Capítulo 50: Te amo, Rossi

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Este es el capítulo final...

Narra Dylan

Las cosas pasaron demasiado rápido. Las voces se hicieron pesadas de pronto. El aire me faltaba y en lo único en lo que pensaba era en que no paraba de decepcionar a Rossi.

Mi hermano temblaba, sabía muy bien que los nervios le estaban ganando. No quería preocuparlo, detestaba ser una jodida carga, pero maldita sea, tengo una bala enterrada en algún lugar de mi cuerpo...

Me estoy muriendo...

— Rossi —. Susurré, la silueta de su cuerpo en el piso me quitaba el aliento.

Ben había perdido demasiada sangre, probablemente hubiera muerto por eso, pero en cambio fue Justin quien le cortó la garganta, dejando su cuerpo ensangrentado a unos metros.

Habían otros cadáveres, todos de los sujetos que estaban de su lado, Velkan por supuesto supo cuándo huir, para él todo solía ser un maldito experimento, parte de esto era su creación... un maldito psicópata de nacimiento.

— Mi amor, no no no, por favor mírame —. El ruego de Rossi llegó a mi por sorpresa. Sus lágrimas gruesas rodaban por su rostro. Sus pequeñas manos se manchaban de la sangre que me envolvía cuando intentaba ayudar...

No quería esto, no quería que me viera así.

Con dolor intenté sonreír en su dirección.

— No cariño, no te preocupes —. Dije intentando con todo mi jodido ser no demostrar lo que en verdad pasaba por mi cabeza —. Rossi te amo...

Su pecho subía y bajaba a causa del llanto descontrolado que tenía. Temblaba y se aferraba a mi.

Joder, me estaba destrozando verla así.

— No me dejes, por favor, Dylan no me dejes...

Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos y supe que nunca me había sentido tan impotente. Todo el tiempo que perdí, y cuando quise recupéralo, la había perdido a ella...

— No llores cariño —. Pedí como pude, mi voz era un hilo al vacío —. No llores, yo no voy a dejarte —. Tosí expulsando sangre y maldije internamente.

Justin maldecía, lo podía escuchar. Veía a todos alarmados. Reconocí a Luci, esa mujer tan maternal, tan jodidamente buena...

Dominic hablaba con Sebastián, sabía que las ambulancias venían en camino.

Pero también sabía que era inútil.

No me quedaba mucho tiempo...

— Rossi —. La llamé como pude, ella tomó mis manos desesperada, su cuerpo se aferró más al mío —. Eres el amor de mi vida, nunca nadie en este jodido mundo me había hecho sentir lo que tú... eres fuerte cariño, eres fuerte... se que esto no es lo que dije que pasaría, se que prometí estar a tu lado, se que esto duele mi amor, pero no voy a dejar de amarte nunca... ni aunque pasen mil años, ni muerto dejaré de amarte... prométeme que —. Tosí, el dolor adormecía mis dedos de pronto. Su llanto intensificándose me hizo continuar.

— Prométeme que serás valiente, prométeme que vas a luchar por ser feliz, mi amor...

— No, Dylan... no digas esto, no me hagas esto, por Dios, ¡Dylan quédate aquí conmigo!

Sonreí débilmente ya sin fuerzas para hablar.

Ella era la jodida perfección, nunca habría imaginado que amaría a una chica como la amo a ella, conocerla fue lo mejor que me pasó en la vida... y joder, odio tener que dejarla...

Mis ojos se cerraban, así que con mi último aliento susurré:

— Te amo, Rossi...

Narra Rossi

El dolor que estaba experimentando era desgarrador. El aire me faltaba, mis brazos y piernas temblaban.

"Te amo, Rossi"

Recordar aquellas palabras me hacía querer cerrar los ojos tan fuerte que simplemente pudiera dejar de lado esto...

Mi cuerpo estaba envuelto en sangre.

Los paramédicos en la ambulancia llevaban el cuerpo de Dylan. Justin estaba callado, las lágrimas salían de él pero nada más.

Mia lloraba a su lado, intentando hacer que la mirara a los ojos. Pero todo era un caos, todo estaba de cabeza, todo lo que podía sentir era el dolor más grande del planeta.

Lo había perdido.

Su cuerpo se había ido, el vacío, el frío, no lo controlaba. Me agobiaba. No podía.

— ¡NO!—. Grité con toda la furia que encontraba dentro de mi y sin dudarlo me abalancé hasta Diego, quitándole el arma entre las manos.

Caminé tan rápido como pude y aunque fuera una jodida mierda inútil y sin sentido, descargué todas las balan en el cuerpo de Ben. Dejando salir un grito desgarrador, no podía parar, no podía aceptarlo.

No quería seguir con esto, no podía, y una bala atravesó mi cuerpo... De pronto mi papá me sostuvo, alejando el arma de mi lado, y pudiendo agarrarme en el momento preciso en el que me desvanecí en sus brazos...

Todo fue oscuridad, y el dolor desapareció.

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Esta bien, no es el final...
Estén atentos al siguiente capítulo que publicaré cuando termine de llorar por este...

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