Capítulo 6

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Cuando salimos, Claire y yo, todos los peculiares, exceptuando a Horace, estaban formados en dos círculo discutiendo sus respectivas estrategias. Claire, que seguía corriendo, me llevó a uno de estos. En él se encontraba Olive, Millard y Fiona

- Chicos alguien más se ofreció para la vacante- dijo Claire dando un paso hacia al lado para que los demás me pudieran ver

- Okay – dijo Millar – acércate

Uniendo los brazos con Fiona y Millard cerré el círculo

- Olive tú serás nuestra conductora- Olive asintió mientras se quitaba los zapatos y se amarraba una cuerda a la cintura – Fiona correrá por la izquierda y Chris correrá por la derecha. ¿Todo claro? – todos asentimos

- Que empiece el juego – dijo Fiona con una sonrisa maléfica

Al tiempo que nos separamos y nos dirigíamos a nuestras posiciones el otro equipo hizo lo mismo: Jacob se puso en frente de mí, Emma se puso frente a Fiona, Hugh se posicionó frente a Olive- o al espacio que quedaba debajo de ella- y Bronwyn se colocó frente a Millard. Horace, que se encontraba en un costado de la "cancha", caminó hasta el centro de esta con el balón en la mano.

- Caballeros y señoritas quiero un juego justo. Lo único permitido son las peculiaridades, exceptuando quemar a alguien – dijo mirando a Emma – aplastar a alguien – dijo mirando a Bronwyn – encerrar o levantar a alguien por más de cinco segundos – dijo mirando a Fiona y luego a Olive – picar más de una vez a alguien – dijo mirando a Hugh – o bajarle los pantalones – dijo mirando a la ropa que levitaba...Millard – aclarando esto... ¡Que empiece el juego!

Horace le entregó el balón a Hugh, quien se agachó mirando el espacio vacío que tenía enfrente, y tocó un silbato. Miss Peregrine salió de la casa justo después del sonido del silbato y Claire se posicionó junto a ella y Miss Avocet

Debo decir que los nervios me están comiendo por dentro, no todos los días juegas futbol americano con personas que son invisibles, controlan la naturaleza o lanzan abejas. Eché un vistazo a la izquierda y todos tenían la misma expresión: una sonrisa perversa. Mantenían su torso paralelo al suelo, sus piernas en posición de arranque y una mano sobre el césped.

Hugh, que tenía la pelota, miró a sus compañeros e hizo un movimiento de cabeza afirmativo. En ese preciso instante la pelota voló hacia las manos de Emma, quién con un rápido movimiento se la lanzó a Jacob. Este la recibió y me miró a los ojos tratando de preguntarme si estaba listo para esto. Corrió hacia mi cuerpo sin siquiera mirar hacia adelante, protegía el balón con todo lo que podía. Trate de detenerlo con mis brazos pero con un ágil movimiento me sobrepaso por la izquierda, quedando yo como un perfecto idiota...genial. Jacob no dejó de correr hasta que anotó. Todas las caras de mi equipo se giraron hacia mí, casi preguntando "¿Qué pasó?". Miré de reojo a Miss Peregrine: se estaba riendo. Me imagino lo ridículo que se debe ver que un niño de 16 años sobrepase a un hombre militar, con licencia para matar, corpulento - no en exceso - de treinta dos. Me ajusté los suspensores, me acomodé los pantalones y volví a la posición inicial, está vez no me pasará. Jacob llegó corriendo hacia su posición con el balón en la mano, múltiples de sus compañeros de equipo le dieron palmaditas en la espalda. El balón fue entregado a Olive, que con una seña a Millard dio el primer pase. Comencé a correr. Millard le dio un pase a Fiona, que corría por la otra banda, y esta me la lanzó a mí. El balón venía con una perfecta dirección, estaba cada vez más cerca, estaba casi en mis manos cuando un empujón me hizo caer de bruces al suelo – por segunda vez en el día -. Tenía pasto por toda la cara. El dolor que se había calmado con la curación empezó a manifestarse nuevamente. Risas acalladas procedían de todas partes. Me levanté de un salto y me dirigí hacia mi posición hecho una bola de furia. Pedí tiempo con una seña en forma de "T". Nos reunimos en los círculos del principio.

- Necesitamos el factor sorpresa – dije apenas todos estaban en el círculo – mi lado está totalmente inutilizable a menos que mis piernas empezaran a correr a la velocidad de la luz

- Chris...creo que – dijo Fiona sacándome una mata de pasto de la cara

- Gracias- dije – creo que tengo un par de ideas

Luego de la conversación todos nos devolvimos a nuestras posiciones, otra vez. Esta vez el balón estaba en el poder de Olive. Todos nos miramos e hicimos la "señal". El balón voló hacia mis manos, Olive levantó a Jacob en el aire, Millard atrapó a Emma con sus brazos invisibles y Fiona corrió por la otra banda, con Bronwyn a su espalda. Corrí por la banda libre hasta que vi que Fiona le había sacado una ventaja considerable a Bronwyn, quien a un par de metros corría con la lengua afuera del cansancio, y le lancé el balón. En el momento en que mis manos ya no tenían contacto con este crucé los dedos para que llegara a las manos de Fiona. El balón voló, voló y voló hasta que, milagrosamente, Fiona lo sujetó y corrió. Esos fueron nuestros primeros puntos. Todos corrieron hasta el centro de la cancha, en donde celebramos en equipo. Miss Peregrine, Miss Avocet y Claire aplaudían y reían desde el porche.

Uno a uno iban llegando los puntos para cada equipo, cada vez más difíciles de conseguir. Horace, que observaba el juego junto a la cancha, sopló su silbato indicando que esa era la última jugada. Estábamos empatados y nadie iba a regalarle puntos al otro equipo. El bando contrario pidió tiempo, dándonos tiempo a nosotros para organizarnos. Tras una breve charla ya sabíamos lo que íbamos a hacer.

El equipo de Jacob estaba con el balón en su poder, lo que significaba que primero debíamos defender y después atacar. Sonó el silbato y la pelota llegó a las manos de Jacob. Corrió nuevamente hacia mí, pero esta vez tras un leve tacle el balón quedó rodando por el pasto. Millar lo cogió y se lo tiró a Olive. Me paré de un salto y comencé a correr, al igual que Fiona. La pelota llegó hasta mis manos y eché un vistazo a Fiona: estaba libre. En el momento en que lancé el balón me arrepentí. No me había fijado que Emma esperaba con sus manos en llamas a un par de metros de Fiona. Todos, incluyéndome, quedaron estupefactos esperando la acción de ambas. Sin importarle nada Fiona corrió protegiendo el balón con su cuerpo. Un grito llegó hasta mis oídos. Todos, incluyendo a Miss Peregrine, Miss Avocet, Claire y Horace, corrieron en dirección a la colisión. Fiona estaba perfectamente bien con el balón entre sus manos, en cambio Emma estaba recostada de lado con sus manos en una de sus rodillas. Por suerte antes de llevarnos a la guerra nos habían enseñado primeros auxilios. Me arrodillé a su lado y le dije:

- Emma necesito que te sientes

Ocultando su rostro con las manos Emma obedeció. Tenía un corte, no muy profundo, en su rodilla izquierda. Puse mis manos a ambos costados de la rodilla para poder ver si el flujo de sangre era considerable, pero no lo era.

- Estarás bien Emma – dije sobándole cariñosamente uno de sus brazos

Poco a poco retiró las manos de su rostro para poder ver su magullada rodilla.

- Esto te dolerá un poco – dije poniendo mi mano sobre la herida

Una mueca de dolor se formó en el rostro de Emma, que inmediatamente cambió: me miró con la boca abierta y los ojos como platos. Me tomó las manos suavemente y empezó a retirarlas de su rodilla: la herida ya no estaba. Múltiples sonidos de admiración sonaron a mis espaldas. Yo me miraba las manos sin creer lo que acababa de pasar

- Bienvenido al mundo de la peculiaridad señor Häusser- escuché decir a Miss Avocet

Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora