Capítulo 4: El maldito alcohol

5.9K 471 11
                                    

Narrador Omnisciente.

Mia y Rossi bailaban en la pista, estaban rodeadas de la gran mayoría de los invitados que igual que ella disfrutaban de la fiesta, era una gran noche, la noche en la que todo empezaría. Los recuerdos de cuando eran niñas llegaron a sus mentes, y aunque intentaran ignorarlos, no era tan fácil.

Rossi decidió ir por otro trago, era el quinto o sexto que bebía con la vil excusa de que debían disfrutar. Mientras caminaba hacia el bar, su hermana Mía bailaba sensualmente una música, siendo observada por muchos pero ninguno con la valentía de acercase, excepto él.

— Bailas muy bien—. Llegó Drew tomándola de la cintura por detrás.

Ella no sabía de quién se trataba, y como las copas ya habían causado efectos en su organismo, se volteó sensualmente y cruzó sus brazos al cuello de él chico, el cual mantenía una sonrisa arrogante en su rostro. Ella sonrió de igual manera, y sin siquiera responder siguió meneándose al ritmo de la música. Esa noche se olvidó de los malos ratos, de la tristeza y de su novio. Esa noche fue simplemente ella y él. Drew al verla así sintió algo en el pecho, creyó que nunca la volvería a ver, y ahora la tenía entre sus brazos.

Narra Rossi.

Fui de camino a la barra, habían dos chicos atendiendo, a uno lo conocía perfectamente, ya que solía estar en todas las fiestas que la familia de Mara organizaba. Era un viejo amigo con algunas deudas sobre él, así que siempre le venía bien trabajar con buena paga.

— Me das un especial, ¿por favor?—. Reí al escuchar como salió mi voz al pedir.

— ¿No estás muy pasada ya?—. Dijo él chico nuevo dedicándome una mirada cómplice, volví a reír y negué.

— Yo estoy bien, solo quiero un trago y será el último—. Me excusé y volví a pedir.

Él chico sonrío y negó, luego le dijo algo a su amigo y salió del bar, acercándose a mí. Pensé en seguida que no era tan alto.

— No creo que sea bueno que sigas tomando, mejor vamos a la habitación—. Volvió a decir, no entendí su propuesta, pero era ya tarde para protestas. Él chico ya me llevaba de camino a la casa, me tensé al sentir una mano en mi trasero, iba a apartarme pero él me tomo más fuerte.

— ¡Yo puedo ir sola!—. Me quejé, la cabeza me daba vueltas y la compañía de este chico no me hacía sentir nada cómoda.

Sus contantes carcajadas me perturbaban, mareándome aún más.

— No lo creo, además ya casi llegamos.

No lograba distinguir donde ponía los pies, así que de un momento a otro quise detenerme al sentir unas inmensas ganas de vomitar pero el me seguía arrastrando y no pude contenerlo.

— Maldita sea, aunque es una buena excusa para desvestirte me da asco, demonios.

Cada vez sentía menos control sobre mi cuerpo. Pronto empecé a sentirme asustada y con ganas de llorar.

— Suéltala.

Esa voz tan linda que había escuchado antes volvió a interrumpir, afortunadamente.

— Tranquilo hermano, solo iba a dejarla en su habitación—. Ya no podía ver bien, mis ojos se cerraban.

— Bueno, dámela, la voy a dejar yo—. Pidió.

— No—. Protestó él imbecil que seguía con su mano en mi trasero.

— Deja de tocarme—. Me removí en sus brazos y casi caí.

— Mira idiota, vas a dejarla y te largarás antes de que te parta la cara—. Fue lo último que escuché y mi cuerpo se desvaneció.

Lo juro, no volveré a tomar.

Narra Dylan/Matt

La sangre me hirvió cuando vi su asquerosa mano en su espalda baja. Cuando la vi por primera vez después de tanto años me impactó. Era toda una mujer. Su sonrisa, su cabello, su cuerpo, todo de ella era perfecto. No evité seguirla, observarla, tal vez intentar protegerla, y de alguna forma sirvió. Si no lo hubiera hecho probablemente ahora... este maldito imbécil.

— Mira idiota, vas a dejarla y te largarás antes de que te parta la cara—. Gruñí bastante enojado, no sé si por el hecho de que ese imbecil se esté aprovechando de que está borracha, o joder, porque ella está borracha.

El lame pollas con cara de idiota sujetó a Rossi cuando su cuerpo casi cae, pero sin poder contenerme le di un puñete en el rostro y la tomé como pude en mis brazos.

Se que cuando la observo veo a una mujer saludable y bella, pero por un demonio, por otra parte ella seguía siendo una niña, ¿cómo va a tomar de esa manera?

Caminé hasta la habitación que Mara me había prestado mientras estuviera aquí, sufrí un poco al abrir la puerta ya que si no quería que la habitación fuera objeto de parejas teniendo sexo debía asegurarla. Una vez estuvimos adentro volví a cerrar y la recosté en la cama.

Suspiré al verla, sigue siendo hermosa, incluso más... ¿Por qué nunca creí que volvería a verla?
Observe su vestido, estaba todo manchado de vomito y un poco levantado mostrando sus piernas, aparté la mirada intentando concentrarme en lo que debía hacer.

Tendría que quitarle la ropa y cambiarla. Recostarla y tenerla a salvo.

Decidí hacerlo rápido y cuanto antes ponerle algo, y así lo hice, pero al verla en ropa interior no pude parar de observarla, tenía un cuerpo hermoso, sus largas piernas eras esbeltas y su sujetador cubría su bonito pecho, estaba muy bien dotada, de manera rápida agarre una bata de baño blanca que había encontrado, se la puse y la volví a acomodar en la cama.

Con solo verla estaba duro, lo cual no era bueno, al menos no en este momento y de esta manera.

Narra Justin/Drew.

Ella bailaba sobre mi hombro, aunque llegó un momento en él que solo me abrazó, su tacto era tan suave, y su aroma, la manera en la que baila, todo eso me hacía recordar lo enamorado que estuve de ella, de aquella niña de cabellos rubios.

La escuché susurrar algo, era como... "Nos volveremos a ver, mi Justin"

Sonreí al saber que se refería a mi, si tan solo me recordara, si tan solo pudiera hacer que me recordara...

La removí de a poco y me fijé en que se había quedado dormida en mi pecho, sería mejor llevarla a dormir. La cargué por entre las personas hasta llegar a la última habitación, esa era la que Mara me había dado a mi, justo al lado estaba la de Matt.

La acosté y le quite los zapatos y el collar, la arropé y sin poder evitarlo plante un beso en su frente, al fin la había encontrado.

¿Por qué todo esto pasa de esta forma? No quiero perderte... No ahora que te encuentro.

DESTINOS © ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora