Quise abrir mis ojos que ya no parecían tan pesados pero los cerré al instante en que la luz del sol filtrándose por algún lugar me cegó. Fruncí el ceño llevando una mano a mi rostro para cubrirlo de los potentes rayos y así lograr visualizar mi alrededor, la habitación estaba en silencio y las cortinas estaban abierta de par en par. Recuerdos vinieron como una ráfaga a mi mente y me incorporé de golpe al revivir el grito de dolor de mi hijo en cuanto intentaba ayudarme.
-¡Nigel!.- Exclamé asustada y de pronto una mano se posó en mi hombro para detenerme.
-Hey, tranquila. Todo está bien Lauren.- La voz de Dinah se filtró por mis oídos y busqué su mirada encontrándola preocupada- Al fin despiertas. Nos has hecho esperar demasiado.
-¿Qué? ¿Cuánto llevo inconsciente? ¿Dónde están Camila y mis hijos?.- Las preguntas salieron de mi esposa garganta y tragué con fuerza para hacerla menos ronca.
-Son muchas preguntas a la vez y recién estás despertándote.- Dijo tomando una silla para sentarse cerca de la cama- Llevas en esta especie de coma tres meses Lauren.
-No...- Susurré impresionada perdiendo mi mirada por la habitación.
-Estábamos muy preocupados porque Nigel sólo tardó dos días en despertar.- Mencionó aliviando mi preocupación con su afirmación- Camila no se ha movido de aquí más que para atender a sus hijos. La he convencido de tomarse el día para descansar, me odiará cuando sepa que fui yo la que estuvo junto a ti en cuanto despertaste.
-Ya lo creo.-Dije sin poder evitar la sonrisa porque sonaba justo como mi Camz- ¿Dónde está ahora?
-Ella, Dakota y Mani están en el jardín disfrutando del día junto a tus hijos.
-Tengo que verlos para asegurarme de que están bien.- Supliqué y ella asintió al instante.
-Claro. Iré a por Camila, no te muevas de aquí.- Me señaló con un dedo acusador y asentó repetidas veces ansiosa por ver a mi esposa otra vez.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente en cuanto escuché voces llenas de alegría y exclamaciones, y entonces el dulce aroma que Camila siempre traía se filtró por mis fosas nasales y sonreí.
-¿Está despierta?.- La escuché preguntar totalmente incrédula.
-Si lo está Camila. Y lo primero que ha hecho al abrir los ojos ha sido preguntar por ti, será mejor que entres ahí.- Respondió la rubia y luego sus pasos de hicieron lejanos, mi mirada se mantuvo expectante sobre al puerta.
-¿Lauren?.- Su voz se entrevistó al verme y le sonreí.
-Hola amor.- Dije justo antes de que ella se apresurase para estar abrazada a mí, hundí mi nariz en su cabello tomando una respiración profunda sin tener suficiente de ella.
-Creí que te perdería.- Sollozó escondida en mi cuello y la apreté un poco más contra mí.
-Me temo que necesitas mucho más que eso para librarte de mí.- Bromeé haciéndola reír deleitándome con aquel agradable sonido- Pero mira nada más.- Murmuré asombrada notando su vientre abultado.
-Ya son cinco.- Anunció mientras yo acariciaba su tripa con algo de nostalgia.
-Y me los he perdido.- Bufé molesta pero ella acarició mi rostro mirándome a los ojos.
-Ya no más.
-Claro que no.- Dije antes de besarla profundamente- ¿Cómo están los niños?.- Pregunté juntando nuestras frentes al separarnos.
-Han preguntado por ti todos los días y en cada momento. Incluso se sentaban aquí para contarte qué tal había estado su día todas las noches.- Sonreí enternecida sin poder aguantar las ganas inmensas que tenía de verlos.