Narra Mia
Habían pasado tres largas semanas desde la última vez que vi a Justin. Rossi por otro lado se había vuelto más callada. No compartía mucho conmigo y había accedido a todos los mandatos de mi papá, como por ejemplo que no podía volver a ver a Dylan.
Y en mi caso, no volver a ver a Justin, y aunque tampoco había protestado sabía que no duraría en sumisión mucho más tiempo.
Aún me era difícil comprender que esto estuviera pasando, principalmente por el hecho de que todo fue muy rápido. De la noche a la mañana la perfecta relación que tenía con Justin se había venido abajo, y no precisamente por nosotros, o al menos no del todo.
El recuerdo de la conversación que tuve con Rossi cuando despertó aún retumba en mi cabeza. Yo lo conocía, sabía que el chico de su sueño era Velkan. Tan retorcido y maquiavélico como lo había descrito lo recordaba. Él no era sano para el juicio de nadie. Según Rossi ella nunca lo había visto pero sabía que se trataba del chico misterioso de los mensajes con remitente "V", aún así eso sólo lograba confundirnos más.
¿Cómo podías soñar con alguien que no conoces?
— Mia, ¿de que querías hablar conmigo?
Levanté la mirada abandonando mis pensamientos. Frente a mi estaba mi papá, con su erguida postura y ese aire que grita "peligro", tan cierto pero a la vez tan alejado de la realidad. Una realidad que solo mi mamá fue capaz de sacar y que ahora muy pocos conocemos.
Las mangas de su camisa están recogidas hasta los codos y dejan a la vista su piel llena de tatuajes. La imagen de aquel chico con el tatuaje de la serpiente envolviendo la letra "V" llega a mi cabeza y debo sacudirme levemente para recomponerme.
— Es Rossi, algo no anda bien con ella—. Digo yendo directo al gano. Me levanto del asiento en el que estaba y entro seguida de él a su despacho.
No es un secreto que mi papá tiene casas en muchos lugares y Los Ángeles no son la excepción. No es tan grande como otras, pero es muy cómoda y como siempre, llena de sorpresas.
— Pensé que ya no coleccionabas esas cosas —. Digo observando la vitrina con figuras extrañas.
— No lo hacía, a Luci le gustan y cada vez que puede pone una nueva ahí.
Me rio por lo que dice. A mi mamá suele llamarle la atención las figurillas pequeñas, o la basura. Se que le cuesta mucho desprenderse de sus cosas por más que estas ya no sean del todo útiles. Ella siempre tiene la excusa perfecta.
Me siento en el sofá negro frente al escritorio de caoba y miro de reojo unas carpetas con nombres conocidos escritos. «Justin» «Dylan». Me abstengo de preguntar y carraspeo la garganta.
— ¿Rossi se ha negado a tu orden de no ver más a Dylan?—. Pregunto y resulta que una vez las palabras salen de mi boca siento cierto alivio.
Su mirada azul opaca se oscurece y se sienta frente a mi en su imponente asiento. Con disimulo esconde las carpetas bajo otros archivos en un idioma que identifico como Ruso y aunque estoy familiarizada me es difícil entender del todo.
— No Mia, tú hermana no se negó—. Responde con seriedad y en seguida se que dice la verdad. Me aturde un poco su respuesta pero no lo demuestro.
— ¿Por qué?
— Creo que la pregunta correcta es ¿por qué se negaría? —. Dice y su voz se vuelve más gruesa —. Dylan y Justin son un par de mentirosos, manipuladores y asesinos, creo qué hay un par más de cosas en la lista pero prefiero dejarlo hasta ahí. Te vuelvo a preguntar Mia, ¿por qué Rossi se negaría a librarse de una carga como esa?
Mis ojos amenazan con aguarse y aprieto mis puños contra mis muslos. Trago el nudo en mi garganta y pienso con calma lo que voy a decir.
— Ellos cambiaron, tú lo sabes, y todos sabemos que te enteras de todo, no hay nada que se te escape nunca.
El tono de mi voz se volvió inestable y a diferencia de lo que me esperaba, lo que hace es sonreír con diversión real y negar levemente con la cabeza.
— De hecho Mia, una vez quise buscar a tu mamá porque yo lo había echado a perder muy feo, casi me volví loco buscándola y resulta que estuve en el mismo lugar que ella tantas veces que era absurdo que no la haya podido encontrar, incluso nos subimos al mismo elevador una vez, y yo no me di cuenta en ningún momento.
Su comentario me hace cierta gracia y debo recordar el por que estoy aquí, as un así me permito seguir la conversación.
— ¿Y los detectives que tienes?
— Los despedí, empezando por Jeff... —. Dice y parece quedarse pensando por unos segundos más —. Mia no es fácil para mi todo esto, pero debes entender que Rossi y tú están en peligro con ellos cerca.
Suspiro con pesar cuando empiezo a darme cuenta por donde va la conversación, pero en seguida me recompongo cuando deja a la vista los archivos que antes había visto. Mis ojos conectan con los suyos.
— Pero está bien, no puedo prohibir algo sin antes darles razones... Hoy vas a conocer la historia real de Dylan y Justin, los hermanos Stronwood.
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DESTINOS © ✅
РомантикаMia y Rossi son hermanas por elección. El destino jugó a su favor cuando apenas eran unas niñas, pero los años pasaron y su pasado las persigue. Justin y Dylan tuvieron una infancia desafortunada. Crecieron llenos de rencor y con una nueva identida...