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Capítulo 16: No soy una niña, Matt

Capítulo dedicado a:

03danny Gracias por el apoyo, bella. 😁❤❤❤❤😍

Narra Rossi

¿Que sea su chica el resto de la noche?
Este sujeto esta mal de la cabeza. Sentí muchas ganas de golpearlo cuando dijo semejante estupidez.

— ¿Y bien?—. Pregunta impaciente, al parecer estuve un buen tiempo pensando.

— Yo... —. Era claro que lo mejor era decir que no, aunque dudo mucho poder conseguir a alguien para que corra conmigo.

— Ella no va a competir contigo, Rych—. Escuché esa voz, aunque más ronca de lo normal, me giré extrañada y lo vi.

— ¿Matt?—. Susurré para mi, no imaginaba que él estaría aquí. Tal vez el correo con la dirección me lo había enviado Drew como respuesta del paradero de su hermano.

— Matthew—. El tal Rych habló con una clara alegría fingida—.  Muchacho, a mi me parece que esto es un asunto que no te incumbe...

— Déjate de idioteces Rych, con ella no.

— Oh... todo esto es porque te la quieres coger—. Dijo el sujeto riendo como idiota para luego cambiar su semblante a absoluta seriedad—. Esta noche no, mi amigo.

Sus miradas estaban fijas en el otro, y como yo estoy en el medio de ellos juro sentir que me traspasan. Obviamente esa no es la razón por la que Mattew me defendía, aún así, fue inevitable imaginar algunas cosas...

Detente Rossi, no es el momento.

— Creo que no estas entendiendo—. Matt gruño y se acercó poniéndose frente a mi.

— Sí entiendo—. Rió y los dos hombres que estaban con él, pero ajenos a la situación se acercaron—. Entiendo que la quiero a ella...

— Bueno ya —. Decidí hablar, miré a Matt y traté de tranquilizarlo con una mirada, sabía que estaba enojado conmigo, y que probablemente esto acabaría en una horrenda pelea —. Rych, yo debía elegir, y digo que no, ahora chao, bye, adios—. Sonreí y agarré la mano de Matt para irnos de ahí.

Admito que mientras me alejaba iba con los ojos apretados rezando por no estar siendo perseguida. Cuando al fin sentí prudente detenerme, me di cuenta de que había funcionado. Observé a Matt esperando una felicitación por lo astuta que había sido, sin embargo, lo único que obtuve fue una mirada de enojo y tal vez desprecio. Eso me hizo sentir un sabor amargo en la boca.

— ¿Qué haces aquí?

— Es una larga historia...—. Solté un suspiro.

— ¿Sabes al menos qué es este lugar?

— ¿Una pista de carreras?

Rodó lo ojos, como si se diera por vencido conmigo.

— Esto no es juego, vete a casa—. Gruñó y se alejó hacia un gran árbol, cerca de una gran moto negra, todo estaba oscuro.

— Se que no es juego—. Lo seguí—. Y ahora una loca llamada Daniela quiere competir contra un chico que no tengo—. Reí nerviosa.

Tal vez si la había cagado... y mucho.

— ¿Te provoca risa?—. Levantó la mirada.

Nuestros cuerpos eran divididos por la gran bestia negra. Sintiéndome aún más intimidada que antes no supe que decir.

— Eres una niña, vete a casa—. Se dio la vuelta y prendio un cigarro. Me estaba ignorando y yo cada vez me sentía peor. Aunque si pensaba que desistiría estaba muy equivocado.