Capítulo 39: Mi heroe, mi chica

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Narra Drew/ Justin.

Días increibles. Días que temo no repetir. Días que recordaré por siempre y sin imortar cuando pase, lograrán sacarme una sonrisa.

Revisaba las fotos que habíamos sacado de los días que hemos estado aquí, unas me hacían reír y otras simplemente me avergonzaban, yo no era un dios de las cámaras, sin embargo, Mia si lo era, dormida, comiendo, mojada, corriendo y riendo se veía bella.

─¿Estás listo?─. La escucho decir en cuanto sale del cuarto de baño. Una toalla envuelve su cabello y salta en un pie poniendose el zapato en el otro, por último, el cepillo dental está cayendose de su boca.

Es inevitable reir y como no, sacarle una foto.

─Listísimo, niña guapa─. Me burlo mientras pongo la foto como fondo de pantalla. Como la vea me mata.

─¿Niña?─. Se ríe, su zapato en su pie, la toalla en el suelo y su mano en el cepillo. Con una sonrisa traviesa vuelve a entrar al baño, supongo que a terminar de lavarse los dientes.

Me apoximo y levanto la toalla dejandola en la bolsa con ropa sucia.

─Sí, eres mi niña─. Respondo obvio, segundos después ella sale y me mira divertida.

─No tengo 6 años, eso fue hace mucho... Justin─. Me recuerda.

Con mofa en mi expresión la observo ir hasta su celular y tomarlo para luego guardarlo en el bolsillo de sus shorts de jeans color celeste.

─Me da igual─. Río abrazandola por la cintura─. Siempre has sido mía, y lo seguirás siendo─. Beso sus labios, una sonrisa aparece entre el beso.

─Así me llamo, después de todo─. Su broma la hace reír con ganas y con diversión me resigno a negar.

─Vamos a desayunar muero de hambre─. Le digo tomandola de la mano.

Salimos de la habitación y entre bromas llegamos al comedor en donde siempre acostumbramos a desayunar. Con la mirada busco uno de los rostros conocidos pero no hay nada a la vista. Somos los primero, como casi siempre.

─Debemos estár acostumbrados a esperarlos─. Susurra Mia abrazandose a mí─. Iré pidiendo un café, si no tomo o como algo, morire de hambre─. Se burla.

─Bueno, buscaré una mesa─. Respondo besando su cabeza y luego sus labios, al verla sonreir tomé en cuenta de lo que había hecho y de que había sido un acto inconciente.

─Claro, pediré un café también para ti.

La miré alejarse por entre las mesas y personas del lugar. Todo parecia más habitado que nunca, quizás sería díficil encontrar mesa. Levanté un poco la mirada pero no divisaba nada, fue entonces que sentí a alguien tomarme del brazo.

─Tienes expresión de niño perdido─. Se burla Diego llegando a mi─. ¿Dónde está Mia?

─Pidiendo café, yo buscaba una mesa, no tuve exito.

Diego rie por mi comentario y niega, ─¿Será porque Mara y yo acabamos de sentarnos en la última con seis puestos para esperar a nuestros amigos?

El sarcásmo en su voz es evidente y me hace reir un poco.

─Iidota─. Susurro─. ¿Donde está?

─Al fondo─. Responde, pero su mirada está detrás de mi─. Los esperamos allá, ahora concentrate en ayudar a tu chica con los cafés... O con los depredadores.

Sin más que decir se aleja, entonces pienso rapidamente y busco con la mirada a Mia. Ciertamente un chico está a su lado y en el rostro de la rubia una clara expresión incomoda.

Sin darme cuenta mis pies me guían a ellos, ─¿Está todo bien, amor?

Sus ojos brillan con alivio y una sonrisa se posa en el rostro de ella, asintiendo levemente. Observo las tazas de café en sus manos y las tomo con cuidado.

Por último, con una mirada desafiante pregunto, ─¿Se te ofrece algo, amigo?

El tipo rubio y bronceado me mira con una clara expresión de enojo y negando se aleja.

─Mi heroe─. Se burla Mia en cuanto estamos solos y empezamos a caminar con dirección a la mesa que Diego mencionó antes.

─Mi chica─. Aclaro y ella sonrie provovando que yo lo haga igual.

Cuando estamos junto Mara y Diego, se acerca Rossi y Matt, con unos rostros de felicidad que no se los borra nadie. Nos sentamos junto a ellos.

─Buenos días para algunos y exelentes para otros, ¿no?─. Se burla Diego.

Rossi rueda los ojos, Mara la imita y Mia solo rie sacando su celular dejandolo sobre la mesa.

─¿Qué hay para hoy?─. Pregunto tomando café.

─¡Nadar con tiburones!─. Chilla Rossi feliz y Mara la mira con cara de horror.

─¿Estás loca?─. Chilla y se responde a ella misma─. Claro que estás loca, solo a un loco se le ocurre algo así. Definitivamente no, que miedo.

Mara habla tan rápido que apenas y logro entenderle, Mia empieza a reir.

─Era una broma, Rossi no lo haría─. Asegura.

Y entonces, como si se tratara del mayor desafío de la historia, Rossi responde.

─Oh, te equivocas hermanita, claro que lo haré.

Me río en cuanto el desafío de miradas es abrumador. Pero algo llama y atención, y es la mirada perdida de Matt. Lo conozco tanto que no dudo en hablar.

─¿Puedes acompañarme a pedir algo, Matt?

Él me mira en cuanto le hablo y solo asiente. Nadie le da mucha importancia y una vez que nos alejamos le pregunto.

─¿Algo anda mal?─. Su silencio me confirma que sí, pero decido no precipitarme.

─Es inminente lo que va a pasar, Justin...

─¿A que te refieres?─. Pregunto.

Tengo la vaga idea desde que me llamó por mi nombre real.

─Dentro de un día debo hacer frente a lo que pacte con los malditos extranjeros─. Gruñe.

Sin poder evitarlo un mal presentimiento me invade.

─Te refieres a...─. No termino cuando Dylan suelta las turbias y peligrosas palabras.

─Debo matar a Dominic Novak, y por ende... Olvidarme de Rossi para siempre.

*** *** ***

¡Tan, tan, tan!

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¿Qué opinan de lo que dijo Dylan?

¿Creen que sea capaz de matar a Dominic, o peor aún, de olvidarse de Rossi?

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