Capítulo 55

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- Al menos ya sabemos que es resistente a los golpes – dice una voz lejana. Poco a poco se hace más audible. Una superficie fría está contra la mitad de mi rostro. Un vaivén intermitente y un sonido grave y constante llenan el lugar. Lentamente comienzo a sentir el dolor. Es como se hubieran puesto un gran peso en el torso y la cabeza; punzadas de dolor agudo hacen una tortura hasta los movimientos más simples. Cuando abro los ojos solo veo una penumbra que se esfuma lentamente mientras mis ojos se habitúan. Hay dos hombres de espalda hacia mí. Intento mover las piernas para poder levantarme pero el dolor es tan agudo que sin querer emito un gemido

- Pero si la bella durmiente ha despertado – dice un hombre que no había visto antes. Tenía un parecido con alguien, pero no puedo aclarar de quien. Se arrodilla y toma mi rostro con una mano, apretando mis mejillas. Doy un salto cuando puedo ver que, bajo un par de mechones negros, sus ojos son completamente blancos, pero no digo ni una palabra. Sus dedos presionan mi mandíbula – Así que tú eres el original...Te dejaron bien magullado – mueve mi rostro de un lado a otro, viendo, lo que supongo, que serán los moretones

- Hace cuanto que estoy aquí 

- Desde hace una hora – volviendo a ponerse de pie – supongo que te despertaste por el movimiento. Estuvimos resolviendo un par de asuntos, pero no te preocupes, pronto estaremos fuera de esta horrible ciudad – Robert, levántalo por favor - de pie intento asentarle un codazo, a lo que me toma de un brazo, lo dobla de una manera extraña. Grito de dolor cuando siento como mi hombro izquierdo se sale de su lugar - ¿Era eso estrictamente necesario? 

- Él empezó

- No empieces con juegos de niños Robert – se acerca a mí y me levanta de suelo – Lo siento, aún no sabe la magnitud de tu poder. Dale un poco de agua – Robert me estira una botella plástica con cara de pocos amigos. Yo me quedo en el mismo lugar con una mano apretando mi brazo izquierdo

- ¿Así quieres que sean las cosas Häusser? La hospitalidad es lo que más rápido se puede esfumar – dice el pelinegro

- ¿Quién eres? – digo en tono firme

- ¡Cierto!...Soy Caul – hace una reverencia

- ¿Qué quieres de mí?

- Solo un par de cositas...como tu alma – dice con una sonrisa maliciosa. Se acerca y pasa uno de sus brazos por mi cuello – Verás, desde hace mucho tiempo que el mundo peculiar ha estado oculto por el miedo. Hemos sido el triángulo de las Bermudas de este mundo. Los que han intentado convivir con los humanos han sido el hazme reír de circos o de otras organizaciones que los ponen en exhibiciones. Pero no creo que estemos hechos para eso, y menos tú. Y estoy muy feliz de que por fin vas a poder ser el héroe que tanto deseas. Con un poco (toda) tu alma podrás hacer que todos los peculiares que conozcas por fin tengan el poder que se merecen. Dominarán el mundo de la manera a la que estaban destinados desde el primer momento...todo gracias a ti... ¡Ah! Y a mí por supuesto – me da un apretón en el hombro que me nubla vista de dolor, pero no dejo que ningún sonido salga de mis labios – Entonces que te parece, tu opinión no influirá en nada pero aun así quiero saberla. Me mira con una sonrisa

- Tú no eres peculiar – Caul suspira

- Lo fui en algún momento, hasta mi experimento. Luego de eso me convertí, junto con mis demás cómplices, en esta horrible criatura con tentáculos. Tienen sus puntos fuertes; fuerza, mandíbula poderosa y los múltiples tentáculos son útiles...pero el olor ¡Puaj! Era totalmente insoportable. Y después de un proceso largo y tedioso volví a forma "humana", los ojos no son de los que me gusta alardear – sonríe frívolamente y me mira con sus ojos completamente blancos - ¿Tienes alguna pregunta? – mis labios permanecen juntos – Bien, porque yo tengo algunas. ¿Cuáles son tus poderes? – se sienta en una caja con las piernas cruzadas. Escupo un poco de sangre en el suelo del camión – Bien... probemos con otra... ¿Cómo encontraste tus poderes? – Cuando se da cuenta de que mis labios no se van a mover se levanta y disminuye el espacio que hay entre nosotros – Te dije que la hospitalidad es lo primero que se pierde – se pone de espaldas hacia mí – Robert, ya sabes que hacer. Pensé que mi hermana se iba a revolcar con alguien menos tarado – Da unos golpes a la puerta trasera y el camión se detiene, las puertas se abren y Caul desaparece. Me quedo en shock unos segundos hasta que se escucha un portazo y el camión retoma su marcha

- Por fin solos bella durmiente – me da un golpe en las costillas que me hace caer de rodillas. Aprieto los dientes mientras me llevo las manos a una húmeda camiseta – Cualquier humano tiene un punto débil, incluso alguien como tú. Deberías tener cuidado con esa herida – Vuelve a golpearme en el mismo lugar. Quedo boca abajo en el frío suelo de metal. Oprimo mis dientes con todas mis fuerzas y llevo mi mano a mi costilla y cuando la pongo a la altura de mis ojos puedo ver una mancha roja – Hasta los originales sangran – Vuelve a golpear el mismo lugar y esta vez es imposible reprimir un alarido de dolor. Una patada me llega en el costado y luego otra, otra y otra. El dolor se comienza a expandir como una bolsa de té en una taza, y hay un momento en que todo se haca más oscuro, y que los sonidos se van alejando. Uno tras otro los golpes hacen que mis ojos se cierren y lo único que puedo hacer es intentar cubrir mis costillas con mi único brazo sano.

Los golpes cesan y escucho la respiración agitada del Wight. Unas suelas que chirrean contra el metal se detienen cerca de mi cabeza

- Nadie va a venir en tu ayuda – susurra en mi oído. Y por primera vez siento miedo

Un golpe, no sé distinguir si fue un pie o un puño, me acierta en la cabeza dejándome con la mandíbula adolorida y un pitido agudo que anula mi audición. Lo que logro ver es, que luego del último golpe, Robert se gira hacia la puerta. Una ola de luz entra por la abertura y una mancha, difuminada por el resplandor, se agita frenéticamente y desaparece. Sacudo la cabeza y el pitido comienza a esfumarse. Algo se aferra a mi tobillo y tira. Yo intento sujetarme con las uñas de los pequeños diseños del metal, pero la fuerza es tal que con el segundo tirón me encuentro fuera de la cabina trasera.

- Chris – dice una voz lejana – pásame tu brazo

Mi cuerpo ya no es tan pesado. Doy un paso, dos mientras escucho lapsus de gritos. Lo último que escucho es un chirrido de neumáticos 





Feliz cumpleaños!!!! @@Regie_ME_1 

Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora