Capítulo 42

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Unos nudillos suenan en la puerta

- Pase – digo soltando los informes sobre el escritorio

- Buenas tardes mayor – dice James cuadrándose

- Buenas tardes James, descansa ¿Cómo les fue?

- Bueno, para estar cerca de un mes sin entrenamientos los soldados están bastante bien

- Me alegro – mentira. Bueno sí lo estoy, pero no para los fines - ¿Algo extraordinario?

- ¿Permiso para hablar como amigo y confidente mayor?

- Aprobado – James separa la silla frente a mí, se sienta y apoya los codos en el escritorio

- Pido a Dios, o a lo que sea que dirija todo este universo, que el teniente Bunge no descargue toda su furia contenida hacia ti. Te juro que estuvo así – acercó su dedo índice a su pulgar dejando un mínimo espacio – de hacer una pataleta – soltó una carcajada – deberías haberlo visto

- Veo que no se tomó muy bien la noticia – encogí los hombros y sonreí. Pagaría lo que fuera por ver a Bunge salir de sus casillas y arma un berrinche como el verdadero niño mimado que es - ¿Dónde está ahora?

- Apenas llegamos se fue hacia los barracones, supongo que sigue ahí – James baja la mirada hacia las carpetas con letras rojas gigantes que dicen "confidencial" - ¿Tenemos esperanzas?

- La esperanza es lo último que se pierde... - pierdo la vista en los papeles – es el ataque más arriesgado que he visto en toda la guerra, no sé qué tan efectivo sea considerando las masivas bajas que habrán

- No hay de qué preocuparse – dice dándome unas palmadas en un brazo – tenemos al mejor estratega a cargo – sonreí melancólicamente

- Solo fue en una ocasión – digo jugando con mis pulgares

- Pero fue la mejor conquista que se ha visto hasta ahora, menos de veinte bajas, un inmenso territorio y miles de Franceses arrancando como niñitas...aplastante – no digo nada, la verdad es que no quiero revivir recuerdos ahora. James se da cuenta de esto – Bueno, en una hora entregaré el informe de la campaña

- Adiós James – se levanta y cierra la puerta de un golpe, me quedo mirando las banderas nazis que se agitan por el azote y decido que este no será el día en que leeré todos las carpetas

Miro el reloj: 17:25. Deben estar todos en el casino para la merienda

Un silencio se forma cuando entro en la habitación y miles de ojos se clavan en mí. Por reglas del ejército, cada vez que un superior entra a una habitación nadie puede comer hasta que este lo haga, y eso era justamente es lo que todos están esperando. Ubico una mesa casi vacía en un extremo y me dirijo hacia ella. Me siento y una señora me trae una bandeja con un par de barras de cereal y un vaso de leche. En el momento en que tomo un sorbo de leche las conversaciones se reanudan. Un golpe en la mesa hizo que dejara el vaso sobre la mesa

- Mayor

- James

- Vine por si el niñito decide atacar – dice apuntando con su pulgar un lugar en su espalda. Bunge se encuentra dos mesas más allá de nosotros, y cada cierto tiempo levanta la vista y abre las alas de su nariz con un bufido - ¿Qué se siente que una habitación quede en completo silencio cuando entras?

- Me siento como una súper modelo – ambos nos reímos – no sé si pueda acostumbrarme

- Esperemos que sí. El ejército no te soltará así como así – lamentablemente tiene razón



Nuevamente nudillos en la puerta

- Pase

- Mayor – dice Eigner, el recluta de la oficina de administración

- Eigner ¿Alguna noticia?

- Esto llegó para usted en la tarde – dice estirando un sobre – creo que es del coronel Ax, dice que es de suma importancia

- Gracias, puedes retirarte – el soldado se cuadra y sale por la puerta

Acerco la lámpara del escritorio hacia la carta; una estampilla de Francia flanquea la esquina superior izquierda y en unas negras letras se puede leer "Mayor Häusser – Gales"

A medida que el sellado cruje mientras la abro mi corazón se acelera. Consigo abrirla y saco dos hojas blancas escritas de principio a fin. Mis ojos se desvían hacia el final de la segunda hoja, en donde una gran firma cierra el mensaje con dos diminutas letras "C.A"...coronel Ax

Suspiro y comienzo a leer la carta:

"Querido mayor Häusser, espero que se esté adaptando al cargo y dirigiendo igual o mejor que yo. Me tomo estas hojas para dirigirme a usted como intermediario del ejército. Como su ascenso fue reciente preferí dirigirme directamente a usted que enviarle un informe con nada más que su objetivo en el inminente ataque a Inglaterra. Me gusta pensar que a pesar de estar en guerra el instinto "humano" está por sobre el "militar"

Como usted sabe, su rol en este ataque va a ser el más importante, y como consecuencia espero que su éxito sea tan grande como mis expectativas. Aún recuerdo cuando llegaste a Francia, no eras más que un manojo de nervios, pero debo reconocer que los escondías muy bien. A pesar de eso fuiste la mayor sorpresa, y lamentamos mucho cuando tuviste que irte del frente por esa herida de guerra, que espero que no te recuerde nada más que tu mayor éxito.

Ahora pasemos a lo trascendental; el primer paso es la guerra por aire que se librará en el canal de la mancha, con el objetivo de derrotar a la Royal Air Force, es decir, disminuir el poder aéreo de Inglaterra. Luego de la derrota entrará en juego el combate en tierra. Tendrás que liderar a la fuerza terrestre hacia las fábricas productores de aeronaves y destruirlas.

Luego explica un montón de estrategias que no tenía idea de que existían, pero que tengo que aprender.

"... aún no se fija la fecha exacta, pero tú deberás cruzar hacia Francia en menos de dos semanas... "

Dos semanas...me quedan solo 14 días para aprovechar a las personas que se han ganado mi corazón en menos de un mes, sobre todo a una que se robó cada pedazo de él, en los que podrían ser mis últimos días de vida. 

"Un camión del ejército irá a buscarte. Cuando llegues a Francia..."

Sigo pasando los ojos por las letras, pero ninguna de ellas cobra sentido. Miro la firma por última vez y cierro la carta. Suelto un largo suspiro con las manos en mi rostro. Dos semanas...

Nudillos en la puerta

- ¿Mayor? – dice la voz desde el otro de la puerta – hay un civil que está preguntando por usted en la puerta , dice que quiere hablar de un tema "delicado"

- Voy enseguida – escucho los pasos del soldado alejándose. No quiero pensar en quién puede ser, de hecho no me gustaría pensar en nada más por hoy.

Entre la rabia, la angustia, la incertidumbre y montón de otras sensaciones cruzo todo el pasillo para llegar a la puerta. Desde lejos puede ver que los dos guardias hablan con alguien, pero hasta ahora no puedo ver con quién.

- ¿Soldados? - los dos se separan dejando ver a un hombre de brazos cruzados - ¿Dylan?

- Hola Chris – dice mirándome con el ceño fruncido y voz firme – tenemos que hablar...




Lo prometido es deuda ;)

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