RossiCuando Diego se marchó con Mara me sentí desprotegida otra vez. El abismo era evidente frente a mis ojos y no estaba segura de ser tan fuerte como para sobrevivir a esta desgraciada situación, tenía miedo por Mía y por mis padres, lo que menos quería era que algo les ocurriese.
─Todos y cada uno de ellos, ¿me entiendes? quiero que los hagan sufrir y hasta que encuentren al hijo de perra de Justin, nadie se mueve del sitio asignado, ¿bien?
─Bien.
La conversación, ajena a mí pero que aun así escuché, me hizo temblar. Una cacería se estaba desatando y muchos podrían salir lastimados. Las luces tiritaron y segundos después se fueron. Un sujeto llegó hasta la habitación en la que me encontraba y me miró, luego desvió sus ojos hasta la bombilla vieja en el centro del techo, maldijo y susurró algo ininteligible para mí.
Sentía que en mi mente un reloj de arena había sido volteado en cuenta regresiva, el tiempo estaba corriendo y no había nada que pudiera hacer, cuando el último grano de arena cayera entonces todo estaría perdido.
La estruendosa voz de un sujeto se abrió paso hasta mis oídos.
─ ¡Hay dos muertos en la celda de Dylan!
Sus ojos desorbitados y su aliento agitado me hacen pensar que los nervios han invadido el sistema de aquel muchacho, se ve joven, de no más de diecinueve años.
─ ¡Están muertos, maldita sea, abiertos por el cuello! ─. Vuelve a exclamar, esta vez logrando exaltar también al que se supone es su compañero.
─Quédate aquí, iré a revisar.
Pronto en la habitación estábamos solo los dos, y por mi mente cruzó una idea un tanto descabellada.
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Dylan/Matt
Mis manos estaban manchadas de sangre, la imagen de los sujetos desangrándose en el suelo de la habitación se había quedado en mi mente, de alguna forma me perturbaba, y no entendía por qué, si así crecí, entre muerte e injusticia, a pesar de eso, supongo que la idea de tener una vida normal, y de que Rossi estuviera en ella me había convencido a tal punto de olvidar todo lo que antiguamente era, más aún si eso pudiera destruirnos.
El estruendo de un disparo se escuchó en el ala Este del edificio en el que nos encontrábamos, y me preocupé, la celda de Rossi se encuentra en esa dirección. Empecé a correr, olvidándome por un segundo de que podía ser visto. Mis pies resonaban con fuerza en el piso viejo y manchado de grasa y sangre.
─ ¡Ah! ─. Su grito no se hizo esperar, la observé a los ojos y aun así ella no parecía asimilar la situación, estando casi sobre ella le tapé la boca con mis manos, sosteniendo sus brazos con fuera para que dejara de moverse─. Déjame─. Entre gimoteos logré entender.
─Shhh, tranquila, Rossi, soy yo, soy Matt─. Susurré en su oído intentando calmar su inquietud.
Poco a poco su resistencia acabó, su respiración tomó un ritmo normal y su cuerpo dejó de estar tenso, pero había algo en su mirada que me gritaba que algo andaba mal. Lo confirmé cuando al soltarla se envolvió con sus brazos y se alejó de mí, como si la repeliera. Sentí una punzada en el pecho, pero sabía perfectamente que no tenía derecho a pedirle que confiara en lo que pudiera decirle o hacer, la enamoré y la desilusioné como si no me doliera tanto o más que a ella.
Sus ojos no se volvieron a encontrar con los míos, hasta que pronunció aquello que me dejó un sabor amargo en la boca:
─Lo maté─. Sollozó, quebrada por una gran angustia.
─ ¿Ah? ─. Respondí con incredulidad en mi sistema, hasta que comprendí cuando imaginé lo que había pasado y lo relacioné con el sonido del disparo que había escuchado minutos antes.
─Lo he matado─. Volvió a decir, esta vez sin aguantar las lágrimas que resbalaban sin ninguna resistencia por sus pálidas mejillas. Sus pestañas se unían formando arcos sobre sus ojos y dándole a sus parpados un aspecto cansado─. Soy una asesina, Matt, lo he matado.
Sin aguantar ver su cara llena de amargura y dolor, la abracé, su rostro se enteró en mi pecho y sentí sus manos aferrarse como nunca antes a mis hombros, la fuerza que experimenté de sus pequeños brazos fue alucinante, su pecho subía y bajaba, los sollozos se convertían en una respiración altamente dificultosa.
No voy a dejarla ir, pensé en un momento de libertad mental, y luego, sin pedir permiso la besé, pero sus labios apenas y respondieron a los míos. La impotencia creció dentro de mí. Ella había sido herida probablemente por el único hombre al que ha amado, y ese hombre soy yo, sin embargo, no estoy para nada orgulloso de eso.
─Vamos a salir de esto─. Prometí.
─Cuando eso pase, me dirás el porqué de todo esto, y lograremos solucionarlo.
─ ¿Quieres seguir intentándolo? ─. Pregunté con asombro.
Me esperaba muchas cosas en este momento, menos escuchar aquellas palabras.
─Eres el amor de mi vida, lo intentaría dos veces por cada vez que falle si fuera necesario.
Y entonces lo supe, podría morir en el intento, pero Rossi saldría ilesa de todo esto, y viviría para ser feliz, conmigo o sin mí, porque estoy consciente de lo que puede pasar si algo sale mal.
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DESTINOS © ✅
RomanceMia y Rossi son hermanas por elección. El destino jugó a su favor cuando apenas eran unas niñas, pero los años pasaron y su pasado las persigue. Justin y Dylan tuvieron una infancia desafortunada. Crecieron llenos de rencor y con una nueva identida...