Capítulo treinta

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Para mí “barra libre” era sinónimo de “voy a beber tanto que al final de la noche no sabré ni cómo me llamo”.

Llevaba varias rondas de chupitos de tequila y unos cuantos vasos de vodka con lima. Apenas lograba mantenerme en pie, me reía por todo y la cabeza me daba vueltas, pero no me importaba. Es más, había llegado a un punto en el que me parecía agradable estar ebria.

Acerqué el vaso de cristal a mis labios para dar un sorbo de la refrescante, ácida y deliciosa bebida cuando alguien agarró mi brazo.

-Deja ya de beber –Sam acompaño aquella orden con una pequeña risa para restarle importancia.

-Tú has bebido más que yo –moví mi brazo para zafarme de su agarre y beber lo que quedaba en mi vaso pero otra vez me lo impidieron-. ¡Devuélvemelo! –alcé la voz al ver como Will me arrebataba mi preciada bebida.

-Las dos habéis bebido demasiado –se pitorreó.

El cristal del vaso tocó sus labios antes de que el líquido que contenía desapareciera en su boca. Observé aquello con total atención. Incluso llegué a sentir celos del maldito vaso.

-Bésame –pedí jadeando.

Will se atragantó bebiendo. Sam me miró incrédula, aguantándose la risa.

-¿Q-qué? –preguntó Will limpiándose la boca con el dorso de la mano.

-Quiero que me beses –arrastré las palabras. Una gran sonrisa pícara se adueñó de su cara.

A partir de ahí todo pasó a cámara rápida: Will dejó el vaso sobre la barra, sus manos ahuecaron mi cara y me atrajo a él. Mis labios se movían ágilmente con los suyos, nuestras lenguas se acariciaban y el sabor a alcohol en ellas hacía que el beso fuera más excitante. Sus manos descendían por mi espalda, activando a su paso interruptores imaginarios que provocaban pequeños escalofríos en mi cuerpo.

Tuve que agarrarme del cuello de su camisa para no caerme cuando mis piernas flaquearon al sentir sus grandes manos apretar mi trasero, pegándome más a él, dejándome notar el bulto que crecía en sus pantalones.

-Dejad algo para después, parejita –instruyó Sam entre risas.

Al separarnos los dos teníamos las respiraciones aceleradas, había sido un beso intenso. Muy intenso.

-Eres una corta rollos, Samantha –acusó Will riendo.

-Era mejor que yo os cortara el rollo a que viniera uno de esos gorilas a separaros y echaros de aquí por comportamiento inadecuado y exhibicionismo –apartó su pelo con la mano exageradamente, presumiendo de lo que, según ella, nos había librado.

-Tú siempre tan considerada –ironicé.

Pegué un leve chillido en cuanto una música que conocía a la perfección penetró mis oídos. Sam se puso a dar palmas como una niña pequeña emocionada porque sus padres la llevarían a Disney World.

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora