salir juntos -¿qué?

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora