Capítulo 42: Nada estaría bien

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Narra Dylan/Matt

Abrí mis ojos lentamente, el cabello revuelto de Rossi fue lo primero que vi, enseguida una sonrisa se formó en mi rostro. Intenté mover mi brazo pero la mitad de su cuerpo se encontraba sobre el y simplemente me rehusaba a despertarla.

Con mi otra mano libre aparte unos mechones castaños de su rostro y la miré, dormía plácidamente.

En mi cabeza se repetía la idea de que se había entragado a mi, es mía en cuerpo, en alma. La amo tanto que sin pensarlo un miedo foutuito se posó en mi, no quería perderla, había tenido miedo antes, pero absolutamente nada se comparaba al hecho de imaginarla irse de mi lado, sabía que sin importar nada, eso sería era algo que no soportaría, las alarmas en mi interior se encendían recordándome que no estaba haciendo las cosas bien y que además, el tiempo se agotaba.

Una farsa, muchas cosas en esta historia eran simplemente una farsa. Necesitaba aclarar tantas cosas, sin embargo el recelo de pensar que podría hacerla sufrir me martillaba constantemente la cabeza, al final creo que es hora de hacerle saber.

─Espero puedas perdonarme─ Susurré y besé su cabeza.

Su cuerpo desnudo se removió en mis brazos, la vi fruncir el ceño y luego relajarlo, el atisbo de una dulce sonrisa apareció de repente haciendome sonreir a mi.

Estaba decidido, se lo diría esta noche.

─Matt─ Se quejó.

Mis ojos no se apartaron de ella, la sentí acercarse a mi y respirar profundo.

─Matt─ Repitió, la rodee con mi brazo libre besando su mejilla.

─Estoy aquí, preciosa─ Respondí, ella se quejó y se aferró a mi nuevamente.

Por las expresiones de su rostro sabía que estaba dormida, asumí así que lo que ocurría es que estaba inmersa en algún sueño.

─No me dejes, Matt─ Balbuceó y super que no se trataba de ningún sueño, sino de una pesadilla.

─No me iré bebé, estoy aquí contigo─ Susurré besando repetidas veces su rostro, provocando así que despertara.

─¿Lo prometes?─ Suspiró metiendo su rostro en el hueco de mi cuello.

Sin mucho tiempo de por medio entre mi respuesta y mis pensamientos, recordé, así como prometí que te amaría siempre, cuando eramos unos niños. La atraje más a mi, si es que eso era posible y finalmente respondí.

— Claro que lo prometo, Rossi, eres lo que más amo en esta jodida vida.

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Iba saliendo del baño, la piel de sus hombros estaba desnuda y mojada, luego la toalla se extendía hasta aquel punto en el que aún podía mantener la razón y después, simplemente la vista de sus piernas me hacían quere atraerla conmigo nuevamente a la cama.

Su expresión era despistada y sus cabellos humedos en hebras gruesas caían sobre su espalda mientras unos que otros, rebeldes, se adherian a la piel de su frente.

─¿Te he dicho lo malditamente hermosa que eres?

─Solo unas cincuenta veces y de diferentes maneras, Matt─ Rió negando y siguó buscando algo en el closet.

Un recuerdo reciente remitió una sonrisa traviesa a mi rostro,─ ¿Como por ejemplo cuando estabas debajo de mi?

Mi garganta guardaba una carcajada ronca que fue liberada cuando la vi sonrojarse desde las orejas hasta la punta de su nariz. Un instinto se activo en mi cuando lanzó en mi dirección una de las primeras prendas que encontró, segundos después el tono carmesí de su rostro se intensificó al verme extender con mis manos frente a mi y frente a ella, un panti negro de encaje.

─Vaya, Rossi, que tramposa, tratando de seducirme...─ Dije, con una parte de mi bromeando y la otra insentivándola a que en verdad lo hiciera.

─Yo no... yo nunca... agh, dame eso.

Se acercó a mi amenzando con arrebatar la prenda de mis manos, pero antes de que lo hiciera, la besé, tan dulcemente que me sentí en el cielo y por la forma en que se agarró de mi cuello, supe que ella se sintió igual.

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Narra Mía

No podía evitar el llanto, mi pecho ardía, ¿cómo es que pasó todo esto?

Lentamente abrí los ojos gimiendo por el dolor, mi cabeza palpitaba fuertemente.

¿Dónde está Drew? ¿Rossi? ¿Mara, Diego, Matt?

Por Dios, los necesito.

─¡Mía!─ La voz desesperada de Drew se escuchó a lo lejos. Mi corazón palpitó con fuerza.

─¡Drew, aquí, por aquí!─ Mi voz era simplemente un quejido.

Enseguida algo se movió  cerca de mí, lo primero que vi fueron los ojos de Drew y sin evitarlo  empecé a llorar abrazándome a su pecho.

─Hay que salir de aquí, pequeña.

Mi cabeza hizo un asentimiento desesperado y en un abrir y cerrar de ojos el cuerpo de Drew me ayudaba a levantar, mi tobillo dolía como los mil demonios, lo confirmé cuando intenté avanzar.

─No creo que pueda caminar, Drew─ Gemí con dolor, su mirada viajó a mi pie y negó besando mi frente.

─Sube a mi espalda, vamos a curar eso cuando me asegure de que todo está bien.

Un sentimiento de nostálgia llenó mi pecho y negué, al mismo tiempo que mis lágrimas rodaban por mis mejillas, la mirada de Drew se intensífico sobre mi, la preocupación dominando sus facciones.

─¿Te duele demasiado, estás bien?

Negando nuevamente, añadí─ Nada va a estar bien, Drew, esto...─ Sollocé apretando mi agarre a su cuello─ Esto fue planeado...

─¿Qué?─ Preguntó aturdido, mi pecho se hundió y algo detrás nuestro entre los escombros llamó mi atención.

Enseguida supe lo que era y sin poder evitarlo, besé a Drew en los labios sintiendo el miedo de que fuera el último beso que le daría.

─Una chica inteligente─ El siseo de aquel hombre me congeló el corazón, y Drew se separó de mi, voltenadose y cubriendome con su cuerpo.

─¿Quién eres?─ La pregunta pareció divertir al sujeto y negó riendo.

─Solo puedo decirte que tu plazo, el tuyo y el de Dylan se ha agotado.

Extrañamente me sentí mareada, mi vista viajando a Drew, él apretando su mandíbula.
No entiendo nada de lo que el sujeto dice, pero el miedo y una adrenalina empieza a recorrer mi sistema.

─Por cierto... tú chica es linda.

Estaba claro, nada estaría bien.

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