Capítulo 63: Perdón

2K 173 12
                                    

Narra Rossi

La sonrisa de Mia se ensancha cuando ponen sobre sus hombros el manto bermellón que indica bye, bye instituto. Una carcajada abandona mi garganta al ver como la maestra de contabilidad y comercio rueda los ojos al tener que darle la mano como un acto netamente diplomático. Ni Mia ni ella se aguantan, y a estas alturas es imposible fingir lo contrario.

En el momento en el que Mia baja del estrado, veo como Justin la recibe con los brazos abiertos y planta en sus labios un beso tierno. Mi pecho inca recordando a Dylan, y debo apretar mis labios en una mueca para no dejar que la tristeza me domine, pero, ¿a quién engaño?, la verdad ese imbécil me hace mucha falta, y aunque prometió estar ahí para mi siempre, cada vez pierdo más las esperanzas de que si quiera regrese.

Han pasado dos meses en los que no he sabido nada de él, y Justin, o no sabe, o no quiere decirme, así que básicamente debo vivir con la horrible sensación de esperar algo que no se si llegue a pasar.

La felicidad había sido tan momentánea para mí, que a veces pienso que en realidad nunca la tuve.

─ Rossi Novak ─Llaman y me doy cuenta de que es mi turno.

Un poco desorientada por los pensamientos que había tenido, me levanto. Mi sonrisa es modesta. Estoy feliz, en serio mucho, pero la sensación de soledad es inevitable.

─ No tiene idea de cuanto esperé esto ─Dice sin tapujos mi adorada directora.

Me río porque la maestra a su lado me mira por unos segundos y asiente suspirando, como si en realidad se sacaran de encima un gran peso. Pero vamos, no era tan mala, ¿o sí?

─ Yo también las voy a extrañar, se los juro ─Bromee.

─ Claro Novak, claro.

Sin decir nada más me pusieron el manto. Aunque no esperé que lo hiciera, el profesor de matemáticas, mi eterno compañero de discusiones y malos entendidos me felicitó. Al final, había vivido momentos muy buenos en el instituto, aunque no como para decir que lo extrañaría, tampoco estaba loca.

Sonriendo para la foto que suelen tomar, me voltee, buscando entre los asientos destinados a las familias, el rostro de mi mamá y papá. En seguida un beso por parte de la tía Lily apareció, fue la primera en mi campo de visión. Hice el ademán de agarrarlo con la mano. Pero mi sonrisa se esfumó cuando lo vi, y mi alrededor se detuvo.

Llevaba el cabello corto, y una barba apenas perceptible adornaba su rostro. Mi corazón se volvió inconstante cuando su mirada chocó con la mía, y el traje azul marino que llevaba me hizo estremecer. La tela se ceñía a su cuerpo. Era él. Había vuelto.

Me había tardado un poco más de lo previsto así que me apresuré a bajar y como era un decreto, retomé mi asiento junto a mis demás compañeros. Mia me esperaba con la mirada ansiosa.

─¿Lo viste? ¡Está ahí! ─Dijo, la emoción desbordando.

Sin embargo, yo no podía decir nada. Todo había pasado tan rápido. Justo ahora sé que él está ahí atrás en algún lugar esperándome.

¿Pero qué le iba a decir? ¿qué me diría él? ¿qué había hecho en todo este tiempo?

Las preguntas no se iban ─Lo he visto, lo he visto ─Afirmé.

Mi pulso estaba acelerado, y poco a poco, con el pasar del tiempo, la ceremonia llegaba a su fin.

¿Qué le diría?

Narra Dylan

Esa mujer que había dejado de ser una niña a mi lado me observaba. Sus labios de cereza entreabiertos eran una invitación para que los besara y devorara, pero debía esperar. Había pasado un tiempo largo y difícil desde la última vez que hablé con ella, desde la última vez que la vi, y joder, cuanto la he extrañado.

─No va a perdonarte fácil ─ Dice con recelo Justin que está a mi lado.

Él ha visto la misma decepción que yo vi en los ojos de mi preciosa niña.

No puedo responder a eso, es como si hacerlo me causara dolor, porque aunque era necesario que hiciera lo que hice, remover una parte del pasado de esa forma no era bueno. Y la dejé sin decir mucho durante tanto, que sabía que la había cagado.

─La ceremonia está por acabar ─ Se acerca Dominic y nos mira sin ninguna emoción ─ Y te juro que si la haces llorar no verás la luz del día nunca más, y tú ─Sentenció mirando a Justin ─ Podrías irte despidiendo de tu hermanito.

La amenaza estaba puesta, pero eso no era lo que más me preocupaba, sino el hecho de que Mia y Rossi empezaban a acercarse.

No me miraba, estaba evitándome.

¡Dios, necesito hacer esto bien, por favor!

DESTINOS © ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora