Capítulo 6: Amarrados

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Narra Rossi

No se por que tenía que soportar a este sujeto, estaba colmando mi paciencia y si pensaba que iba a poder insultarme sin recibir nada a cambio estaba equivocado.

— ¡Estúpido engreído!—. Terminé porque la voz confundida de mi hermana se hizo presente.

— ¿Qué está pasando aquí?—. Observé por última vez a Matt que miraba a Mia con recelo y hablé.

— Lo que pasa, es que este idiota no para de fastidiar.

— ¿Yo?, pero si eres tú la que usa mi ropa y además me insulta—. En su tono vi claramente que intentaba hacerse la víctima.

— No no, bueno si, pero si uso tu ropa es por...

— Cállense los dos—. Finalizó Mía, entonces entró un chico a la habitación.

— ¿Qué pasa?—. Se dirigió a mi hermana.

— Que este chico y Rossi no dejan de pelear.

— Ese chico es mi hermano, y ser idiota está en su naturaleza—. Respondió con diversión.

— ¿Es tu hermano?—. Dijimos Mía y yo al unísono.

— Sí—. Respondieron de igual manera ellos, aunque Matt me asesinaba con la mirada, le sonreí sarcásticamente y luego lo mire mal.

Tras un sonoro suspiro de cansancio Mia habló.

— Mejor vamos abajo, hay muchas cosas que explicar...

Narra Mía

Suspire y tome el puente de mi nariz, apenas llevaba un día conociendo a Drew y a su hermano unos minutos, y ya me estaban volviendo loca.

— Entonces, Matt y tú son hermanos—. Drew asintió—. Son amigos de Diego, por eso se quedarán en la casa de Mara mientras estén en la cuidad.

— Sí, exactamente eso—. Respondió Matt y Rossi rodó los ojos.

¿Por que ese par se odiarían?
Hay algo que mi hermana está omitiendo.

— Bueno, ahora que ya entendieron, vamos a desayunar, Lyla y Miranda sirvieron hace algunos minutos, y odian que comamos la comida fría—. Bromea Mara para aliviar la tensión, aunque claro, no funcionó.

Sin embargo, y gracias a Dios, la intensa batalla de miradas había acabado.

Todos bajamos dispuestos a comer, y así lo hicimos, minutos después, nos encontrábamos halagando la maravillosa comida de la madre de Miranda, en la que por supuesto, ella le ayudó.

— Finalmente dieciocho—. Suspira con felicidad Mara, mientras se acurruca en los brazos de Diego, el besa su frente. Son tan tiernos.

Nos encontrábamos en la sala de estar, en los sillones, Diego y Mara en un sofá grande.
Rossi y yo, de igual manera, y luego los hermanos, cada uno en sillones individuales.

— Alardea de tu mayoría de edad—. Bufa Rossi, claramente bromeando—. Que suframos las que no podemos comprar trago sin que segundos después nos saquen casi en hombros...—. Ríe y yo niego riendo igual.

— Por lo menos Cris nos compra algunas veces—. Digo recordando que no hemos hablado en casi un día.

— El bueno para nada de tu novio compra trago solo para poder emborracharte—. Las palabras de Rossi son veneno. Después de lo qué pasó la última vez no puede ni pensar en que Cris vuelva a invitarnos a tomar.

— ¡Cállate Rossi!—. Digo alarmada por lo que iba a decir, estoy segura de que Cris no es así, y ella lo sabe a pesar de que sigue sin agradarle. Lo que ocurrió debió ser un mal entendido.

— ¿Tú novio?—. Pregunta Drew, su mirada esta fija en mí—. Asiento con una sonrisa tímida.

Luego nadie más habla y eso hace crear una tensión en el ambiente.

— Bien, ¿quienes ya tienen las maletas hechas para el viaje?-. Dice Diego como otro intento de calmar el ambiente.

— Rossi y yo si, hemos estado tan emocionadas—. Chillo —. Drew y Mattew pueden unírsenos si quieren...

Ellos se miran y se encogen de hombros, entonces mientras hablamos les explicamos cómo será todo. Mientras Diego, que es quien sabe más acerca del lugar les explica un par de cosas, no evito recordar la noche anterior. En los brazos de Drew me había sentido tan cómoda, tan a gusto que sentía cierta necesidad de volver a sentir el calor de su cuerpo. Por otro lado, sabía que no podía ser así, ¿que cosas estaba pensando? Cris no se lo merecía.

— Nunca había escuchado de ese lugar—. Dice Drew un poco desinteresado. Parece evitar mi mirada y me apena pensar que es por lo de hace rato... aunque bueno, no iba a negar ese dato.

— Yo sí, de hecho hace unos años en la preparatoria iban a viajar allá, pero me pareció aburrido y no fui—. Interviene Matt.

Todo él grita oscuridad. Es atractivo, tiene cierto parecido con su hermano, pero a simple vista no lo parece. Por otro lado su actitud es un poco fría, como si le estorbáramos.

La mueca de Rossi - que ni se esforzó en disimular- había llamado mi atención.

—!Es que tú eres el aburrido, ese lugar es increíble.

— ¿Ya lo has visitado?—. Dijo con suficiencia.

— Bueno, no pero...

— Pero nada, de seguro es aburrido...

— ¿Que rayos sabes tú?, tampoco has ido así que...

— ¡Silencio los dos!—. Intervino Mara—. Toda la jodida mañana se han pasado peleando, paren ya o los voy a amarrar, ¡lo juro!

Entonces todos nos quedamos en silencio.

— Vaya... eso fue muy caliente—. Rompe el silencio Diego, riendo en el intento.

— Ya en serio, no es posible que recién se conozcan y ya se odien.

— De seguro todo el que la conoce la odia—. Susurró por lo bajo Matt, pero el idiota ese lo hizo lo suficientemente alto como para que Rossi lo escuchara.

Creo que empezaba a entender porqué le cae mal.

— Te equivocas, imbécil, todo el que me conoce me ama, y te aseguro que tú no serás la acepción—. Dijo mirando sus uñas, restándole importancia a la situación.

— Puedes seguir soñando.

— Idiota

— Bruj...

— ¡Hasta aquí!—. Se levantó Mara—. Se los advertí... ven ayúdame Diego.

... ... ...

Narra Justin/Drew

Ahora lo había visto todo, no podía creer lo que acabamos de hacer, y sí, digo acabamos por qué fue tan divertido que decidí ayudar.

— Estás loca Mara Grey, ¡suéltame de una jodida vez!—. La rubia negó riendo.

— Se los advertí, espero disfruten su tiempo juntos.

— Pedazo de idiota—. Bramó mi hermano en mi dirección—. Vas a arrepentirte, quita todas estas sogas y aléjame de esta loca—. Dijo refiriéndose a Rossi.

Reí y él se quejo cuando la castaña amarrada frente a él le dio una patada en su pierna. Era obvio que había tensión sexual, y aunque Matt lo negara y se le fuera la vida en ello, sabía perfectamente que muy en el fondo Rossi era su debilidad.

A pesar de los reproches de ambos, al final nos habíamos ido a la piscina, ignorándolos por completo.

Después de todo así debe sentirse una vida normal.

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