-¿Qué estás esperando?.- La voz de Doss resonó por todo el lugar y tuve que apretar mis puños fuertemente para contenerme clavando mis uñas en la palma de mis manos.
-No puedo hacer esto.- Murmuré cerrando los ojos y tomando una profunda respiración- Ellos son inocentes.- Los rostros temerosos de ambos chicos estaban grabados en mi mente.
-Teníamos un trato, no me hagas enviar a todos estos licántropos para acabar con tu manada.
-A este paso no podrás hacerles daño.- La seguridad en mi voz lo tomó por sorpresa.
-Bien. Si eso es lo que quieres. Te dejaré libre para que puedas decirles adiós, porque te aseguro que en un par de horas me suplicarás que los deje vivir.
-Ya veremos quién suplicará a quién.
Sabía que jugaba con fuego al desafiarlo pero nada podría salir mal desde ahora. Mis hijos estaban a salvo y Camila también, sólo necesitó asegurarme de que sigan así lejos de las manos de Ronan o cualquier otro que pretenda hacerles daño. Atravesé el bosque de regreso a casa lo más rápido que pude a unos cuantos metros del hogar de mi manada ya podía oír los susurros de la aglomeración de Alphas. Todos ellos estaban reunidos en el interior de la gran casa y ahogaron una exclamación al verme aparecer entre ellos.
-Lauren.- La voz de Camz se rompió en cuanto pronunció mi nombre y no dudó en correr en dirección cruzando el espacioso salón para abrazarme fuertemente.
-No sabes cuánto te he extrañado mi amor.- Susurré recargando mi mejilla contra su frente y acariciando su cabello con delicadeza.
-No vuelvas a hacerme algo como eso ¿Me escuchas? No vuelvas a irte de esa manera.- Me recriminó dejando a las lágrimas rodar por sus mejillas las cuales me encargué de secar con mis pulgares justo antes de besarla.
-¿Los chicos?.- Pregunté haciendo referencia a nuestros hijos.
-Ellos están a salvo. Alec y Sierra tomaron todo lo necesario para dirigirse a Seattle y mantenerlos lejos del caos hasta que todo se calme.- Fue el turno de mi padre para hablar.
-Ronan viene de camino acompañado por su tropa de Omegas.- Informé captando la atención de todos los presentes.
-Hay Luna Llena, será mucho más difícil lidiar con ellos.- Dijo Monty provocando inquietud entre algunos con sus palabras.
-Lo sé. Pero si unimos nuestras fuerzas podremos proteger a nuestras familias de lo que sea que nos espera allí fuera.- El silencio reinó en la habitación- Les agradezco que estén aquí significa mucho para todos nosotros.
-Hemos estado unidos por siglos y creo que debemos seguir así.
...
Las hojas se movía débilmente ante el gélido viento que corría entre los árboles los cuales eran bañados por la brillante luz de la Luna. La tensión y el silencio eran palpables, podía escuchar los corazones de cada uno de nosotros latiendo a mil. Fuertes pisadas comenzaban a escucharse cada vez más cerca provocando que las miradas de los presente se dispararan de unos a otros transmitiendo diferentes emociones. Seguridad, intriga y miedo eran algunas de éstas.
-Me sorprendes Jauregui.- Uno a uno fueron apareciendo desde la penumbra llamando la atención con sus profundos ojos de un fuerte color verde- Decidiste pelear.
-No. No estamos aquí para pelear sino para defendernos.- Enzo dio un paso adelante.
-¿De mí?.- Preguntó mostrando una cínica sonrisa- Está lucha es sólo de algunos. Todos los demás están aquí porque son igual de ineptos.