Maraton 2/4
Narra Mía
Despierto al escuchar a Rossi llamarme desde fuera de mi cuarto, somnolienta hago conciencia de que hoy hay instituto y bufo. No es un secreto que ir al colegio no es lo mío, una parte de mi entiende que es necesario, pero por otro lado, quisiera ser libre de una vez por todas.
— Sí, ya estoy despierta—. Bostezo y me levanto desenredando la cobija de mis piernas, a paso lento me dirijo a mi baño, hago pis y luego me meto a la ducha.
— ¡Mierda, está fría!—. Lloriqueo temblando por el repentino contacto con el agua fría.
Una vez estoy acostumbrada a la baja temperatura, me baño, tomando cierto tiempo para mi, desde lavar con cuidado mi cuerpo hasta poder hidratar bien mi cabello, minutos después estoy fuera. Busco algo que utilizar y al final me decido por un pantalón de jeans algo gastado, una chamarra gris y unas zapatillas deportivas blancas.
Cuando ya estoy lista, peino mi cabello húmedo y bajo. Como siempre Rossi aún sigue alistándose o haciendo no sé que, el caso es que debo hacer el desayuno. Preparo unos Sándwiches y sirvo jugo de naranja, hoy es tarde y no voy a preparar nada más.
Me empiezo a comer el mío y a la mitad, Rossi baja, va vestida con un vestido blanco hasta media pierna, es bastante holgado, usa unas zapatillas negras y un suéter fino del mismo color.
— Es tarde, desayuna rápido—. Le digo, ella va revisando algo en su celular y solo asiente.
Rápidamente come, luego lavamos nuestros dientes y a los segundos ya estamos en mi auto, aunque lo conduce Rossi. Al llegar al instituto bajamos del auto y Rossi sin decir mucho, se dirige a su salón, creo que es Geografía, yo tengo deportes.
A paso lento me dirijo al gimnasio, sin darme cuenta, mi cabeza se encuentra repleta de ideas posibles acerca de lo que le ocurre a Rossi, porque si algo he aprendido es a entenderla y casi descifrarla. Justo ahora siento mucha curiosidad por saber lo que le pasa.
¿Tendrá que ver con Mattew?
Narra Rossi
El cansancio se apoderaba de mi con cada segundo que pasaba. No había podido dormir en toda la noche debido a unos repentinos y misteriosos mensajes que habían llegado minutos antes de que me acostara. Es extraño, porque el remitente marcaba -V- y en mi cabeza no podía procesar a alguien cuyo nombre empezara con esa letra. Hasta cierto punto había llegado a preocuparme, pero no haría un escándalo de algo que podría tratarse de una simple broma.
Me despido de Mia con una simple sonrisa y voy hasta Geografía, en esa clase voy bien, pero no estoy con la mente en este lugar como para prestar atención, así que justo ahora quisiera que la tierra me tragara. Una vez llego al aula me alegro de ser una de las primeras, no se porque Mia dijo que era tarde.
Paso largo y me siento en el tercer asiento de atrás hacia adelante, conecto mis auriculares y pongo la lista de reproducciones que normalmente escucho cuando me ducho.
Mientras pasan las canciones el salón se va llenando pero no en abundancias, siguen siendo pocos, cierro mis ojos tratando de pensar quién puede ser responsable de esos mensajes cuando siento que me observan, abro los ojos y una cabellera rubia invade mi visión, no precisamente es Mara.
— Hola—. Sonríe esa chica, como se llamaba...—. Soy Sofía, Sofía Hill, ayer el maestro nos puso de compañeras...—. La interrumpí.
— Si lo recuerdo.
Ella me dedica otra sonrisa y pone su mochila junto a mí, luego se sienta y saca una revista, exactamente es de mascotas y cosas para mascotas.
— ¿Sabes porque nadie entra aún?—. Me dice, yo la miro y me encojo de hombros.
Pasan algunos minutos y de pronto entra un chico de cabellos naranja.
— ¡Hay un pleito en la cafetería, se arma un buen, vamos a ver, chavos!—. Luego de decir eso, deduzco que el chico es Mexicano, y me causa un poco de gracia su acento, aunque la verdad me gusta bastante, es divertido.
Finalmente la mirada de Sofia derrocha miedo, y es entonces cuando tomo conciencia de lo que nos dijo.
— Vamos a ver—. La incentivo, ella asiente frenéticamente y se levanta casi cayendo, caminamos hasta la cafetería y efectivamente José, el profesor de Geografía, soba su mejilla mientras que algunos maestros detienen a Marta, la maestra de Ingles, de que le de una paliza a Sonia, la maestra de Teatro.
Le puso el cuerno.
Es tremendo el profesor.
¿Quién lo diría? La de teatro.Comentarios así son los que se escuchan, todo es un caos hasta antes de que llegara el asesor estudiantil y hablara a través de un megáfono.
— ¡Estudiantes, las clases se cancelan, pueden retirarse a casa, y estén pendiente de la página del instituto para nuevos avisos!—. Luego de decir eso, se va, su vida apesta y no se molesta en ocultarlo.
Casi siento la felicidad recorrer mi espina dorsal, debo buscar a Mia para largarnos a comer algo, ese Sandwich no fue suficiente.
Decido llamarla al móvil.— ¿Mia, ¿donde estás? las clases se cancelan.
— ¿Ah?, no sabía, yo estoy con el maestro de deportes, estamos en un campeonato de fútbol, supongo que no podré irme hasta que acabe.
— Está bien —. Hago un puchero aunque se que no puede verme—. Cuando llegues por favor me avisas.
— Claro, adiós.
Una vez terminé de hablar, guardé mi móvil en la mochila y caminé hacia el estacionamiento, quiero un capuchino y torta de chocolate. Me subo al primer taxi que pasa, le doy la dirección de una cafetería cercana y cuando he llegado le pago y bajo. Camino revisando los mensajes en mi móvil, acaba de llegar otro, es del mismo remitente que en la mañana, pero esta vez dice.
"Te veías hermosa hoy, pronto nos veremos" Att: V.
Pestañee aturdida y releí todos los mensajes.
"No sabes quién soy, pero eso va a cambiar dentro de poco, eres muy bella" Att: V.
"No me cansare de decirlo, eres hermosa, ya quiero que nos encontremos..." Att: V.
Un escalofrío me invade y casi suelto el móvil cuando me hablan.
— ¡Hey! ¿que haces aquí, no se supone que deberías estar en el instituto?—. Lo observo escaneándolo y respiro al ver que es Drew, sonrío.
— Sí, ese es el plan de cada día—. Digo con sarcasmo —. Pero justo hoy se les ocurre a unos maestros descubrir sus infidelidades y armar problemas por eso—. Me burlo rodando los ojos, quitándole importancia.
— Entonces Mia tampoco está en clases, ¿viene contigo?—. Dice, la emoción cruzó su mirada.
— Se supone que debería ser así, pero ella y su grupo tuvo campeonato... bueno, pero lo importante, ¿por qué el interés en mi hermana?
Una risa nerviosa abandonó sus labios en seguida.
— Nada de otro mundo, creo que me gusta—. Su sonrisa y sus ojos desorbitados casi me hacen soltar un suspiro, pero recuerdo a Cris, menudo idiota, Drew es mucho mejor... A pesar de conocerlo de muy poco.
— ¿Y eres consciente de que ella está con Cris?—. Le recuerdo, el baja de esa nube y me mira asintiendo—. Aún así, él es un capullo de primera, y tú no pareces serlo, en fin, suerte con mi hermana, pero ni se te ocurra jugar con ella—. Sentenció y él levanta las manos en son de rendición.
— No lo haré, descuida... bueno, ¿y qué hay de ti y Matt?
Cuando dice eso una oleada de recuerdos de lo de ayer me invade, y juro sentí la temperatura de mi cara elevarse.
— Espera, no respondas, entremos a comer algo y ahí me cuentas.
No tuve opción de oponerme, ni siquiera de aceptar. Cuando me di cuenta estaba siendo arrastrada por un impaciente Drew. Otra faceta que no conocía de él.
A veces es bueno desahogarse, y otras veces no, quizás cobren vida los fantasmas del pasado...
ESTÁS LEYENDO
DESTINOS © ✅
RomanceMia y Rossi son hermanas por elección. El destino jugó a su favor cuando apenas eran unas niñas, pero los años pasaron y su pasado las persigue. Justin y Dylan tuvieron una infancia desafortunada. Crecieron llenos de rencor y con una nueva identida...