Maratón 1/4
Narra Mia
— ¿Mia?—. Escuché a Drew desde la puerta, hace ya unas horas habíamos llegado y me pareció buena idea invitarlo a pasar, por lo que ahora me ayuda haciendo la cena.
— ¿Si?
— ¿Qué harás el viernes por la noche?—. Dijo, dirigí mi mirada hacia él, se encontraba picando tomates y parecía concentrado.
Sonreí ante la imagen.
— No lo sé, quizás vea películas con Rossi—. Dije despreocupada—. No es como si fuera a hacer algo importante...
— ¿Entonces estás libre?
— ¿Me vas a invitar a salir?—. Pregunté, deje lo que estaba haciendo y me voltee, él me miró y sonrió.
— El viernes a las 7:00.
— Bien, entonces se puntual—. Sonreí y luego de dedicarle una última mirada volví a lo mío.
Luego de eso no hablamos más y decidimos seguir cocinando, una vez terminamos nos dispusimos a comer.
— Si está bueno, hice la mayor parte yo, si esta malo, la hiciste tú, ¿bien?
Una carcajada abandonó la garganta de Drew, y riendo negaba con evidente diversión. Lo que sentía con el era diferente a cualquier otra cosa, fue en el instante en que lo conocí, como si me hubiera encontrado con mi alma gemela.
Se llevó a las boca el primer bocado, no me miró y casi quería reír por los gestos que hacía al comer.
— Bien bien, creo que lo hiciste todo tu...—. Lo mire confundida hasta que entendí y reí con él.
Comimos y hablamos de cosas triviales, ya era algo tarde, me preocupaba el hecho de que aún no llegaba Rossi, pero ya la había llamado y me había dicho que después vendría, no debe tardar. Como dije, era tarde, así que Drew dijo que debía irse, y así lo hizo, luego de recordarme lo de el viernes, se marchó.
Me senté con la mirada de tonta en el sofá y empecé a recordar gran parte de él día de hoy- excepto el hecho de haber sido expulsadas del instituto- una sonrisa apareció en mi rostro al pensar en lo lindo que Drew podía ser... Pero no todo es perfecto y la ironía de la vida me hizo regresar a la realidad, observe una llamada en mi nuevo celular, de Cris, inconscientemente rodé los ojos, se había estado comportando muy extraño.
— Hola, con la novia más guapa...—. Reí débilmente, cuando quería podía ser tierno.
— Hola Cris, ¿cómo estás?
— ¡De lo mejor, hoy los chicos y yo fuimos a ver las competencia, apostamos y hemos ganado!—. Casi lo escucho chillar.
Sé que quizás suene estupido, pero pensé que Cris notaría el desgano en mi voz.
— Oh, qué bien... ¿por eso no me buscaste en todo el día?—. Debería callarme y no buscar pelea, pero sinceramente no puedo.
— ¿Qué? —. Dice, evidentemente extrañado por lo que le dije —. ¿De qué rayos hablas?, hoy tenía clases y además tu celular no servía.
Idiota.
— Sí, es verdad—. Ruedo los ojos y tomo una funda vacía de oreo, la pongo frente al celular y la empiezo a estrujar-. Sabes, creo que este móvil...este... móvil se va a dañar igual, te llamo cuando compre o... otro... o...o... cuando dejes de ser un capullo—. Digo lo último claramente para que entienda lo idiota que es, y sin más, cuelgo.
No tengo ánimos de pelear, aunque claramente esto es una pelea, bueno, el caso es que me ahorro el parloteo y esa mierda...
Escucho la puerta principal abrirse y veo a una Rossi sonriente entrar, aunque me alarmo al ver ese parche en su frente.— ¿Por que tan feliz, y qué te paso ahí?—. Pregunto y señalo la herida, ella rueda los ojos y ríe mientras se acerca a mi y se sienta en el sofá.
— Me recuerda tanto a él.
Sonrío al escuchar lo que dice mi hermana, y en cierto modo pienso en la posibilidad de que Drew y Matt sean aquellos niños...
— Créeme que te entiendo perfectamente.
— Dejaré que todo pase, no creo que esto sea real...
La mire confundida, pero en el fondo sabia a que se referia.
— Olvidémonos de todo esto por un rato, sabes que estoy contigo en todo, y sabes que te amo.
Poco a poco la ilusión en sus ojos se va desvaneciendo, y me duele mucho verla de esa forma. Me esforcé un poco para poder levantar su ánimo, y al final, creo que si lo había logrado.
Narra Justin/Drew
La mejor jodida tarde de la historia desde hace ya mucho tiempo. Había pasado con Mia casi todo el día, habíamos hablado mucho y sabia cosas que cambiaron de ella desde que se fue, cocinamos y me aceptó salir el viernes, ya sé a dónde la voy a llevar.
— Por aquí está bien—. Le digo al taxista, no estaba en mi auto así que tuve que tomar un taxi, una vez le pago, salgo y entro en la casa de Mara.
Divisó el auto de Matt llegar justo detrás de mí, camino hacia el una vez está fuera y viene igual en mi dirección.
— Por tu cara deduzco que no dejan de pelear—. Me burlo, él no ríe y es cuando me preocupo.
Ni siquiera me ha insultado, lo veo pasar de largo y mientras lo asimilo él se adelanta un poco, así que corro y lo alcanzó.
— ¿No fueron bien las cosas?—. Vuelvo a preguntar.
Suspira y niega, pensando demasiado si hablar o no.
— Todo está bien, todo esta jodidamente bien, pero se por lo que hacemos todo esto, y no puedo desaprovechar esta oportunidad—. Su voz sale en un gruñido que al final se quiebra.
— ¿Pero a pesar de todo eso aún la quieres?—. Yo sabía que la respuesta sería sí, sin embargo, necesitaba que él lo confirmara.
Me observo por unos segundos que parecieron interminables.
—Lamentablemente sí, aún la quiero, pero tú sabes que eso no puede... ser—. Finaliza y se va, como siempre, ocultando lo que verdaderamente siente.
Bueno, esto no está tan mal, Matt aún quiere a Rossi, lo cual no es algo del otro mundo, pero aunque lo acepta quiere... Evitarlo.
Lo conozco bien, y se que lo que siente por ella irá más allá, no podrá su rencor y orgullo. Devuelvo mi vista a la carretera, los árboles a los lados de la calle dejan ver algunos resplandores del sol aculandose, sonrío porque me recuerda a Mia; entro y camino hacia mi habitación, una ducha, y el mejor de los sueños, aunque no dejo de pensar en Matt y Rossi.
¿Hasta donde podrá su rencor?
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DESTINOS © ✅
RomantizmMia y Rossi son hermanas por elección. El destino jugó a su favor cuando apenas eran unas niñas, pero los años pasaron y su pasado las persigue. Justin y Dylan tuvieron una infancia desafortunada. Crecieron llenos de rencor y con una nueva identida...