Capítulo 54

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Pantalones, poleras, chaqueta, ropa interior, zapatos y un par de recuerdos no me llenan una mochila. Dejo mi habitación y mi oficina lo más intactas que puedo, cada una con su respectiva llave en algún cajón. Sin querer me quedé mirando fijamente mi entorno, empapándome de la vida a la que iba a renunciar. Toqué los parches de mi chaqueta, las piochas de mi gorra y las chapas con mi identificación; pequeñas cosas que me han hecho llegar hasta este momento, hasta este exacto lugar.

- ¿Por qué traes una mochila en tu espalda? – dice James desde su habitación mientras cierro la puerta a mis espaldas

- Buenas tardes James, estoy bien gracias. Espero que no se te hayan olvidado los modales que enseñé en tu primera campaña

- La mochila me desconcentra – sentado en su cama me apunta con el dedo índice

- Entonces puedes empezar de nuevo – formo una sonrisa traviesa cuando James rueda los ojos

- Buenas tardes mayor Häusser ¿necesita algo?

- Vengo a despedirme – el entrecejo se le frunce

- ¿Qué?

- Me voy

- ¿A dónde?

- A un lugar donde nadie pueda encontrarme

- ¿Con quién? – me quedo en silencio esperando a que él mismo se responda. Abre los ojos al máximo – No me digas que la chica te ha ablandado

- Ya lo hizo

- Chris, no estás pensando bien ¿Quién se quedará a cargo de la base?

- Tú – los ojos, no sé cómo, se le abren aún más. Saco unos papeles de mi mochila y se los entrego – solo tienes que firmar ahí – le abro la mano y le deposito un lápiz

- No... ¿Cómo?... ¿Y? .... Bunge es el que sigue en la línea de sucesión

- ¿Ves en alguna parte el nombre de Bunge?

- Sabes que estará muy enfadado – dice después de haber analizado el documento

- Eso no importa. Bunge es un chiquillo, hará pataletas y berrinches pero no es estúpido, sabe que no puede hacerte nada y a mí no me encontrará. En el momento en que tú firmes este papel yo me podré ir

- ¿Pero y si apela en Berlín?

- No hay tiempo para andar resolviendo problemas menores. Además no creo que siquiera sepan que está sucediendo aquí. Mi nombre y mi firma validan todo – digo señalando la esquina inferior izquierda – Solo tienes que firmar – señalo la esquina inferior derecha

- Yo no puedo dirigir esto, menos el ataque a Inglaterra

- Sí que puedes. Has sido mi mano derecha, has estado conmigo el tiempo suficiente para saber qué hacer. Y dejé el ataque a Inglaterra hecho, si quieres puedes usar mis planos que están en tu nueva oficina. ¡Vamos! Yo te enseñé a usar tu primera arma

- ¿Estás seguro de esto? – dice mirándome directamente a los ojos

- Absolutamente – le doy una palmada en el hombro – Ahora firma – con mano firme James traza unas líneas. Meto la hoja en un sobre – manda esto inmediatamente a administración. Eigner te puede ayudar. No envíes nada a ningún otro lugar, con esto basta

- ¿Qué digo cuando me pregunten por ti?

- Lo que tú quieras – se queda mirando el sobre un momento

- Gracias – dice luego de un momento. Nos abrazamos en modo de despedida

- Nos veremos de nuevo en algún momento – digo cuadrándome antes de salir por la puerta

Pocas miradas se posan en mi mochila mientras cruzo en patio en dirección a la salida. El viento agita los árboles y unas nubes grises amenazan con empapar hasta el último centímetro. Antes de perderme de la vista de todos Bunge sale desde una esquina. Nuestras miradas se cruzan y alcanzo a ver un moretón en su mejilla antes de que se suba el cuello de la chaqueta. Cuando sale de mi campo de visión noto que algo no estaba en su lugar, obviamente sacando las magulladuras. Paro en seco y me quedo pensando en su rostro; todo estaba tan inexpresivo como siempre menos sus ojos...algo extraño había en ellos.

Sigo caminando ensimismado hasta que escucho un sonido estridente; un camión militar se acerca a toda marcha sin respetar ningún transeúnte ni vehículo. Las ruedas giran furiosas sobre el asfalto. "Debe ser información muy importante". El enorme camión frena en seco a solo unos centímetros de mí. Ambas puertas delanteras se abren casi al unísono y dos uniformados con los entrecejos fruncidos y con gafas para el sol se me acercan

- ¿Mayor Häusser? – pregunta el que tiene una barba de pocos días

- Si su misión es información yo no soy el indicado. Deben ir a la base

- No ha respondido la pregunta – responde su compañero con tono severo

- No tendría por qué estar respondiendo ninguna.... – un puñetazo rápido en el estómago me hace perder todo el aire que tenía en los pulmones. Me toman de ambos brazos y me tratan de llevar a rastras hasta la parte posterior del camión mientras intento zafarme del agarre. Logro soltar un brazo y arremeto con un golpe al soldado con barba. Cuando iba a propinar un segundo golpe, unas manos se aferran a mi chaqueta con fuerza y un puño se estrella contra mi rostro. El golpe es tal que caigo al asfalto. El sabor metálico de la sangre se expande por mi boca y mi saliva se vuelve pastosa. Escupo un pequeño charco de sangre y me limpio con el dorso de la mano.

- ¿Ahora quieres responder a la pregunta? – pregunta el de la barba luego de que se limpiara un hilillo de sangre que tenía en el mentón – Debo admitir que tienes un buen derechazo – dice mientras se toca el labio, que no deja de sangrar – Bueno...ya no importa, creo que esto nos responde la pregunta – entre sus dedos está el rectángulo de tela con mi apellido; "Häusser" se puede leer en el bordado negro – Ese es tu apellido, ¿no? – dice con una sonrisa burlona

- Deberíamos meterlo rápido al furgón, no podemos arriesgarnos a que nos vean – dice el otro soldado mirando con severidad a su compañero

- Yo creo que deberíamos entretenernos un momento – se pone en cunclillas a mi lado - ¿Qué piensa usted...mayor? – mis labios no se separan. Se pone de pie – Avísale al jefe que lo tenemos

El soldado se da media vuelta y se dirige a la parte posterior de la camioneta. Ahora es un uno contra uno. Me paro de un salto y tacleo al uniformado con todas mis fuerzas. Volvemos a caer al suelo. Le acierto un par de golpes antes de que unas manos se aferran a mi chaqueta y me tiraran, haciéndome caer de espaldas.

Los golpes llueven por todo mi cuerpo, y lo último que recuerdo, luego de un gran vacío, es el sonido del cierre de unas puertas metálicas 




¡Hola! Quiero expresar mi emoción por aquellos que han llegado hasta este punto, les doy mil gracias. 

Pienso en hacer este pequeño apartado para decirles que esta historia ya está llegando a su recta final, por lo que los capítulos finales se publicaran con un día de diferencia. Para poder hacer un final digno para ustedes voy a necesitar un tiempo...no creo que sea mucho, pero aún asi

LES DOY LAS GRACIAS DE NUEVO POR HABER SEGUIDO LA HISTORIA HASTA AQUÍ 

<3

Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora