Capítulo 53

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- ¿Cómo le dirás a los demás? ¿Crees que no les dolerá?

- Ellos ya lo saben

- ¿Cómo que lo saben? – dice con el entrecejo fruncido

- Vine ayer a...bueno...a contarles la verdad. Horace ya lo sabía, me dijo algo de un camión y gritos...la verdad no entendí mucho

- O sea que soy la última en enterarme – suelto el aire con un suspiro

- Si – asiente con la cabeza un montón de veces y se seca la mejilla con el dorso de la mano

- Al parecer soy menos importante de lo que creía – mira al suelo y aprieta la mandíbula

- No digas eso, sabes que no es verdad

- Has sido la persona que más me ha lastimado

- Y la que más te ha amado – vuelve a pasarse rápidamente el dorso de la mano por el rostro – Mira, lo diré de nuevo; si quieres me puedo quedar contigo, con los niños. Pero si no quieres eso puedo cruzar la puerta y no me verás nunca más en tu vida – Se apoya contra el gramófono y hunde los hombros, viéndose más pequeña

- ¿Qué pasará con tu vida? – dice levantando la mirada

- ¡No importa lo demás! – digo mientras le tomo firmemente los brazos – tú eres mi vida...ahora todo gira en torno a ti – suelto como una bomba. Me separo y le digo suavemente:

- Si no me crees pregúntale a mi cerebro... - Alma relaja el entrecejo y una de sus comisuras se curva casi imperceptible

- Te odio... - me atrae con sus manos y me besa con desesperación, como si hubiera pasado toda una vida antes de reencontrarnos. Me separa con un movimiento rápido y se queda a milímetros de mis labios – Entonces... ¿vas a dormir conmigo o tendremos que hacerte otra habitación?



- Iré a buscar mis cosas – la sostengo entre mis brazos – No tengo muchas. Volveré antes de que te des cuenta – pongo mi mano sobre su mejilla y ella se apoya cariñosamente en ella. Pone su mano sobre la mía y unos ojos alarmados me dirigen una mirada

- ¿Qué te pasó? – dice pasando su pulgar por las costras de mis nudillos

- Nada

- No me digas que nada. Muéstrame la otra. Chris, esto no es algo que te haya pasado por accidente – me miro las manos y comienzo a recordar el complejo episodio de esta mañana:

Eran las 7 am, y al igual que todos los días, me dirigía hacia el comedor para recibir el desayuno. La noche anterior no había dormido nada pensado en la situación en que me encontraba con Alma, por lo que tenía un humor de perros. Mi plan era llegar, comer lo más rápido que podía y largarme antes de que James me preguntara por Alma. Todo iba bien; no me había topado con nadie en los pasillos y esa mañana extrañamente el comedor estaba en silencio, pero más que in silencio apaciguador era un silencio tenso. Las miradas se intercambiaban entre los distintos soldados de las mesas como si se estuvieran contando los secretos más oscuros. Muy a mi pesar luego me di cuenta que las miradas estaban sobre mí. Levante la cabeza y más de un par de rostros, si es que no eran una docena, estaban dirigidos hacia mí. Los ojos atentos al percatarse de que yo había levantado la cabeza se perdieron en sus bandejas o en el rostro de otros soldados. La conversación subió de tono y llegó a sus niveles normales. Terminé mi desayuno, me levanté de la mesa optimista por el hecho de que James no se hubiera acercado y comencé mi desfile hacia mi habitación. No me hubiera detenido de no ser por el comentario de Bunge, el capitán más impertinente:

- Se peleó con su puta – decía con una sonrisa al soldado que se sentaba a su costado. Todos los sentimientos que me había estado guardando afloraron como una rosa en primavera. El pobre se puso blanco al ver que me detenía y me giraba hacia ellos

- Bunge. Afuera. Ahora – la totalidad del comedor quedó en un silencio sepulcral

- Capitán Bun...

- ¡AFUERA!

Lo llevé hasta el patio central. Me detuve en el centro y antes de que pudiera decir una sola palabra le asesté un puñetazo en el lado izquierdo del rostro. Un dolor me recorrió desde los nudillos hasta el codo

- Su nombre es Alma y la próxima vez que le digas puta agarraré todas tus cosas y te enviaré directamente al frente pintado como una diana ¿Entendido? – Con una mano en su mejilla y un hilillo de sangre corriéndole por la barbilla me miró con ojos llenos de furia. Se abalanzó hacia mí y ahí fue cuando los nudillos de mi otra mano quedaron magullados.

Pero a pesar de envergadura de los puñetazos eso no bastó para que quedaron totalmente destruidos. Fue luego de Bunge saliera corriendo por la puerta de la base. Luego de que James llegara a separarme de Bunge. Incluso después de que Dylan me llevara hacia la isla. Fue precisamente en el momento en que llegué a la muralla de árboles que separaban la playa del bosque. Con solo recordar la sonrisa burlona de Bunge hacia el soldado la ira se apoderó de mí. Golpeé con todas mis fuerzas un árbol. Luego de solo dos puñetazos, un fuerte crujido y una lluvia de astillas el árbol cayó destrozado sobre el suave pasto...

- Lo hablaremos luego ¿sí? – le beso la punta de la nariz y abro la puerta de su habitación. Justo en ese momento llega una Miss Avocet con el rostro conmocionado

- Tenemos una urgencia

- Puedo irme si quieren – digo al notar la mirada de Miss Avocet clavada en Alma

- No, quédate quizás te necesitemos – dice la ymbryne poniendo su mano en mi brazo – He estado sobrevolando la costa y he visto a un niño algo extraño...

- ¿Querrá decir peculiar? – dice Alma con el entrecejo fruncido

- Al principio no lo parecía pero al pasar unos minutos he visto que ha prendido un farol con solo tocarlo

- ¿Está segura que no fue pura casualidad?

- No ha sido solo uno y mis instintos son fuertes

- Entonces no – comienza a jugar con sus dedos sobre su regazo – Esto es lo que haremos – dice luego de unos segundos – Usted y yo iremos a buscar al niño y tú Chris irás a buscar tus cosas ¿Hecho?

Estoy cruzando la puerta cuando una mano agarra mi antebrazo

- ¿Podemos hablar un segundo? Es sobre la visión del camión – dice Horace jugando nerviosamente con sus manos

- Iré a buscar mis cosas ahora. Ya tendremos más tiempo ¿Es extremadamente necesario?

- Bueno, no creo que...

- Entonces lo hablamos cuando regrese – le sacudo el pelo y sigo con mi camino

Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora