Capítulo 48: Chris Häusser

243 23 4
                                    

- No puedo quedarme. Lo siento – beso la frente de Alma que me mira con un puchero – volveré...pronto

- ¿Ni siquiera para comer? – sonrío y la beso en los labios

- Tengo cosas que hacer, no puedo ausentarme por tanto tiempo

Es una de las razones por las cuales me voy. La otra es porque estoy arrancando de una tormenta. Ahora que Horace se enteró de la verdad no van a pasar más que un par de días antes de que todos sepan de esta....eso es lo que estoy haciendo últimamente...solo arrancar

- ¿Informes?

- Nada más que eso – dice James dejando una torre de papeles en mi escritorio. Poso mi mano en mi frente y hago pequeños círculos con mis dedos

- No pensé que ir a una matanza significaba leer y escribir tantos papeles

- ¿Así que esa es la postura ahora?

- ¿Qué quieres que te diga?

- Que tenemos una ofensiva fuerte, que tendremos munición, comida y agua suficiente para derrotar a Inglaterra, cosas como las que solías decir en Francia

- Esto es muy distinto. Ya no vamos a pelear desde un agujero. Ahora exponemos todo contra un montón de metralletas, es como si dejaras un trozo de carne a las avispas, no se van a demorar mucho en hacerla desaparecer

- Que alentador... - dice James enfilándose hacia la puerta

- ¡Dime que quieres que te diga! – grito dando un golpe al escritorio - ¿Qué vamos a llegar y los ingleses nos van a tirar pétalos de rosas?

- No...solo quiero que dejes un lugar para la esperanza

- Porquería...

- Te falta recordar el líder que antes solías ser. No sé qué te pasa, ni que te preocupa tanto, y espero que no sea esa chica que vas a ver todos los días...pero ya no eres el mismo de antes – agrega James antes de cerrar la puerta

Así me quedo, con ambos brazos apoyados en la madera del escritorio y la vista en la puerta de mi oficina. Los problemas se han ido amontonando de a poco, hasta que se han dejado notar. Dejo que mi cabeza caiga, el mapa de Inglaterra ocupa casi la totalidad de la superficie, pero en la esquina inferior izquierda sobresale una pequeña esquina de papel. Levanto el mapa y tomo la foto entre mis dedos: todos los chicos se acomodan en el centro con el agua del lago hasta el pecho, y en el fondo Alma y yo nos miramos el uno al otro. Sonrío al recordar ese día y al acordarme que nadie sabe que la tengo, es como si guardara un pedacito de ese momento solo para mí. Paso suavemente el pulgar por la brillante superficie...Es momento de decir la verdad 

Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora