Capítulo 1: El amigo de Diego

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Narra Rossi.
Estados Unidos, California.

¿Qué es el amor?
Y el destino... ¿existe?

Los años han pasado. Hemos crecido y hemos cambiado. Los cuentos de princesas no lo son todo, y aunque al principio todo parecía de color rosa, con el tiempo te das cuenta de que realmente no lo es. Crecer es cambiar... y también sufrir.

Las pocas veces que me permito recordar cosas acerca de mi niñez, termino un poco deprimida y con muchas preguntas que casi siempre se quedan sin respuesta. Y está bien, me he acostumbrado y he aprendido a ocultarlo lo que siento.

— ¿La encontraste? —. Me pregunta Mia, sentándose junto a mi en la cama.

Durante las últimas semanas hemos estado contando los días para las vacaciones. Desde que empezó el semestre no había día en que no habláramos del gran viaje, y si, lo admito, era emocionante sentir que estábamos a tan poco de hacerlo.

— Aún no puedo creerlo, parecía tan lejano.

Asiento, — ¿Te gusta?

— ¿Bromeas?, ¡me encanta!

— A mi también, ¿qué te vas a poner para la fiesta de Mara?

— Compré un vestido la semana pasada, lo iba a usar en la estupida cita que Cris canceló por estar ocupado en no sé que.

La molestia en Mia era evidente. Cris es su novio, tienes un largo tiempo de estar juntos, y para ser honesta yo sigo haciéndome la misma pregunta cada vez qué pasa algo como esto.

¿Por qué diablos sigue con él?

Como sea, espero que en algún momento se de cuenta de que es un imbécil, y que lo que él le hace no es amor.

Intentando evitar un poco el oscuro rumbo que tomaría la conversación si seguíamos hablando del estúpido Cris, decidí cambiar el tema.

— Está bien, déjame verlo.

El resto de la tarde estuvimos hablando acerca de lo que usaríamos, el viaje, las tiendas que visitaríamos de último momento para comprar cosas necesarias y tal vez, solo tal vez intenté recordarle a Mía lo imbécil que es su novio, pero claro, no dio resultado.

— ¿Cuánto tiempo durará el viaje?—. Cambió descaradamente el tema.

— Tres semanas, habrá un concierto, como un festival.

— Genial, verás que la pasaremos estupendo.

Aún era temprano cuando decidí empezar a arreglarme para la fiesta de Mara, y claro, Mía se había ido con Cris, quien de último minuto la citó en algún lugar. No la culpo, Mía siente que esta enamorada y tal vez si lo esté, o tal vez no, aunque me gustaría poder hacer más por ella, no creo que mis débiles argumentos acerca de lo que es o no el amor la haga abandonar su larga -y agobiante- relación.
... ... ...

Narra Mía.

A regañadientes bajé del edificio. Odiaba dejar a Rossi tan preocupada, porque aunque sabía que ella podía ocultar muy bien sus sentimientos cuando quería, yo era su hermana después de todo, crecimos juntas y la conozco, no es un secreto que ella no simpatiza con Cris... En realidad hace un esfuerzo grande por soportarlo. A veces incluso yo lo hago.

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