Capítulo 49: El principio del fin

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Narra Dominic

El hijo de Ben...

De pronto dentro de mi cabeza las cosas empezaron a cobrar sentido. El parecido era increíble, y la forma en la que aquel hijo de perra había conseguido ocultarlo me asombraba mucho más.

Sebastián estaba a mi lado, siendo el jodido mejor amigo que cualquier ser humano pudiera desear. Pero esta pelea era mía.

Intentando calmar mis sentidos di dos pasos adelante. En seguida varias armas estuvieron apuntándome, los sollozos de Mia y Rossi me hicieron recordar la primera vez que las vi... la forma en la se ganaron mi corazón.

Ellas no tenía que pagar por los errores del pasado.

— El hijo de Ben —. Repetí esta vez más calmado. El cinismo en la expresión del muchacho me hicieron sentir un mal sabor en la boca.

Era un niño, probablemente tenga diecinueve o veinte años como mucho. Y estaba tan jodido y dañado por lo mismo, errores que no le pertenecían.

— ¡Tú mataste a mi padre! —. Gruñó con amargura. Estaba a unos metros de distancia de mi. Unos metros por detrás dos hombres con pasamontañas yacían a la defensiva.

Mis ojos viajaron a Mia que estaba casi de frente a mi. Sus ojos rojos y llorosos imploraban que tuviera cuidado. Podía leerla con facilidad.

— Tú padre fue un hijo de perra con muchas personas, entre ellas mi esposa—. Reconocí. Me acerqué un poco más, los nervios de todos subían.

La mayoría de personas aquí eran jóvenes, no tenían ni la mitad de experiencia que yo, ni sabían los errores que estaban cometiendo justo ahora. Era como darle una mirada al pasado, la penumbra, todo el dolor que yacía en ellos... ninguno había tenido la suerte que yo tuve.

De pronto observé con detalle a dos chicos. Era imposible no reconocerlos, y sabía perfectamente que al igual que yo con ellos, me habían estado siguiendo los pasos.

Dylan y Justin. Crecieron mucho en estos años, y por supuesto, el destino no les jugó a favor. Gracias a ellos estábamos aquí hoy.

— Esa zorra no se merecía nada más que eso —. Volvió a decir. Probablemente si fuera el mismo muchacho impulsivo de hace años atrás, lo hubiera matado con mis propias manos, pero no podía.

Había tanto en juego.

— ¿Que puedes saber tú? —. Tenté, volviendo a acercarme. Sus ojos vacilaron, nadie hablaba, todos parecían sorprendidos con lo que ocurría —. ¿Quien es tu madre?

Mi pregunta lo asombró, pero cuando pareció recomponerse se quedó callado. Me acerqué más, uno de los hombres tras de él con el pasamontañas gritó:

— ¡No te muevas maldita sea o te vuelo la cabeza!

Obedecí y me quedé en donde estaba.

— Lo que Ben le hizo a esas mujeres... es lo mismo que probablemente le hizo a tu madre, ella fue una de ellas... y seamos honestos, ¿que es lo que realmente buscas?

Su semblante seguía serio, pero esta vez si habló, con furia y decisión en su voz.

— Venganza, juré que nunca te perdonaría lo que le hiciste... no descansaré hasta verte destruido, Dominic Novak—. Aseguró y caminó retrocediendo, acercándose a uno de los autos que yacían en el lugar.

Sin darme cuenta Sebastián fue sorprendido por dos hombres y estaba indefenso. Miré al jodido loco que reía.

— Tus palabras me las paso por el culo, tú y yo vamos a disfrutar viendo cómo asesinan a tus preciadas hijas en tus narices... ¡AHORA!

El lugar rápidamente se volvió un caos. Dylan intentó correr hasta donde se encontraba Rossi y un disparo dejó en silencio el lugar. Su cuerpo se desplomó en el suelo y la sangre no tardó en cubrirlo. El grito de horror de Rossi me estremeció. Justin cayó de rodillas junto a su hermano.

En seguida empezó a temblar, la rabia en su cuerpo pude sentirla. Se abalanzó hasta donde se encontraba Velkan quien sostenía a Mia, pero este la dejó caer y se alejó.

Mis dos princesas lograron unirse. Mia intentaba contener a Rossi que luchaba por acercarse al cuerpo de Dylan.

Uno de los sujetos con el pasamontañas se acercó a ellas y me tensé. Pero no podía hacer nada hasta estar seguro de quien se trataba. Entonces, jalándolas como pudo las arrastró cerca de donde yo estaba.

— ¿¡Que haces, imbecil!? —. El grito de Ben retumbó en el lugar —. ¡Quiero a esas zorras muertas!

El movimiento del encapuchado fue tan rápido que ya había disparado cuando nos dimos cuenta de que era Diego. La bala que salió de su G18 impactó en la pierna de Ben, y cuando el otro sujeto encapuchado quiso actuar, Mara salió desde la parte de atrás con una escopeta en sus manos.

— ¡Hazlo y seré yo quien te vuele la jodida cabeza, hijo de perra!

El momento fue maravilloso. Y dos disparos que no provenía de ninguno de nosotros se volvieron a oír. En seguida, la voz de Lily retumbó.

— ¡Enseñémosles a estos cabrones quien manda!

Sebastián gracias a su maravillosa esposa estuvo liberado de los sujetos que le impedían moverse. Lily junto con Luci habían hecho una entrada triunfal, y los sesos de aquellos hombre habían pagado las consecuencias.

Esto acababa de empezar.

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