Capítulo 65 (final): Es el destino

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Narra Rossi.

La noche había empezado a aparecer, el cielo azul iluminaba el lugar, y las estrellas opacaban las farolas del jardín. Mis manos están entrelazadas entre sí en un intento por calmar los martilleos de mi corazón en mi pecho. Huele a verano, a flores, a nostalgia, como si entre tantas estrellas una estuviera muriendo. 

─Rossi ─la voz de Dylan llega desde atrás. 

Mis pies se niegan a moverse, y parecen anclados al pasto verde que limita con el estanque del patio trasero. La luz de la luna se refleja inquieta en el agua y quisiera sentir mi piel erizándose por el frío de esa misma agua, pero en su lugar, un cálido viento remueve mi pelo. 

Tomo una bocanada grande de aire mientras cierros los ojos, encontrando la valentía que necesito para enfrentarme a Dylan. Mi estómago se pierde en un vacío interminable, pero finalmente lo hago. Giro mi cuerpo en su dirección, y me permito observarlo abiertamente por primera vez desde que se había aparecido aquí. Sus ojos tristes me buscan y mi corazón cambia de estrategia, se detiene, y mi cuerpo entero se estremece. 

Luce extremadamente perfecto, envuelto en un traje azul marino, con el cabello peinado de forma elegante. No evito deleitarme observándolo con cuidado, cada parte de él, y sintiendo un enorme impulso por acercarme y besarlo. 

─Dylan ─murmuro, y un intento de sonrisa se posa en mis labios, pero no dura mucho.

Dylan mete sus manos en los bolsillos de su pantalón, y mira al suelo removiéndose en su lugar, incómodo. Parece dudar, pero finalmente da unos cuantos pasos al frente, acortando la distancia. Sus ojos buscan los míos, y no me niego a ellos. Siento como si mi piel ardiera, anhelando su toque, pero me exijo control, y debo carraspear para salir de la burbuja que un pequeño gesto como su cercanía ha creado. 

─Luces preciosa, Rossi ─dice, y recorre mi cuerpo con la mirada lentamente, volviendo a observarme a los ojos otra vez, pero ahora manteniendo una sonrisa coqueta en los labios. ─Perfecta. 

Siento desfallecer cuando las palabras salen de su boca. Él tiene ese poder sobre mi, ese magnetismo que me provoca ansias, deseo, rabia. Un suspiro ahogado abandona mis labios e instintivamente él humedece los suyos. 

Ha pasado tanto tiempo que lo que debería estar haciendo es correr lejos de él, reclamarle una jodida explicación, o simplemente preguntarle su versión de lo que aquella chica, Kala, me había dicho. Sonaba tan decepcionada, como si se hubiera enfrentado a un debate antes de llamarme, y de cualquier forma, quiero creer que lo que me dijo ella es verdad, pero quiero escucharlo de la boca de Dyl, quiero que sea él quién me diga lo que ya sé. 

─Dios ─murmura. Su cuerpo avanza unos centímetros hacia mi y siento su delicioso olor inundar mi sistema ─Te he extrañado tanto. 

Sus brazos hacen un ademán por abrazarme, pero debo recordarme la situación en la que estamos, y me obligo a detener el roce de nuestros cuerpos. No todavía, o terminaremos en una situación diferente. 

─Necesito una explicación ─digo recuperando la cordura. Sus ojos brillan con miedo, y el nudo en mi garganta vuelve a aparecer. Parece recuperar la estabilidad enseguida, y sus ojos me evitan por segunda vez. 

Pasan segundos interminables hasta que su respiración agitada cesa, y empieza a hablar. 

Narra Dylan. 

Es como si cada centímetro de su cuerpo atrajera al mío. No puedo tenerla cerca sin desear besar sus labios, sin querer devorar cada parte de su piel. Sus ojos, su boca, su pequeña nariz, el principio de sus hombros descubiertos, su olor... No hay cosa que no me guste, que no desee de Rossi, y aunque mi mente vaya a cien por hora imaginando las cosas que me gustaría hacerle, debo recomponerme y recordar lo que debo hacer: Decirle la verdad. 

─Necesito una explicación ─dice. 

Todo me abruma en un segundo, y siento una presión en mi pecho. Debo hacerlo, debo hacerlo me repito. 

─Lo único que ha estado bien en mi vida después de tanto años eres tú, Rossi ─empiezo, diciendo lo primero que se me viene a la mente, y mi corazón se agita al imaginar que justamente eso que se ha sentido tan bien luego de tanta mierda, se vaya. Aún así, me aliento a continuar. ─Mi vida antes de ti era un caos, mujeres, alcohol, sexo, y una jodida obsesión con destruir a tu padre que me llevó a lastimarte, irónicamente eres tu quien me hace bien, pero soy yo quien siempre termina haciéndote mal. 

La observo por unos segundos, y sus ojos cristalizados me hacen sentir fatal, pero me obligo a no pensar, a hacer lo correcto. 

─Todo ese caos, Rossi, aún me persigue. Intenté ponerle fin porque la única idea que ocupa mi cabeza es la de poder empezar desde cero contigo, al menos dejando todo el dolor del pasado, no quería que ni siquiera una mínima parte de toda esa miera siguiera afectándonos, así que retrocedí para acabar con eso... Había otra chica en todo esto, su nombre es Kala y aunque nunca fuimos nada pasábamos el rato juntos, teníamos el mismo estilo de vida, y ambos nos refugiamos en el dolor del otro, queríamos escapar y fue la única forma que encontramos. 

» Esto pasó mucho antes de volver a verte, pero cuando me fui, la volví a ver, y te juro por mi jodida vida que por mi mente no pasó ni por un segundo la idea de volver a estar con ella, ni siquiera de juego Rossi. Lo único en lo que pensaba era en que quería dejar todo en orden y volver a ti... ─Trago grueso y mi garganta parece estar irremediablemente seca. ─Pero bebí un solo trago, no se lo que ocurrió realmente, no lo recuerdo, cuando desperté el caos ya me había vuelto a envolver, no puedo asegurarte que no haya hecho nada porque no lo sé, no puedo saberlo, y sé que tal vez te pierda, sé que todo lo hice de la forma incorrecta, lo sé, y aunque te pido que me perdones, entiendo y respeto tu decisión sea cual sea. 

Cuando todo a salido de mi, siento como si el aire se negara a volver a mis pulmones. Rossi mantiene los ojos fijo en algún punto del verde pasto. Daría lo que sea por saber lo que pasa por su mente, pero no puedo, y en su lugar estoy ahí, observando con atención cada minúscula expresión de su rostro. 

─Lo sé ─murmura y por primera vez desde que le confesé todo me mira ─Aquella chica, Kala, me ha llamado hace algunas horas. 

Sus palabras me sorprenden, y el nerviosismo me invade. 

─No se como pudo conseguir tu número ─confieso. 

─Eso no importa, Dylan... Lo que importa es lo que dijo. 

─¿Puedo saberlo? 

Su dulce lengua traza sus labios, y mi cuerpo tiembla. ─Ella... dice que eres un imbécil, un patético chico enamorado, y que no tiene ni idea de por qué el destino es tan bueno contigo, pero que al final, le alegra saber que la chica de la que tantas veces le hablaste sea la misma que esa noche, bebido y drogado no dejabas de llamar, Rossi... Quiere que la disculpes por haberte puesto esa mierda en el trago, y espera que encuentres tu verdadera felicidad... Eso fue lo que ella dijo. 

Sus palabras tardan en encajar dentro de mi cabeza, pero mi pecho siente la calma que conllevan y un peso empieza a descender de mis hombros. Rossi me mira entre divertida y confiada, con sus grandes ojos entornados hacia mi, sus brazos cruzados sobre su pecho, y una clara invitación en la boca que dice bésame. 

Y entonces confirmo que es todo lo que necesito. Mis pies cobran vida propia y me llevan a acabar con la distancia que nos separaba, cerniendo mi cuerpo sobre el suyo en un necesario, indispensable abrazo. Mi vida se siente completa en seguida cuando siento sus brazos envolverse en mi cuello, y sus labios rozar los míos. 

─Eres todo, todo lo que necesito en mi vida, Rossi Novak. 

─Y tu, Dylan, eres el eterno amor de mi vida. 

─¿Para siempre? 

─Eternamente, es el destino

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