La tensión era palpable en el ambiente mientras todos los presentes se lanzaban miradas llenas de preocupación y complicidad. La madre de Lauren soltaba lágrimas silenciosas abrazada a Liam, Lauren tenía el rostro serio y su mandíbula tensa. El Alpha caminaba de un lado a otro por la amplia habitación en donde se encontraba reunida toda su manada, no me había apartado ningún segundo de mi novia y tampoco había soltado su mano.
-Iré por ella papá.- Lauren rompió el silencio dirigiéndose a su padre llamando la atención de muchos.
-No.- Su voz sonó fría- Ninguno de ustedes se moverá de este lugar mientras yo no lo ordene.- Dio una rápida mirada a cada uno de los presentes pero en especial a la Alpha y a su hijo.
-¿Qué esperas hacer? Ella podría estar en grave riesgo ahora.- La ojiverde discutió poniéndose de pie.
-Debo actuar con cautela para que ella y toda la manada se mantengan a salvo.- Dijo muy seguro de sus palabras.
-Podemos organizar una cuadrilla para su búsqueda por los alrededores del territorio Duncan.- Sugirió un hombre que asumí era un hermano del Alpha.
-¡Eso no servirá de nada!.- Rugió otra vez Lauren acercándose a su padre haciéndole frente al imponente hombre- ¡Si no la encontramos ellos no dudarán en hacerle daño!
-¡Pues obedecerás mis órdenes!
-¡Sabes muy bien que ya no me controlas! ¡Lo que haga o deje de hacer es mi maldito problema!.- Gritó de regreso antes de pasar bruscamente por el lado del Alpha.
-¡Entiende que no quiero perderlos Lauren!.- La pelinegra se detuvo justo cuando cruzaría el umbral y se giró para verlo.
-Es algo tarde ¿No lo crees?
El silencio volvió como si de una ola se tratase y acompañado de la incomodidad de la cual todos querían escapar. Me disculpé en un susurro sabiendo que probablamente todos me habrían escuchado y caminé hasta la parte posterior de la casa. La Alpha se encontraba dando fuertes y veloces hachazos a pequeños troncos de madera los cuales posaba sobre otro más grande. Utilizaba tal fuerza que la madera se partía en mil pedazos haciendo que pequeñas astillas cayeran por toda la hierba del alrededor.
-Lauren.- La llamé pero como si no me hubiese escuchado siguió en lo suyo tomando otro tronco con rapidez- Lauren, detente.
Me acerqué a ella y tomé su brazo suspendido en el aire justo antes de que el arma se estrellara otra vez contra la madera. Su respiración era agitada e irregular y los músculos de sus brazos se encontraban contraídos y tensos, acaricié levemente su brazo apoyando mi frente contra su hombro tratando de que se relajara.
-Ya está. Ya está.- Murmuré cerca de su oído cuando sentí que había bajado el hacha dejándolo caer al suelo.
-Es mi hermana.
-Lo sé. Te aseguro que estará bien, la encontraremos pero debes estar tranquila Lauren.- Ella me miró haciendo que me moviese hasta quedar frente a ella- Las peleas entre ustedes sólo complican más las cosas.
Simplemente asintió y me atrajo hacia si abrazándome por la cintura y provocando que escondiese mi rostro entre el espacio que su cuello y hombro dejaban disponibles. Aspiré su aroma junto con otros miles de olores a la vez y suspiré refugiada en aquel lugar. Me encantaba como nuestros cuerpos se transmitían calidez y como podíamos pasar minutos y hasta horas de esa forma bajo el cielo estrellado sin tener que decir palabra alguna.