Capítulo 25

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-No puede ser.- Negué con la cabeza caminando de un lado a otro- ¿De qué se trata todo esto?

-No lo sé Camz, pero lo descubriremos. He hablado con Dinah para pedirle que este al pendiente de la situación.- Contó la pelinegra.

-¿Por qué Enzo?.- Pregunté sin entender- ¿Crees que Peyton también...?

-No.- Me cortó- Ella sigue siendo del todo humana. Lo hubiese olido a kilómetros como lo hice con Enzo.

-Es impresionante que aún estando lejos de todo aquello tengamos problemas.- Bufé pasando con frustración una mano por mi cabello- Aunque dudo que Enzo sea un problema.

-Por supuesto que lo es. No sabemos qué es lo que quiere o porqué lo convirtieron a él Camila.- La ojiverde me miró como si me hubiese vuelto loca.

-Lo conozco desde hace cuatro años, creo que sería incapaz de hacernos daño.

-¡No seas ingenua Camila! ¡Jamás terminamos de conocer a las personas!.- Exclamó Lauren alzando ligeramente su tono de voz.

-¡Sólo estás hablando desde la perspectiva que tus celos te dejan ver!

-Él no pensaba decírtelo.- Argumentó sin dejar que su penetrante mirada abandonase mis ojos.

-¿Y tú sí?.- Pregunté cruzándome de brazos. Abrió su boca para decir algo pero simplemente guardó silencio- Eso creí.

...

Estaba odiando el tenerla a centímetros y no escucharla hablarme. Seguía enfadada conmigo, pero no entiendo aún porqué exactamente. La observé de reojo recargada contra la barra de la cocina ella preparaba la cena completamente en silencio. A lo lejos se escuchaba el murmullo de la televisión en la sala, nuestras respiraciones relativamente relajadas y el bullicio de las calles de la ciudad.

-¿Cuánto más pasará hasta que me dirijas la palabra?.- Decidí romper la tensión, ella me dio una mirada rápida y luego volvió a lo suyo.

-No lo sé. ¿Cuándo confiarás en mí?

-Camz, sabes que confío en ti. Si no te quise decir nada acerca de Enzo, fue porque quería estar segura de sus intenciones.- Ella se volvió a verme y yo me incorporé.

-Pero yo podría ser de ayuda para eso, ¿No crees? Lo conozco hace cuatro años. Creo tener una vaga percepción de sus intenciones.- Reclamó sin dejar de mirarme fijamente.

-Lo sé y lo siento. Pensé que sería buena idea mantenerte ajena a todo esto para que puedes enfocarte en tus clases.- El silencio regresó por algunos segundos antes de que ella corriera había mi para abrazarme.

-Odio estar enojada contigo.- Murmuró contra mi pecho en donde escondía su rostro. Reí y dejé un beso en su cabello.

-Y yo odio que lo estés.- Tomé su barbilla para hacerla levantar el rostro y sin pensarlo atrapé sus labios con los míos.

Llevaba casi una semana sin tocar sus labios y estaba siendo una verdadera tortura para mí todo aquello. Extrañaba la suavidad de su boca y como su lengua se colaba entre mis labios para jugar con la mía en una dulce y exquisita danza. Sus brazos rodearon mi cuello y yo comencé a dar pasos haciéndola retroceder hasta que su cuerpo chocó contra la mesada de la cocina. La tomé por los muslos y la senté sobre la superficie abriéndome paso entre sus piernas, mis labios dejaron los suyos para atacar su cuello erizando la piel de la zona. Aquellos pequeños y casi inaudibles gemidos que escapaban sin permiso de su garganta despertaban el animal hambriento que vivía dentro de mi haciéndome perder por completo el control.

Alpha (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora