Capítulo 29: Alma Lefay Peregrine

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Hasta ahora todo está perfecto; él es el hombre más apuesto que he visto en largo tiempo y con el traje se ve aún mejor, el restaurante es simplemente impresionante. Cuando todas las miradas se posaron en mí no sabía qué hacer pero estar al lado de Chris me hizo sentir segura, casi invencible. Pasamos por el medio de la sala mientras las cabezas seguían nuestro recorrido. La habitación tiene unos papeles murales de intensos tonos rojos, hermosas pinturas en costosos marcos y por lo menos un centenar de personas. Al final hay una puerta con magníficos dibujos tallados y en un cartel en la parte superior de esta se puede leer en letras doradas "Premium". El recepcionista abre la puerta y deja a la vista una larga escalera de mármol en forma de caracol

El corazón me empezó a latir más deprisa y mi respiración es dificultosa... así de impresionante es la habitación. Unas inmensas ventanas con una impresionante vista hacia el mar con el reflejo de la luna sobre él están en la pared más lejana, una única mesa ocupa el centro de la habitación con unas velas en su centro, el piso flotante está perforado por unos inmensos pilares, tipo griego blancos, que sostienen una gigantesca cúpula de vidrio sobre nuestras cabezas que dejan a la vista un admirable cielo estrellado , un impresionante candelabro de cristales cae sobre la mesa, a nuestra izquierda una chimenea que ocupa la mitad de la muralla, de tipo griego al igual que los pialares, tiene un acogedor fuego que tempera la habitación y frente a él un sillón de dos cuerpos, al otro extremo hay un majestuoso espejo de por lo menos tres metros de alto con enredaderas blancas como borde –a lo más estilo rococó –. Pero a pesar de eso lo más importante en esta sala era a la persona que tenía a mi lado. Me miró inseguro

- ¿Demasiado?

- ¿Cuánto tiempo vas a estar sin comer?

- Un par de meses, pero valen completamente la pena

- Es perfecta – se le relaja el rostro y forma una sonrisa

- ¿Me permiten sus abrigos? – dice el recepcionista caminando en dirección hacia nosotros. Chris me ayuda a sacarme la chaqueta y se la pasa al empleado junto con su sombrero

- Gracias – respondimos al unísono. El recepcionista salió de la habitación, dejándonos solos

- ¿Qué quieres hacer primero? Podemos ir al balcón, comer, lo que tú quieras

- Vamos al balcón

Empujé una de las pesadas puertas de vidrio para poder salir. Una baranda de fierro nos limita el camino. Nos apoyamos con los antebrazos en la varando uno junto al otro y miramos hacia el sereno mar

- De verdad que es una vista privilegiada – digo mirando la quietud de la noche solamente alterada por la brisa

- Lo más caro fue arrendar las estrellas – le di un suave golpe con el puño en el brazo – pero aunque las estrellas brillan como nunca tus ojos las opacan totalmente... - No te sonrojes, no te sonrojes, no te sonrojes

- ¿Poema? – dije tratando de desviar la atención de mis mejillas

- Sentimiento – me mira fijamente con una sonrisa...con ESA sonrisa. Cada vez que la forma algo se funde en mi pecho

El fuerte sonido de la lluvia cayendo nos sacó del juego de miradas

- Genial... - susurró Chris con una deje de molestia

- Es solo agua Chris

- Sí, pero ¿Cómo nos vamos a devolver?

- ¿Nos? – le digo mirándolo con una ceja alzada

Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora