Capítulo 15: ¡Maldito Rych!

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Maraton 4/4

Narra Rossi.

El lugar en el que estaba no era precisamente el más bonito, o el más limpio ni mucho menos medianamente poblado. Las calles eran sombrías y el clima frío de la temporada no ayudaba, el sol parecía no querer salir para este lado de la ciudad. A estas alturas se que no puedo regresar, sin embargo, me siento muy arrepentida por se tan impulsiva. Tal vez Matt si tiene razón cuando dice que soy irresponsable.

Pero bueno, todo pasa por algo, ¿No?

No se cuántos pasos di hasta que vi una gran puerta, era verdaderamente enorme. Imaginé que había un mundo oculto detrás, a pesar del silencio que inundaba el lugar, reconocía un pequeño eco casi imperceptible.

Continué caminando, intentando mantenerme firme en mi decisión y no dejarme atemorizar por el lugar o por la repentina soledad que sentía. Escuché pasos y voces, entonces como no supe que hacer, me escondí detrás de unos muebles viejos que estaban arrinconados en una esquina, olía horrible, así que tape mi nariz y mi boca, no quería hacer ruido.

— Serán las mejores, de seguro Matthew ganará.

— No seas boba, Gisell, ganará Axel, eso no lo dudes, además Matthew no va a competir.

¿Quién carajo habla?

— Bueno chicas, tranquilas, aun no estoy seguro de haber venido a estas carreras...

¡Genial!

Esperé unos minutos más y dejé de escuchar voces, así que salí del escondite y me dispuse a entrar. Era definitivo, huir o era parte del plan.

Todo tenía pinta de ser una película de esas donde hay carreras, drogas, armas y un sexy chico malo... ¡Que estupideces! Por un segundo me sentí desubicada, mi vestimenta definitivamente no iba acorde al lugar, y temía que eso me trajera problemas.

Llegué hasta una gran zanja, al siguienye lado parecía empezar la diversión, habían motos y chicos haciendo acrobacias en ellas, esto se ponía de verdad interesante, y no me lo iba a perder...

Narra Dylan/Matt

— No puedes simplemente no competir—. Me gruño Stephen.

— Ya dije que no lo haría, hoy verdaderamente no estoy para eso.

— ¿Qué mierda te pasa, hermano?

— Vete al diablo—. Fue lo último que dije para luego expulsar el humo de mi cigarrillo con cierta exasperación creciendo en mi.

— Toda esta maldita gente sólo viene por verte a ti, la mayoría son chicas y ya muchas tienen las bragas fuera listas para lanzarlas a tu bonito rostro, ¿y tu no quieres competir?

No respondí.

— ¿Es por Axel?—. Continuo hablando, intentando burlarse—. ¿A caso Axel logró intimidante?

— Sabes que eso es una estupidez.

No estaba de humor y la poca paciencia que quedaba, Stephen la iba consumiendo. El se quedo mirándome y yo voltee la mirada, debía pensar en otra cosa, ni siquiera se por que estoy hoy aquí... Puse mis ojos fijos en la entrada de la zanja, la gente entraba y salía por esa puerta oxidada, todo era común hasta que vi aquella silueta sin duda inconfundible, su forma de pararse incluso lo curiosa, nerviosa y extasiada que se veía la delataba.

— Mierda—. Susurré para mi.

Ignoré completamente al grandullón irritante que era mi amigo desde los últimos cinco años. A pesar de todo ese tiempo de amistad, aún sigo creyendo que es un imbécil.

Caminé a paso apresurado buscandola entre las personas, pero ya no estaba a la vista, no podía dejarla sola en un lugar como este...

¿Quien la trajo?

¿Cómo conoce este lugar?

Caminé hasta estar en un lugar con menos personas y pensé a donde podrá haber ido, entonces recordé la primera vez qur la vi, al parecer a ella le gustan las motos... Quizas...

— ¡¿QUIÉN ES ESTA ESTA CHICA?!
ESTO ES EPICO, NUNCA NADIE HABIA DESAFIADO A DANIELA...

¡Maldita sea! Que no sea ella, por favor.

Corrí hasta el centro de la pista donde las motos y las personas abucheaban a alguien, y nunca deseé tanto que desapareciera.

— ¿Qué te hace creer que me ganaría en una carrera?—. La burla en la cara de Daniela es evidente.

— Yo sólo dije que si hubieras...—. La pelirroja la interrumpe.

— No mocosa, ahora no quieras arreglar las cosas, vamos a competir y...

— No, no, no, lo lamento Dan—. El chico que hablaba por un megáfono se acercó a ella—. Hoy no son carreras de chicas, lo que deberían hacer sería conseguir a un chico, alguien que quiera correr y competir, usted irán con ellos y la acompañante del ganador, pondrá la fecha y hora para su enfrentamiento.

Una sonrisa macabra salió de los labios de Daniela, y vi como Rossi fruncia el ceño.

— ¿Te arrepientes bebé?—. Daniela la retó, sus ojos parecían haberse encendido en llamas.

— Claro que no, estúpida —. Susurró con recelo Rossi y desató su cabello subiendo la cremallera de su chaqueta.

Ese momento estuvo marcado por tensión, debí de interferir antes de que la tonta de Rossi pactara algo así.

¿Que va a saber ella de esto?

— ¡PROXIMA CARRERA!—. Dijo el sujeto con micrófono—. ¡LA EXTRAÑA CHICA RETÓ A DANIELA A UNA CARRERA, AHORA SOLO NECESITAN UN COMPETIDOR! ¡VAMOS CHICOS, ANIMENSE!

Definitivamente no debí dejar que esto pasara.

Pude ver los nervios cruzar los ojos de Rossi, pero sabía disimularlo bien, aun no conseguía competidor y eso me provocaba gracia, una niña no debe jugar a estas cosa...

La seguí observando, buscaba con la mirada a alguien, entonces me preocupé, ella miraba con curiosidad a un grupo de hombres negros, tatuados y con pañoletas en la frente, supongo que no se acercará ahí...

Pero siempre da igual lo que suponga, es Rossi de quien estoy hablando.

Decidida, sin saber que se acercaba al matadero, caminó hasta ellos, y sin evitarlo di un paso hacia adelante, pero ella no sabía que yo estaba ahí, asi que sería tonto aparecer y ya. Maldije, debía hacer algo rápido, no podía dejar que hiciera esto.

— ¿Qué busca esta princesita por aquí?—. Rych le pregunto coqueto.

La voz de Rossi vaciló, todo su cuerpo gritaba que estaba nerviosa, casi podía ver cómo gritaba por auxilio en su interior, pero para su mala suerte es tan miedosa como obstinada.

— Necesito alguien que quiera competir contra una tal Daniela—. Soltó al fin con su voz marcada por la arrogancia.

— ¿Fuiste tu quién reto a Daniela?

— Sí—. Respondió con seguridad, casi como si alardeara de eso.

Si sale viva de esto, la mataría yo mismo.

Rych soltó una risa ronca que logró confundirla, me era difícil escuchar con claridad todo lo que decían, pero sea lo que sea, no era bueno.

— ¿Sabes? Voy a competir, y como veo que te gusta pactar, haremos un trato...

La mirada vacilante de Rossi me estremeció, no tengo idea de porque, sólo no me gustó.

— ¿De qué trato hablas?

— Si ganamos, tu serás mi chica durante el resto de la noche—. Propuso, mostrando sus estúpidos dientes en una sonrisa que expresaba malicia pura.

¡Maldito Rych!

¡Joder, Rossi, di rápido que no!

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