Capítulo 22

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Solté la mano de Alma cuando Claire llegó corriendo y saltó a mis brazos, y en el momento en que lo hice un vacío inundo mi pecho

- Buenos días – dijo abrazándose a mi cuello

- Buenos días Claire

- ¿Irás con nosotros al picnic?

- Mmm...por supuesto

La dejé en el suelo y empezamos a caminar hacia el porche de la casa, en donde la mayoría de los peculiares aguardaban. De repente algo se colgó de mi espalda y me empezó a hacer cosquillas

- ¿Seguro que quieres hacer esto Millard? – dije agarrándole las manos

- ¿Cómo supiste que era yo?

- Eres el único que me desafía a una competencia de cosquillas sabiendo que va a perder – lo tomé por las muñecas y lo subí a uno de mis hombros, y desde ahí el bombardeo de cosquillas se inició. Luego de un par de minutos Miss Peregrine se acercó

- ¿No crees que ya es mucha tortura?

- Puede ser – dejé de hacerle cosquillas a Millar, lo bajé y pude ver sus mejillas ardiendo de tanta risa

- Lo próxima...juro... que ganaré – dijo Millard entre jadeos

- Ya lo veremos – le dije revolviéndole su castaño cabello

- ¡Señorito Häusser!

- ¡Miss Avocet!

- ¿Cómo estás hoy?

- Perfectamente

- Me alegro. Y espero que esté listo para un día de picnic

- Cien porciento

Subimos los tres escalones del porche y saludamos a todos los niños que esperaban impacientes el momento para iniciar la caminata

- Ya es hora de que vuelva – dijo Dylan dándome un leve abrazo

- ¿Estás seguro? No creo que les moleste que nos acompañes

- No te preocupes, tengo cosas que hacer...pero te quiero pedir un favor

- Dime

- Ten cuidado

- ¿Es una advertencia o un consejo?

- Cualquiera que necesites. Nos vemos

- Adiós – me dejó atónito, no sabía que pensar. Cabía la posibilidad de que estuviera celoso o ¿era un consejo para mí? Bueno fuera lo que fuera lo sabría más adelante

Lo primero que hice fue ir al baño a limpiarme la herida y cambiarme el parche. Cuando me estaba acercando al baño me di cuenta de que la luz estaba encendida. Me acerqué poco a poco y cuando me asomé por la puerta pude ver a Alma mojando un trozo de tela en el lavamos.

- Sácate la polera

- ¿Por qué? – ¿Por qué? ¿Cómo que por qué? Tienes una mancha de sangre del porte de tu puño en la polera...idiota

- ¿Por qué? Estás sangrando – dijo Miss Peregrine señalando mi polera

Me saqué la polera mientras me reñía en mi interior por lo estúpido que había sonado

- Respira – dijo antes de apoyar su mano en mi torso. Un escalofrío me recorrió el cuerpo...y también un poco de dolor – Deberías cuidarte más

- Lo sé, pero esta vez no ha sido culpa mía

- ¿Y de quien fue? – dijo Alma mientras pasaba una y otra vez el trozo de tela

- De Dylan

- ¿Enserio?

- Sí

- Entonces vas a tener que conseguirte a alguien que te cuide – se giró para limpiar la sangre del paño en el lavamanos

- Creo que ya tengo a alguien en mente – mi respuesta pareció incomodarle; el rubor subió hasta sus mejillas y tuvo una leve sacudida, pero a través del espejo se podía ver su sonrisa

- Necesitaras otra polera – asentí – déjame ir a buscarte una

Con la polera cambiada, que era blanca con cuello en "v", salimos con Miss Peregrine hacia el patio, en donde todos estaban esperando, con todo listo, para irse.

- ¿Vamos?

- Vamos – respondió Alma a Miss Avocet

- ¿Miss Peregrine?

- ¿Si? – Fiona se acercó al oído de Alma y le dijo algo que, obviamente, los demás no escuchamos

- Ok... ¿Chris, me acompañas adentro? - traté de pensar que nada malo había pasado, pero cuando alguien te llama para hablar "adentro"...Ufff

- ¿Pasó algo malo? – pregunté cuando llegamos a la cocina

- No, solo un accidente... ¿Fiona? – Fiona se acercó y se levantó un lado del pantalón, tenía un tajo con muy mala pinta

- No tiene buena pinta, súbete a la mesa – se subió - ¿Cómo te la hiciste?

- Estaba jugando con un árbol y una de las ramas me pasó a llevar

- Okay, voy a tratar de curarlo, pero recuerden que soy nuevo en esto y nose si va a funcionar

- Tienes que confiar en tu peculiaridad

Puse mis manos alrededor de la pantorrilla de Fiona, cerré mis ojos y fijé toda mi concentración en mis palmas y dedos. Cuando pasaron un par de segundo un leve calor se desprendió de ellas y las retiré lentamente cruzando los dedos para que hubiera funcionado

- Perfecto

Abrí los ojos y no quedaba ni un rastro del horrible tajo. Suspiré y sonreí

- ¡Muchas gracias! – dijo Fiona mientras me daba un fugaz abrazo y salía corriendo por la puerta

- Deberías tenerte más confianza

- Me pongo nervioso con...uhm...ciertas personas – salí por la puerta lo más rápido posible de la cocina y me dirigí al patio


- ¿Todo bien? – me preguntó Miss Avocet

- Sí, estamos listos





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Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora