Capítulo 41

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- ¿Me ayudas? – pregunta Millard mientras sostiene un montón de mantas que dejan ver solo sus cejas

- Claro, pásamelas

- Gracias – se pasa la mano por la frente y suspira – no creo que hubiera llegado más lejos

- ¿Dónde las dejo?

- En el sillón del living

- Hecho

Subo los escalones, me limpio los pies en la alfombra y cruzo el umbral de la puerta. Silbo una canción que, si no mal recuerdo, la escuché cantar a uno de mis reclutas el día que llegamos a Francia. El pobre estaba feliz...que bruto. Pero a pesar de todo, la canción era pegadiza.

Detuve mis silbidos cuando escuché unos susurros que cada vez se volvían más audibles

- Es lo que me dijeron. Desapareció y esperan lo peor, de hecho es lo que daban a entender en su carta. – un suspiro -Pensé que esto nunca sucedería de nuevo – decía una voz. Estoy casi seguro de que es Miss Avocet

- ¿Están completamente seguras de que eran ellos? – desde que la voz hizo énfasis en el "ellos" mis oídos se agudizaron

- No completamente, pero es lo más fiable ¿Cuándo has escuchado que una ymbryne se escape sin dar aviso? – se hizo un silencio

- ¿Qué debemos hacer?

- Deberíamos pasar más desapercibidos hasta que aclaren el asunto

- Por ahora no le diremos nada a los niños...y espero nunca esté en la necesidad de hacerlo ¿Has sabido algo de tu bucle?

- Nada desde la última carta. Estaban bien hasta ese entonces. Si no recibo alguna carta de aquí a pasado mañana creo que me veré en la necesidad de dejarte querida – definitivamente es Miss Avocet hablando con Alma

- No hay problema, los niños son la prioridad – se hace un nuevo silencio y yo pego más mi oreja a la puerta. De repente esta se abre de golpe y yo me quedo congelado luego del susto, pero en una milésima de segundos me doy vuelta y trato de alejarme lo más rápido posible, casi al ritmo de mis pulsaciones

- ¿Chris? – la voz de Alma me detiene en mi escape, me deja un momento quieto y de espaldas mientras trato de inventar algo. Me doy media vuelta y me encuentro con el entrecejo fruncido de Alma, que parece estar sugiriendo posibles razones para que yo esté aquí. Se relaja cuando ve el montón de mantas - ¿Sabes dónde dejarlas?

- En...el sillón...del living – dije, como si dudara hasta de la misma humanidad

- ¿Estás bien? – Alma vuelve a fruncir el entrecejo y se acerca

- Sí, solo son reacciones post pesadillas

- ¿Estás seguro?

- Si – le sonrío y ella se contagia – ahora si me permites debo hacer un encargo – digo mirando las mantas

- Adelante – dice luego de echarse a un lado

Dejo las mantas en el sillón con un suspiro. Estuve a punto de ser descubierto espiando ¿Qué acabo de escuchar? ¿Quiénes eran "ellos? Fueran lo que fueran algo no está bien, y no presagia algo mejor



Capítulo corto, lo sé, pero es debido ha que el siguiente viene MUY pronto

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Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora