Capítulo 32

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Me quedo mirando atónito mi reflejo mientras me llevo las manos a la oscura mancha que cubre un área de mis costillas, palpo suavemente y un golpe de dolor hace que una mueca se forme en mi rostro ¿Existirá la peculiaridad de vivir los sueños como si fueran la realidad? Porque si fuera así esto de los poderes se me está yendo de las manos. Me cambio el parche y me visto lo más rápido que puedo. Salgo de mi habitación y un par de ronquidos suenan a lo lejos en las habitaciones de los reclutas. Ni siquiera me doy la molestia de ir a tomar desayuno si no que me dirijo con paso rápido a la oficina de administración

- Buenos días Capitán – saluda un soldado cuadrándose

- Buenos días soldado, descanse ¿De qué pelotón eres?

- 4-A capitán – responde con la voz temblorosa

- ¿Tú apellido?

- Eigner señor

- ¿De dónde eres?

- Rosenheim

- Somos casi vecinos – le digo con una sonrisa. Su rostro parece relajarse un poco - Ok Eigner necesito la lista de todos los soldados alemanes, franceses, ingleses y americanos con apellidos principiados por P para esta tarde ¿Entendido?

- Sí capitán – dijo el soldado levantándose de su escritorio y yéndose hacia las gigantes estanterías llenas de archivos

Salí de la sección y apenas di un par de pasos cuando me encontré con el general Ax

- Häusser, que bueno encontrarte

- Buenos días coronel – dije cuadrándome ante él

- Descansa, te necesito esta tarde para una reunión, tenemos que definir la estrategia para cuando llegues a Francia – un nudo se me hizo en la boca del estómago

- Entendido coronel. Voy a hacer la rutina de ejercicio y volveré a hacer un papeleo, saliendo de eso tengo todo el tiempo libre

- En ese caso es mejor que empiece ahora mismo

Con la tenida de combate corro por la vereda de la avenida principal sobrepasando hombres, mujeres y uno que otro soldado. Bajo las escaleras hacia el puerto y busco sin compasión a Dylan. Lo encuentro conversando con un grupo de pescadores que fuman unos puros que expelen humo sin cesar

- Necesito un aventón – le digo después de haberlo sacado de un tirón del grupo con las miradas de odio de sus amigos

- Hey cálmate ¿Qué haces tan temprano por aquí? – dice dándole la última calada a su cigarro

- Tengo que ir a la mansión y volver lo más rápido que puedas

- ¿Palabras mágicas? – suspiro

- Por favor – digo con voz pesada

- ¡Todos a bordo! – dice con una sonrisa

Sentados en el bote y remando me relajo un poco

- ¿Cómo estuvo la cita? – pregunta Dylan alzando las cejas

- MUY buena – digo con una sonrisa

- No esperaba menos. Oye ¿Por qué tanta prisa?

- Tengo que quedarme en la base esta tarde y anoche le prometí a Alma que hoy nos veríamos, así que pretendo aprovechar estas horas

- Haber – dice levantándose una manga para ver su reloj – son las 7 am y en el bucle son casi dos o tres horas de diferencia creo... veinte minutos en bote, diez minutos caminando por el bosque...mmm.... tienes unas prósperas 6 horas

Miss Peregrine y el extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora