Capítulo 62: ¿Siempre juntas?

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Dominic Novak, mi papá, es el hombre más celoso que he conocido sobre la faz de la tierra.

¿Ponerme a rezar serviría en esta situación? Porque estoy segura de que primero vuelan las vacas antes de que el acepte esto.

Desde la esquina en la que estoy observo de reojo a Rossi, que juguetea con el dobladillo de su blusa y no aparta la mirada del suelo. Está nerviosa, eso es evidente. Mientras tanto, Justin, Dylan y mi papá hablan muy silenciosamente en el otro extremo de la habitación.

¿Qué tanto se murmuran?, agh.

─ ¿Y bien? ─ Rossi se atreve a romper el silencio.

Los ojos de todos se centran en ella. Quiero decirle algo, como que se calle o no sé, pero las palabras no parecen querer salir de mi boca.

Justin me mira y me confunde la sonrisa de complacencia que me dedica, como diciendo "todo va a estar bien, tranquila". Y quiero creerle, pero es claro que las cosas no parecen estar a nuestro favor, así que no, ni le creo ni me tranquilizo.

─ Creo que debería ser yo quien pregunta eso ─ Habla por fin mi papá caminando de regreso. Su expresión frívola me asusta─ Entonces díganme, ¿y bien?

Unos segundos de silencio vuelven a invadirnos. Dylan y Justin no dicen nada, y casi puedo ver la diversión en sus ojos. Esto es molesto, incómodo.

─ Amo a Dylan ─ Dice mi hermana mirando desafiante a mi papá, pero un atisbo de lástima no tarda en aparecer ─ ¿Es muy difícil para ti aceptar esto?─ Pregunta y la tristeza puede sentirse en su voz.

─ Nosotras nunca les hemos desobedecido, siempre hemos sido... buenas ─ Esta vez soy yo la que habla.

Las palabras salen con torpeza, y el sentimiento de nostalgia que me golpea cuando las suelto me hace sentir extraña. Estoy esperando cualquier respuesta, cualquier reclamo, una expresión de disgusto, pero no.

Es todo lo contrario.

─ Entiendo, niñas ─ Un suspiro abandona los labios de mi papá y veo como cruza miradas con Dylan y Justin. Frunzo el ceño extrañada al ver la complicidad ─ Y quiero que sepan que voy a respetar sus decisiones, no quiero que se sientas presionadas por mi, o por nadie, no quiero que sean infelices, y... ─ Duda antes de seguir, como si le costara mucho decir algo ─ Creo que luego de la charla que he tenido con Dylan y Justin... bueno, pienso que están en buenas manos.

Muerdo el interior de mi mejilla con incertidumbre. No puedo decir ni hacer nada. De entre todas las cosas posibles que pude haber esperado, estoy segura de que esa sería la última. Pero al parecer las vacas volaron y yo no las vi, de cualquier forma, la emoción no tarda en embargarme.

Rossi es la primera en reaccionar y las lágrimas ruedan por sus mejillas cuando se lanza a los brazos de mi papá, que la reciben con alegría y no tarda en indicarme que espera por mí.

Mi respiración se siente liviana. Mi pecho sube y baja con normalidad, y mis manos han dejado de sentirse frías.

─ No voy a llorar, lo juro ─ Susurra mi papá y esta vez soy yo quien no contiene el llanto, acurrucada en sus brazos.

Después de todo, el destino parece sonreírnos.

***

Meses después...

El vestido de Rossi es blanco, tiene destellos que brillan en su fina cintura, y el cabello recogido deja a la vista el sensual escote de su prenda. Su maquillaje es muy natural, honestamente creo que parece una princesa salida de algún cuento, y no evito sentirme feliz.

Ambas esperamos este día desde hace mucho tiempo, después de tanto lo logramos.

Estábamos a punto de graduarnos y finalmente íbamos a decirle adiós al horrible instituto.

─ Estás muy linda ─ Le digo en cuanto se sienta a mi lado en la cama de la habitación.

─ ¿Yo? ─Se burla con descaro ─ Pero si eres tú quien parece una muñequita, por favor.

Me río ante su forma exagerada de hablar, y sonrío.

No quiero llorar. Estos últimos meses han estado llenos de momentos de felicidad. La turbulencia prometía haber acabado, y estoy segura que nadie estaba más feliz que yo con la calma que teníamos. Mi relación con Justin iba por muy buen camino, y aunque me gustaría decir lo mismo de Rossi y Dylan, la verdad es que ellos llevan mucho tiempo sin verse, y según mi hermana, casi no hablan.

Hace un tiempo que Dylan se marchó. No nos dijo mucho acerca de lo que debía hacer, pero prometió que todo estaría bien. Sé que Rossi no lo dice. No es capaz de afrontar que tal vez las cosas entre ella y su novio no estaban bien. Yo la conozco, sé cuando algo le incomoda, cuando algo la hace feliz, o como justo ahora, sé cuando algo la consume por dentro.

─ ¿Siempre juntas? ─ Pregunto, como normalmente suelo hacerlo.

Sus ojos cristalizados me dicen que al igual que yo ha pensado en él. Le sonrío intentando transmitirle paz, y lo que consigo es una mueca que pronto se desvanece.

─ Siempre siempre.

El sonido de la puerta abriéndose llama nuestra atención y ambas nos giramos al ver que se trata de nuestra mamá. Su vestido negro se ciñe perfectamente a su cuerpo, y sus ojos lucen llenos de brillo y amor.

─ ¿Están listas? ─Pregunta, y sin decir nada más asentimos y salimos con ella hasta el salón, en donde en resto de la familia nos espera entre uno que otro obsequio y alago.

Finalmente nos dirigimos hasta el centro de eventos en el que se llevaría a cabo la ceremonia de graduación, y a mi mente solo puede llegar el rostro del hermoso hombre que me ha enviado un texto diciéndome que va en camino.

Oh, Justin, cuanto te amo.

———

Nota de la autora: Es cortito pero vayan al siguiente capítulo, ¡yaaaa! <3

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