Miss Peregrine y el extraño

Capítulo 43

- Chris – dice Dylan mientras deja el vaso de whiskey con un sonoro ruido en la barra – no quiero que vuelvas a ver a los chicos ni a Alma

- ¿Perdón? – lo miro con atención sin entender a qué quiere llegar

- No puedes hacerle daño, no se lo merecen

- ¿Daño? ¿De qué estás hablando?

- Te irás – dice mirándome directamente a los ojos – y lamento decirlo pero probablemente morirás

- ¿Qué te sucede? ¿Desde cuándo que soy tu enemigo?

- Chris, debes entenderme y entenderlos. Hay una razón por la cual están atrapados, mejor dicho escondidos, en el tiempo. Quiero que entiendas mi punto de vista ¿sí? – asiento con la cabeza – Imagina que eres uno más de ellos; vives en la mansión, comes con ellos, juegas con ellos y compartes las 24 horas con ellos – miro como trata de explicarme con todo su ser, pero francamente...me está sacando de mis casillas – Ahora imagina que cualquiera de ellos se va y no vuelve nunca más. Ves su estela en todas las esquinas, sientes su olor, imaginas su tacto...es un infierno ¿En serio crees que se merecen algo así?

- Mira Dylan, lo entiendo. Pero creo que no estás pensando correctamente. Me voy a la guerra, no al matadero

- Es casi lo mismo...

- No, no es lo mismo – mi entre cejo se frunce, mis manos comienzan a apretarse y mi voz se vuelve más fuerte - No voy a ir a que me maten, al contrario, voy a pelear hasta que mis rodillas cedan, porque ya tengo un motivo para vivir – su ceño comienza estirarse – si pudieras ver a tu familia unos días antes de un futuro incierto ¿no los verías? ¿No aprovecharías esos últimos momentos? Porque en mi caso sí lo haría, y no dejaré que nadie me lo impida, menos un amigo – se forma un silencio. Dylan mira su vaso por unos momentos y luego se gira con una sonrisa

- Pensé que ya había perdido al romántico empedernido. Tranquilo...solo quería saber cuánto te importan – puse mi mano en mi frente tapando mis ojos, para que no se notaran las ganas que tengo de matarlo - ¿Alguna vez te dije que quería ser actor?

- Eres un idiota – digo golpeándolo en el hombro – estaba a punto de calentar mis brazos para una pelea – ambos reímos. El aire tenso se esfumó en un segundo

- ¿un brindis? – tomo el vaso y lo alzo – para que este no sea el último vaso de el hombre más romántico que conozco

- ¿Un caballero de brillante armadura?

- Más bien un tonto envuelto en papel aluminio. ¡Salud! – soltamos los vasos con un fuerte golpe, haciendo que un par de cabezas se giraran hacia nosotros – ahora que ya dejamos la tensión atrás dime, ¿Has tenido noticias?

- De hecho sí, hoy mismo recibí una carta. Parece que llegas justo en los momentos precisos

- ¿Y? ¿Qué decía?

- El plazo – digo mirando el vaso vacío – tengo dos semanas para cruzar el canal de la mancha – Dylan suspira y pone una mano en mi hombro

- Es momento de que les digas la noticia

- Ni siquiera sé cómo se los voy a decir, no es una noticia ligera

- Pero es mejor que lo sepan a que solo lo estés guardando para ti

- No creo que me vuelvan a hablar ¿Tú que piensas?