Capítulo cuarenta y uno.

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Narra Diane

-Hola niña…

-Si dices borde te patearé el trasero –amenacé. Daniel curvó una sonrisa.

-Entonces a partir de ahora te llamaré maleducada –rodé lo ojos.

-¡Hola, Daniel! –saludó Sam-. No sabes como agradezco que vinieras. Diane está demasiado insoportable, creo que necesita una bajada de humos como la de anoche. Tú ya me entiendes –acompañó la declaración con un leve codazo en el brazo de Daniel. Él rió.

-Estaré encantado en bajarle los humos. O en calentarla más…  –volvió a deleitarme con una de sus sonrisas traviesas.

-Lo que sea, pero espero que esté de mejor humor cuando vuelva –echó un vistazo a su reloj de pulsera antes de seguir hablando-. Me voy. Tardaré en volver, pasadlo bien chicos –nos guiñó un ojo y se fue.

Daniel entró en casa y cerró la puerta a sus espaldas.

-Por fin solos… -su voz se había vuelto más profunda y rasposa.

-Sí… -aclaré mi garganta-, ¿quieres beber algo? –negó con la cabeza acercándose a mí.

-No tengo sed, pero sí que tengo hambre –musitó cuando estuvo a mi altura. No tardé en pillarle el doble sentido.

-Qué directo.

-Siempre lo soy –se movió hasta situarse detrás de mí-. ¿Sabes lo que me dijo Sam cuando me llamó? Que querías hacer un trío conmigo y con Will. ¿Es eso verdad? –agité la cabeza de un lado a otro-. Mejor porque, aunque lo de compartir a una mujer tiene cierto grado de morbo -hizo mi melena a un lado, echándola sobre un hombro-, a ti prefiero follarte yo solo –besó mi cuello, suspiré.

-Y si se diera el caso de que quisiera hacer un trío, ¿no lo harías?

-Tendría que estudiarlo a fondo primero. Pero hay un setenta por ciento de posibilidades de que accediera –y otra vez las imágenes de nosotros tres haciéndolo me colapsaban. ¿Qué me estaba pasando? Yo no era así. Bueno, tampoco era una monja de clausura pero nunca me plantearía lo de hacer un trío, ¿por qué ahora sí?-. Bueno y… ¿Me enseñas tu cuarto? –rió en mi oreja. Metí la mano en el bolsillo de mi sudadera, mordí mi labio y me giré hacia Daniel. Lo miré a él y luego miré hacia la mano que tenía dentro del bolsillo. Saqué la mano hecha un puño-. ¿Qué tienes en la mano? –la abrí y se lo mostré. Sonrió-. ¿Un condón?

-Cortesía de Samantha –lo tomó entre sus dedos.

-Y de sabor.

-¿Sorprendido?

-Agradecido. Tu amiga está empezando a caerme bien.

-No dirías eso si vivieras con ella.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora