Narra Louis
Traté de convencerme a mí mismo de que si me había acostado con Eleanor fue por venganza; si Diane se tiraba a su novio yo con mi novia haría otro tanto de lo mismo. Pero de nada me servía inducirme a creer eso. Acostarme con Eleanor no fue un error, ni un capricho por meterla en algún lado y mucho menos por venganza. Lo hice porque me apetecía. Porque al besarla reactivé sentimientos casi olvidados. No negaré que de vez en cuando la cara de mi novia se cambiaba fugazmente por la de Diane –culpa de mi mente-, pero aún pasando eso, disfruté. Me gustó compartir aquel momento tan íntimo con ella, revivir escenas pasadas, que los dos volviéramos a ser uno como antes…
Joder.
Esto no debería estar pasándome.
Aflorar sentimientos marchitos por Eleanor no era nada bueno. Y menos ahora.
Menudo embrollo tenía hecho en la cabeza. Estaba más que confundido.
Juro que si me apuntaran con una pistola y me obligaran a elegir entre Diane o Eleanor, la bala atravesaría mi cráneo al no tener una respuesta clara. No sabía qué sentía por cada una. No sabía si quería más a mi actual novia o a la tía que me tiraba a escondidas. No sabía qué hacer. No sabía nada. Y la culpa era mía. El problema era yo y sólo yo. La única razón por la que en este momento mi corazón se debatía entre una chica y otra era mi maldito y gigantesco afán por neutralizar mis sofocones sexuales.
Podía simplemente conformarme con la chica que llevaba la etiqueta de novia desde hacía tiempo, pero no, tuvo que atojárseme meterme entre las bragas de una fan. Y ese antojo tuvo que evolucionar a necesidad…
Maldito sea el momento en el que Diane entró por aquella puerta y maldita sea mi idea de robarle el móvil para volver a verla. Maldito sea su embriagador perfume y su preciosa sonrisa, su forma de enfadarme y hacerme sonreír, su manera de ser inocente y retorcida al mismo tiempo, sus caricias y sus besos, su cuerpo y el modo en el que gime mi nombre... Maldita sea ella.
Eleanor esparció besos por mi pecho y mi cuello, mendigando atención. Se sentó a horcajadas sobre mí, chocando su entrepierna contra la mía. Sonrió lasciva.
-¿Tienes ganas de jugar otra vez? –inquirí. Asintió, movió las caderas, juguetona-. Estoy cansado, Eleanor –por mucho que disfrutara del polvo que acabábamos de echar, no tenía ganas de repetir. La morena no se dio por vencida y de nuevo movió la pelvis-. Para –frené sus meneos, tres segundos más y me rendiría a ella.
-Está bien –claudicó-, voy a ducharme –avisó quitándoseme de encima, saliendo de la cama.
Esperé a oír la puerta del baño cerrarse para soltar un profundo suspiro. Me sentía extrañamente bien, pero mal a su vez. Yo lo llamo remordimientos, mi querido Louis.
Acorándome de la chica rubia me di cuenta de que con Eleanor aquí no iba a poder traerla a casa, debía avisarla. Fui a la cocina a por mi teléfono. Al desbloquearlo comprobé que tenía un mensaje suyo:
“Me ha surgido un problemilla, no voy a poder ir a tu casa hasta más tarde, lo siento”
“¿Un problemilla? ¿Debería preocuparme?”, cuestioné. A los pocos segundos recibí su respuesta.
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Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}
ФанфикLouis Tomlinson, ese chico de 21 años componente de la famosa banda One Direction, no sólo es el chico divertido que todos piensan. Louis tiene un lado que todos desconocen. Diane Wells, una joven de 19 años, es una pieza imprescindible de este pu...